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Las clásicas papeletas, mesas inteligentes, internet... ¿Cómo votarán nuestros vecinos europeos?

En España se repetirán las colas de ciudadanos ante las urnas (Foto: Wikimedia)

Laura Albor

Entre los días 22 y 25 de mayo, los ciudadanos de las 28 naciones que forman parte de la UE elegirán a sus representantes en el Parlamento Europeo. En España, la vieja imagen del electorado haciendo cola para depositar su papeleta en una urna se volverá a repetir. Pero, un momento, ¿en toda España? No, Barcelona, Córdoba y Valladolid contarán con un sistema de mesas electorales administradas electrónicamente (Mae) que precisamente tiene como objetivo acabar con las esperas y agilizar el proceso de votación.

Lo que permite esta tecnología es identificar al votante en el censo de la mesa mucho más rápido, ya que basta con introducir su DNI o utilizar el código de lectura de carné electrónico para proceder a la votación. Además, el sistema rellena las actas de la mesa de forma casi automática.

“No se está hablando de voto electrónico, se votará igual que siempre, sino de un sistema para facilitar la gestión del proceso electoral”, afirmó el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, durante la rueda de prensa de presentación.

Si quieres conocer a fondo su funcionamiento, puedes hacerlo pulsando aquí.

La implantación de estas mesas es un avance a la hora de agilizar los sistemas de elección. Sin embargo, algunos de nuestros vecinos van muy por delante en lo que respecta a la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos de votación.

De Bélgica a Estonia

El primero en interesarse por ello fue el gobierno belga, que ya en 1989 introdujo un método basado en una tarjeta de banda magnética que se introducía en las urnas electrónicas que computaban legalmente los resultados. En 1994, el país establecía un marco legal para el voto electrónico y ,en 2012, introducía un nuevo sistema desarrollado por la empresa Smartmatic: una urna electrónica con pantalla táctil y con posibilidad de imprimir un comprobante del voto para posibles auditorías de los resultados electrónicos.

Este será el sistema que utilicen el próximo 25 de mayo, no sólo para votar las elecciones europeas, sino también para las regionales y federales que han decidido celebrar en la misma jornada. Además, este sistema será instalado en tres ciudades de Bulgaria (una de ellas la capital, Sofía) de cara a los comicios comunitarios.

Otro de los países que ha dado pasos de gigante en este ámbito es Estonia, que en 2005 fue el primero en implantar el voto a través de internet, lo que allí se denomina 'i-voting'. Desde aquel momento, los estonios han ido adoptando nuevas tecnologías para agilizar el trámite. Así, en 2008, tras modificar la ley electoral, se implantó el voto a través del móvil. Un año después, en las elecciones al Parlamento Europeo, el 9,5% del electorado estonio decidió trasladar su parecer a través de la Red; mientras que en 2011, en los comicios parlamentarios, se decantó por esta opción el 25% de los electores.

En este vídeo (en inglés) puedes ver cómo se desarrolla el proceso, que cuenta entre sus ventajas con la posibilidad de que los electores cambien de opinión las veces que quieran a lo largo de la jornada electoral, contabilizando solo el último voto emitido:

Otros países, como Francia o Noruega, están haciendo ensayos para implantar sistemas de este tipo. Así, el país galo, entre el año 2000 y 2002, llevó a cabo varias pruebas de voto electrónico en paralelo al tradicional y, en 2003, organizó una de las primeras votaciones a través de internet: los franceses residentes en Estados Unidos emplearon este método para renovar el Consejo Superior de los Franceses en el Extranjero.

En 2005, el Ministerio de Interior aprobó el uso de un sistema de voto electrónico basado en pantalla táctil que se utilizó en el referéndum sobre la Constitución Europea. En las presidenciales de 2007, un millón y medio de electores pudieron 'depositar' su papeleta electrónica - eso sí, de forma presencial - con plena validez legal. En 2012, los franceses en el extranjero pudieron votar durante seis días a través de internet para elegir a sus representantes en la Asamblea Nacional. Fueron 127.000 los electores que se decantaron por hacerlo.

Algo similar sucede en Noruega, que también lleva unos cuantos años poniendo a prueba su sistema de voto online. Comenzó a utilizarlo en las elecciones locales de 2011, cuando los habitantes de diez municipios pudieron elegir entre expresar su parecer en papel o hacerlo través de la Red. En 2013, en los comicios parlamentarios, siguieron con los ensayos.

Entre las conclusiones positivas que extraen los gobiernos y otras instituciones sobre la implementación de estas tecnologías, destacan la rapidez en el recuento, el incremento de la accesibilidad para discapacitados o personas con adversidades funcionales, el ahorro de papel, la flexibilidad, la posibilidad de crear una infraestructura permanente para la opinión con voto o el aumento de la eficiencia.

¿Es oro todo lo que reluce?

La utilización de este tipo de sistemas también cuenta con inconvenientes que han hecho que países de nuestro entorno, que trataron de ponerlos en marcha, los hayan tenido que paralizar. Así, según Bernd Beckert, el investigador responsable del proyecto sobre voto electrónico del Panel de Opciones Científicas y Tecnológicas del Parlamento Europeo (STOA), existe un riesgo de fraude y la seguridad se puede ver amenazada por parte de ciberdelincuentes y 'crackers'.

El primer país en dar marcha atrás fue Holanda, que precisamente había sido pionero en su puesta en marcha. De hecho, en 1965, introducía en su legislación electoral un apartado que permitía utilizarlas. Sin embargo, en 2006 se desvelaron fallos de seguridad que hicieron que, dos años después, el Gobierno decidiera volver a los sistemas basados en papel. Ahora este país está desarrollando sistemas de votación por teléfono y nuevas herramientas para emitir el voto a través de internet.

En Alemania se declaró inconstitucional el uso de urnas electrónicas en 2009, después de que se produjesen varios pleitos y se presentasen varias denuncias señalando que el sistema no permitía fiscalizar el proceso electoral a personas sin conocimientos técnicos.

Finlandia es otro de los países que ha suprimido el voto electrónico, al menos de momento. Se debe a que en 2008, cuando pusieron a prueba esta tecnología en tres municipios durante las municipales, la votación tuvo que ser anulada por problemas de usabilidad.

Mientras tanto, Irlanda parece haber sacado el tema de su agenda tanto por los costes económicos como por la satisfacción del electorado con el sistema de votación tradicional. Para llegar a esa conclusión, el país realizó ensayos en 2002, durante las elecciones generales, con los ciudadanos de Dublín Norte, Dublín Oeste y Meta. El votante seleccionaba a los candidatos, según su propio orden de preferencia, pulsando los botones de un tablero electrónico con una pantalla. Dos años después, el gobierno irlandés creó una comisión independiente para evaluar la seguridad y confidencialidad del voto electrónico y concluyó que la integridad del voto no estaba garantizada. Como consecuencia, en 2012, el gobierno decidió deshacerse definitivamente de las 7500 máquinas adquiridas en 2002 por “falta de fiabilidad”.

Reino Unido también alude a problemas de seguridad. Entre 2002 y 2007, el país llevó a cabo más de treinta pruebas con sistemas diferentes y, en 2008, tras analizar los resultados, la Comisión Electoral declaró que la seguridad y las garantías eran insuficientes y decidió enterrar el voto electrónico.

Así las cosas, los sistemas de votación serán muy variados el próximo 25 de mayo. Desde apretar un botón a depositar la clásica papeleta con el nombre de tus candidatos, todos servirán para lo mismo: decidir la composición del Parlamento Europeo de aquí a 2019.

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