El que habla es Greg Weaver, manager en Westinghouse, uno de los fabricantes mundiales de plantas nucleares más importantes. Greg hace estas declaraciones en un artículo de Cio que pone sobre la mesa las diferencias existentes entre el desarrollo de apps para usuarios y para grandes empresas.
Dos públicos de diferente tamaño y con diferentes necesidades
Comenta Greg que en el caso de Westinghouse el desarrollo de apps para sus clientes no permite demasiados errores. Desde la idea hasta la implementación de las aplicaciones pueden pasar varios meses -incluso dos años-; un bug en el caso de Instagram puede suponer que durante unas horas sus usuarios no pueden subir sus fotos -algo que también podría ser considerado como un desastre-, pero un bug que pueda afectar al funcionamiento de una planta nuclear puede tener consecuencias mucho más graves.
El caso que se recoge en el artículo trata sobre una aplicación para tablets que se encargará de digitalizar por primera vez un proceso nuclear tradicional. Un nuevo sistema que sustituirá procesos basados en 100.000 páginas físicas y que se implementa por partes:
Varios de los pasos anteriores también se dan en el desarrollo de apps para usuarios, pero la gran diferencia está en la meticulosidad y en los tiempos existentes entre fases. En casos como el de Westinghouse la prisa es relativa. “Todo lo que parece que va a costar más en términos monetarios se queda pequeño frente a posibles situaciones no deseadas que puedan darse por no haber realizado suficientes tests”, comentan desde la empresa.
Apps para empresas: ¿menos sexies?
El desarrollo -y el mercado- de apps corporativas puede no parecer tan atractivo o sexy como de las apps de consumo. Facebook, Instagram, WhatsApp, Twitter y muchas otras acaparan la atención de medios y usuarios, como si se tratase de dar a entender que la historia de la movilidad acaba ahí.
Sin embargo, la realidad es muy diferente. Según un estudio de Appcelerator, el 52% de las empresas encuestadas por la compañía tienen la intención de crear dos o más aplicaciones para uso interno, lo que viene a demostrar una creciente necesidad en el sector corporativo.
Estas apps, como explican desde Appcelerator, tienen una serie de características que las alejan de las aplicaciones de consumo. “Las apps suponen reto a la hora de categorizarlas: ¿qué es realmente una app corporativa o empresarial? ¿Es simplemente una app que utiliza una empresa o, por el contrario, son aquellas que reúnen una serie de características como más seguridad, posibilidad de enlazar determinadas bases de datos en el backend, etc?”
El estudio concluye, como no podía ser de otra forma, que el caso es el segundo. Como analizamos en el caso de Westinghouse, algunas apps corporativas cumplen una serie de funciones críticas dentro de la empresa, y cuestiones como la seguridad o privacidad de los datos resultan claves en su funcionamiento.
Este creciente mercado supone también una oportunidad para las empresas y desarrolladores encargados de construir dichas apps. Según un análisis de VisionMobile solo un 15% de los desarrolladores independientes de apps están enfocados al mercado corporativo, por lo que a medida que aumente el número de corporaciones interesadas en este tipo de servicios aumentarán también los proveedores de dichas apps.
Como decíamos al inicio, el desarrollo de apps corporativas puede parecer menos atractivo o sexy, pero las cifras publicadas por diferentes estudios apuntan a que son una necesidad creciente para las empresas y, por lo tanto, una oportunidad para desarrolladores y organizaciones.
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