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Derivart, los artistas que explicaron la crisis con 'El Burbujómetro', cargan ahora contra el circo político

'El Circo Español', uno de los últimos trabajos de este colectivo

Lucía El Asri

Es un juego sencillo. Santander, Zaragoza, Ávila, Granada y otras ciudades españoles aparecen dentro de burbujas en una pantalla. Los nombres se mueven y debes disparar contra ellos hasta que explotan. ¿El resultado? El precio del metro cuadrado – en tiempo real - sobre el que podría haberse construido la vivienda en la que duermes todas las noches. Se trata de 'El Burbujómetro', un juego para explicar de forma entretenida qué es eso de la burbuja inmobiliaria.

¿Te aburres? Tal vez ahora puedes probar 'La Hipotecadora', una calculadora en la que escoges una imagen de perfil, introduces tu salario mensual, los metros cuadrados, la ciudad en que se encuentra y otra serie de datos que, al final, calculan cuándo acabarás de pagar tu vivienda.

Estos son solo algunos de los proyectos del equipo español Derivart, una mezcla de arte, tecnología y finanzas bajo las firmas de Jesús Rodríguez, Mar Canet y Daniel Beunza. Tres expertos de ámbitos completamente diferentes que se reunieron hace diez años, en 2004, para crear una relación que funciona hasta hoy gracias a ese “interés por aprender de los otros”, comentan Rodríguez y Canet a HojaDeRouter.com

Unos sabían mucho de finanzas y economía pero nada de arte. Otros sabían mucho de arte pero nada de finanzas y economía. La solución estaba ahí mismo: compartir conocimiento. ¿Por qué no hacer un proyecto conjunto aprovechando las habilidades de cada uno?

Pedagogía y animaciones para comprender cuestiones complejas

'Bar La Bolsa' fue su primer proyecto. Nació, precisamente, inspirado por un local de Barcelona en el que las bebidas variaban de precio en función de la oferta y la demanda, mostrando esas oscilaciones al cliente en grandes pantallas. El grupo quiso analizar esos cambios a pequeña escala para entender cómo funcionan a nivel general. Así surgió Derivart.

Y qué mejor manera de seguir trabajando que apoyarse en la tecnología. “Se había hablado mucho del mundo del arte y de las finanzas pero desde una perspectiva muy sensacionalista”, explican. Por eso quisieron trabajar en iniciativas lo más objetivas posibles, tirando de cifras oficiales y bases de datos. Desde entonces todo ha sido cuestión de experimentar y de probar las tecnologías que iban surgiendo.

Hace diez años la crisis aún no estaba en nuestras vidas y pocos entendían conceptos tan conocidos hoy como “prima de riesgo” o “interés de la deuda”. En un momento en el que el sector financiero estaba tan olvidado, había que explicarlo.

Así que sus proyectos se convirtieron en herramientas pedagógicas y de enseñanza. Cuando comenzaron su andadura en España, muchos pensaban que el arte podía transmitir conocimiento pero no al 100%. “Sin embargo, en Europa ya se trabajaba sobre ello y creíamos que el arte podía ser utilizado como un lenguaje para explicar a la gente cosas difíciles de entender” con las habituales páginas de periódico llenas de números y datos. “Había que humanizar esos números”, especialmente en un momento en el que la gente se hipotecaba para más de 40 años sin plantearse, por ejemplo, a qué edad acabarían de pagar la hipoteca.

“Cuando mostrábamos esa compleja información a través de animaciones y juegos, cualquiera comprendía en cinco minutos de qué iba la historia. Todo es cuestión de visualización, sobre todo”, comentan.

Tal vez el mejor ejemplo sea ‘Game Broker’, un juego que nace en 2009 - en colaboración con David Pello -, cuando la crisis ya había llegado a España y “cuando era absurdo explicarle a la gente qué era una crisis porque lo estaban viviendo en su propia piel”, nos cuentan. Lo que sí podían hacer era explicar que una crisis es algo cíclico que tiene lugar cada diez años. ¿Cómo? Utilizando una Game Boy.

Así programaron varios juegos sobre las recesiones de los 80, los 90 y la burbuja de las 'puntocom'. La intención era que, a través de ellas, los jugadores – que se convertían en agentes financieros - se dieran cuenta de que había cosas que realmente guardaban relación entre las crisis pasadas y la actual. Lo hacían respondiendo a preguntas para las que solo había dos posibles soluciones: verdadero o falso.

“El usuario aprendía con cada respuesta precisamente por la sencillez de los juegos”. Pero en algunos casos ese aprendizaje no tenía lugar hasta un tiempo después de haber jugado. “Nos ocurrió en alguna ocasión que las personas, después de un rato, nos preguntaban cuál era el objetivo de aquel juego y, cuando se lo explicábamos, llegaban a comprender la problemática a la que se enfrentaban”.

Anticiparte a lo que está por venir

Siempre han intentado que sus trabajos se convirtieran (casi) en oráculos capaces de predecir el futuro más cercano. “Entre 2003 y 2004 gestamos 'El burbujómetro' y la burbuja inmobiliaria explotó en 2007”, explican.

Así, su proyecto se convirtió en una forma de hacer crítica contra el sistema, contra las políticas preestablecidas y contra los políticos corruptos. De ahí a crear ‘El corruptómetro’, un proyecto aún en desarrollo que tiene el objetivo mostrar a la ciudadanía el grado de corrupción que hay a su alrededor.

Su crítica se hizo fuerte especialmente en 2006 cuando, después de exponer algunas de sus obras – referentes a Wall Street y a cuestiones de macroeconomía – se dieron cuenta de que la gente no llegaba a comprenderlas del todo porque no las sentía de forma directa. Ahí es cuando el grupo entendió que debía centrarse en la economía local, en “los problemas que realmente afectaban al ciudadano español”.

Y, cómo no, criticaron a la SGAE con ‘El Inspector’ y ‘El Manager’‘El Inspector’‘El Manager’, dos proyectos pensados para reflexionar sobre los modelos de gestión de los derechos de autor. El primero utilizaba la web del repertorio de la propia SGAE como portal de descargas, y el segundo era un instrumento que ayudaba a identificar cuándo una canción – la que cualquier usuario tuviera en su ordenador - estaba registrada en la web de la sociedad de autores para ir con cautela o, al menos, tenerlo en cuenta.

España es un circo

Hace poco presentaron uno de sus últimos proyectos, ‘El circo español’. En este caso, dejan a un lado la tecnología para coger papel y lápiz y, de la mano de Jesús Rodríguez, retratar a varios personajes del mundo de la política a modo de reproche, para denunciar la transformación de lo público en espectáculo y corrupción.

La mejor forma de demostrarlo era transformar a esos políticos en personajes de circo. “Buscábamos el que mejor se adaptaba a cada uno de ellos y lo representábamos con la intención de crear curiosidad en quienes veían los dibujos, para tratar de que se interesaran más por la historia que había detrás de cada uno de ellos”.

Actualmente trabajan en un nuevo proyecto, ‘Ecosistemas Financieros’, - realizado conjuntamente con Josep Perelló -, con el que pretenden enseñar al público español qué es eso de la “economía fundamentada en el mundo de los mercados de valor”. Para ello fusionarán el ámbito científico, tecnológico y creativo e intentarán proponer que los mercados sean más transparentes desde planteamientos totalmente realistas. De momento buscan financiación y un espacio en el que mostrar la nueva iniciativa.

Los componentes de este equipo han sido criticados por algunas de sus ideas. Algunas veces sabían incluso de antemano que lo que estaban planteando podría traerles serios problemas – como en el caso de su proyecto sobre la SGAE -, pero continuaron trabajando porque Derivart surge como una necesidad, para cumplir una misión social, y no para obtener beneficio económico. Aunque les guste hablar de economía, el dinero no es lo más importante.

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Las fotos utilizadas para este artículo son propiedad de Derivart Colectivo, Jesús Rodríguez y Thomas Barrera

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