Cine Madrid

Sesión histórica de 15 horas en Filmoteca Española con 'Out 1': “Jamás se ha hecho una película así”

Jean-Pierre Léaud y Bernadette LaFont en un fotograma de 'Out 1' (Jacques Rivette, 1971), que se proyecta este sábado en el Cine Doré.

Guillermo Hormigo

1

En el famoso mito griego de Prometeo, este titán recibe un castigo ejemplar por engañar a los dioses al entregarles la peor parte de los animales sacrificados, mientras los humanos se quedan la mejor, y por otorgar después el fuego a los mortales. Es encadenado a una roca en el Cáucaso y Zeus envía un águila para que devore su hígado. La inmortalidad de Prometeo provoca que el órgano regenere cada noche, y el animal vuelve a por él día tras día.

Aunque es difícil establecer una trama clara y unívoca de Out 1 (1971), en esta mastodóntica película la tragedia Prometeo encadenado tiene una enorme peso. El director francés Jacques Rivette* (1928-2016) articula parte de sus 13 horas de metraje en torno a una compañía teatral que prepara la representación de esta pieza atribuida a Esquilo. Seguramente las razones de esta elección sean otras, pero hay algo de mito desafiante y tortuoso en pasar más de la mitad de un día en una sala ante una única obra. La roca se convierte en la butaca, los grilletes son las ganas de vivir una experiencia inédita en la capital (quizá irrepetible) y el Cáucaso se reduce al Cine Doré de Filmoteca Española, donde esta insólita creación se proyectará el sábado 17 de junio de 10.00 de la mañana hasta alrededor de la 01.00 del ya domingo 18.

Para Carlos Cruz estamos ante “una sesión única”. Acudirá como un espectador más, pero este opositor a la carrera diplomática (el sábado se toma el día libre y no habrá estudio), crítico ocasional en medios como El antepenúltimo mohicano, se ha convertido en todo un divulgador de la obra de Rivette a través de redes sociales.

La programadora de Filmoteca Natalia Marín desgrana los entresijos de esta cita tan insólita en declaraciones a Somos Madrid: “Organizar un evento así ha sido y está siendo un reto enorme a nivel técnico, logístico e institucional. Lo primero que hay que hacer es agradecer su esfuerzo al equipo de sala, al de subtitulado y a todos los trabajadores del Doré”. Será la encargada de presentar Out 1 junto a Pablo López, otro de los comisarios del ciclo Jacques Rivette. En el laberinto de espejos, que la institución acoge desde abril y hasta julio.

“Hemos conversado mucho internamente sobre cómo mostrar la película. En otras ocasiones la tendencia ha sido partirla en dos [el propio Rivette la concibió así en un principio], pero nos hacía ilusión dar la oportunidad al público de verla de una tacada”, explica Marín. La siguiente elección fue si establecer o no descansos y en qué momentos: “Decidimos pensar en el espectador, como hacemos constantemente, y situamos dos pausas de 15.10 a 16.00 y de 19.15 a 20.00”. Aunque avisa de que “en nuestro cine no se puede comer”, prevé “aperitivos furtivos”. Carlos adelanta que su idea es “mantenerse hidratado y no pasar hambre, pero siempre haciendo el menor ruido posible”. Filmoteca trabaja en opciones que puedan hacer más llevadera la jornada para el público, aunque por el momento no pueden concretar estas acciones: “Está claro que necesitaremos gasolina de vez en cuando”.

Pero quienes asistan a la sesión podrán entrar y salir de ella libremente en cualquier momento. No es necesario comprar entradas y el acceso será gratuito: “Si la gente va a ocupar el espacio durante tantas horas qué menos que tener libertad para ello: salir y no volver, irte un tiempo para descansar...”, comenta Marín. La idea es que la proyección, de la mano de su duración y de las peculiares características de la obra exhibida, genere “una comunidad” dentro de la que ya de por sí existe en el Doré y en la cinefilia madrileña. O incluso más allá, porque cree que “vendrá gente desde otros puntos de España”. Carlos cree que esta libertad “va acorde con la propia experiencia del filme”, que retrata entre otras cosas “la colectividad del Mayo del 68 y la soledad que vino después”. Considera además que “la película invita a tomarte un respiro si crees que lo necesitas”.

En este tipo de acontecimientos se genera un vínculo que va más allá de la pantalla, de la sala y de la película en sí

Natalia Marín Programadora de Filmoteca Española

Califica de “desafío” las 15 horas de sesión y avisa que “la primera hora puede echar muchos espectadores de la sala”. Aunque él ya vio la película, fue “en casa y no de una sola tacada”, así que “será como descubrirla por primera vez”. Pese al reto, no va a dejar pasar una oportunidad “excepcional” para adentrarse en una obra “única no solo por su duración. Jamás se ha hecho una película así: los métodos de rodaje o la improvisación, o más bien la forma en la que los actores y actrices crearon sus propios personajes como si se tratase de un juego de rol. Según avanzaba la filmación, el propio Rivette se percató de que las máscaras de los personajes se iban descomponiendo, haciendo imposible disociarlos de los intérpretes”. Carlos remarca “la influencia de algunas tendencias escénicas como el teatro del absurdo”, así como “la oscilación entre los cuerpos”.

Para Marín “en este tipo de acontecimientos se genera un vínculo que va más allá de la pantalla, de la sala y de la película en sí”. Recuerda una proyección de Sátántangó, largometraje del cineasta húngaro Béla Tarr con unas modestas 7 horas y media de duración: “Acudimos unas 30 personas. A la hora de comer se encendieron las luces y no quedábamos más de diez, así que alguien propuesto que nos fuéramos a tomar algo todos juntos. Y eso hicimos”. En esta ocasión, claro, el horario invita “a tomar una cerveza después”.

Un trabajo “arduo” para honrar al director que hizo el cine infinito

Referencia del cine francés desde los cincuenta y una de las firmas más destacadas en Cahiers du Cinéma, Jacques Rivette pronto se alejó del camino emprendido por otros compatriotas coetáneos. La etiqueta Nouvelle Vague se queda lejos de encuadrar con justicia toda su trayectoria (como por otro lado ocurre con la mayoría de cineastas asociados al movimiento, de Jean-Luc Godard a Agnès Varda pasando por un Éric Rohmer que protagoniza un pequeño cameo en Out 1). Quizá no hay nada tan característico de esta corriente en Out 1 como el rostro de Jean-Pierre Léaud, cuya carrera estará para siempre ligada aunque no reducida al personaje de Antonie Doinel, que encarnó por primera vez en Los cuatrocientos golpes (1959).

Con una obra marcada por la experimentación formal, pero especialmente narrativa, la mayoría de las películas de este cineasta bifurcan y ramifican sus historias sin que la duración sea un impedimento. Céline y Julie van en barco (1974) supera las tres horas, La bella mentirosa (1991) roza las cuatro y Out 1: Spectre (1974) es la versión corta de su obra más ambiciosa (realmente una película muy distinta) llegando a los 225 minutos. Los 773 de Out 1, conocida también como Out 1: Noli me tangere (del latín “no me toques”, las palabras que Jesucristo dirige cuando resucita a María Magdalena según la Biblia), son para Natalia Marín “un gesto más de su radicalidad”. Define la película en sí, más allá del minutaje, como “una prolongación de la libertad de Rivette”.

Pese a que estos metrajes podrían espantar a los espectadores, había mucha expectación ante el ciclo, previsto inicialmente para 2020 hasta que la pandemia lo postergó. “Hemos querido esperar a que los aforos volviesen a ser completos para que la mayor cantidad de gente pudiese disfrutarlo”, dice Marín, que admite igualmente la necesidad de esperar a un momento sin tantas incertidumbres económicas: “Había que medir los costes de un ciclo así en derechos y especialmente en subtitulado. Son películas larguísimas que necesitaban un presupuesto acorde, que en la mayoría de casos ocupan la sala toda la jornada. Ya que hacíamos esa inversión qué menos que ponerla al alcance del mayor número de personas posibles”.

Out 1 llega en un momento en el que la retrospectiva “ya está bastante avanzada, para que todo aquel que esté conociendo o reencontrándose con el cine de Rivette pueda adentrarse en esta experiencia”. Pero escoger el momento exacto en el que programar unas películas y otras requiere mucho análisis y discusión. Marín cita el caso de Spectre, con dos pases colocados uno antes (el pasado 8 de junio) y otro después (el próximo sábado 24) del de su hermana mayor. Según cuenta, el equipo llegó a plantearse pasar ambas versiones el mismo día, relegando Spectre a la sala 2 del Doré, “por si a alguien le apetecía ser parte de la experiencia pero no se atrevía con las 13 horas”. La también cineasta y docente asegura que “con este ciclo nos hemos hecho preguntas que no surgen con otros”.

Aunque su final estaba inicialmente previsto en junio, finalmente algunos platos fuertes van a llegar bien entrado el verano. En julio podrán verse cortometrajes de Rivette, La historia de Marie y Julien (2003), El último verano (2009, su película de despedida) o, después de su paso por el Festival de Cannes, la restauración de L'Amour fou (1969), obra muy emparentada (“por oposición”, mantiene Carlos) con Out 1 que rebasa las cuatro horas. Además, a finales de año hay prevista una coda con documentales de Rivette y algunos de sus trabajos como director de fotografía.

El próximo mes también se recuperará Merry-Go-Round (1981), en cuyo primer pase hubo un problema técnico con la copia. No fue un hecho aislado: se produjeron errores en el subtitulado de La bella mentirosa y otras copias como la de París nos pertenece (1961, ópera prima de Rivette) no han presentado las condiciones anunciadas, proyectándose Blu-Rays en lugar de DCPs (Digital Cinema Packages). Esto es, archivos especialmente configurados para servidores de cine que suelen asegurar una mejor calidad de proyección. “Espero que en esta sesión-evento no haya problemas”, confía Carlos.

Marín explica las dificultades que han encontrado en todo el proceso: “El trabajo de gestión de copias ha sido arduo. Al contrario de lo que sucede con otros autores, especialmente franceses, la obra de Rivette no está condensada en una única distribuidora. Hemos tenido que trabajar con muchas, aunque por suerte hemos contado con la colaboración de la Cinemateca Francesa, sobre todo con las copias en 35 milímetros”. Con Out 1 todo está preparado para que no surja contratiempo alguno y la inmaculada copia digital restaurada en 2015 luzca como merece una obra así de colosal, así de titánica.

* Diversas fuentes acreditan también a Suzanne Schiffman como codirectora de Out 1. En otras, incluido el programa de Filmoteca, figura únicamente como coguionista (podría hablarse más bien de coautora del esquema esencial de la película, dado su particular proceso creativo). Natalia Marín relata que continúan investigando el papel exacto que desempeñó: “Somos conscientes de que ese crédito existe”. Schiffman fue una habitual colaborada en guiones de Rivette y otros cineastas como François Truffaut, además de script y asistente de dirección en obras de Truffaut o Godard.

Etiquetas
stats