ENTREVISTA Patricia Gómez, consellera de Salud del Govern balear

Patricia Gómez, consellera de Salud de Balears: “No ha dejado de venir un solo médico por la exigencia del catalán”

Angy Galvín

Mallorca —

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Patricia Gómez (Toulouse, 1965) asumió las riendas de la Conselleria de Salud balear en 2015, con la primera legislatura de la socialista Francina Armengol. Esta diplomada en Enfermería por la Universitat de les Illes Balears ejerció varios años como enfermera en la Atención Primaria de Mallorca antes de convertirse en la máxima responsable de Salud en el archipiélago, un territorio que sufre un marcado déficit de personal sanitario -una de las causas que destacan habitualmente los sindicatos es el elevado precio de la vivienda-. “Están viniendo profesionales continuamente de otras áreas de nuestra geografía o incluso del extranjero”, sostiene Gómez, quien confía en la capacidad del sistema para atraer a médicos y enfermeros.

Durante estas dos últimas legislaturas, una de las principales batallas de Gómez, además de reducir las listas de espera, ha sido la introducción del requisito del catalán para conseguir una plaza en la sanidad pública balear, con idas y venidas en los tribunales, y con la oposición de varios sindicatos médicos. Si bien Gómez aclara que están eximidas las categorías profesionales clasificadas como “deficitarias”, porque “cuando no tienes personal prima la asistencia por encima de cualquier otra cosa”. “No preferimos que hablen catalán a no tener gente aquí. Esto es totalmente falso”, afirma de manera rotunda.

Me gustaría preguntarle, en primer lugar, por las declaraciones que hizo usted la semana pasada, en las que reconocía que las urgencias de los centros sanitarios de Baleares tienen mucha presión a raíz del aumento de pacientes por el verano y de los ingresos por COVID. También el portavoz del Govern, Iago Negueruela, ha reconocido que la pandemia ha afectado negativamente a las listas de espera, aunque ha dejado claro que nunca se ha dejado de atender a nadie por este incremento de la presión sanitaria. ¿Cuál es el estado actual de las listas de espera en las islas y qué medidas está adoptando el Govern?

Tenemos un proyecto diseñado desde el año 2015 en el que pensamos que aplicar políticas progresistas significa hacer más accesible la sanidad para todos. Antes, las listas de espera, no solamente la cantidad de personas en las listas, sino la demora que se tarda en atender una consulta o una intervención quirúrgica, habían aumentado de manera notable. En la pasada legislatura pudimos bajar esos tiempos y poner en marcha el Decreto de garantía de demora, que también se había derogado en la legislatura anterior. Estamos en una situación, si no óptima, muy mejorada. La pandemia afecta, inevitablemente, porque se han tenido que suspender programaciones quirúrgicas, sobre todo por las UCI, para poder tener pacientes en reanimación. Y aunque ahora no queramos oír hablar de la pandemia, también nos afecta porque estamos en un momento en el que hay bastante gente joven afectada y, entre ellos, sanitarios. El sanitario tiene que estar entre cinco y siete días, si no tiene síntomas, en casa sin ir a trabajar. Esto hace que nuestro sistema sanitario no tenga los efectivos habituales y que se tengan que suplir. En los primeros cinco meses del año empezamos con un plan de choque, incrementando la actividad extraordinaria de nuestros propios profesionales, para que puedan hacer más actividad en horario de tarde. Esta medida está valorada en unos 18 millones de euros.

También contamos siempre con las [clínicas] privadas concertadas sin ánimo de lucro, como San Juan de Dios y Cruz Roja, que siempre nos ayudan. Por último, aprobamos el acuerdo marco que tenemos con las [clínicas] privadas, que se utiliza en función de las necesidades de cada momento. Es un paquete de medidas de unos 27 millones para dos años. Solamente este año vamos a hacer una inversión, unos 30 millones de euros, para rebajar las listas de espera. En los cinco primeros meses del año se han reducido las demoras, o sea, el tiempo de espera, tanto para la intervención quirúrgica como para las consultas. Pero ya dijimos que necesitaríamos unos dos años para poder volver a los niveles de 2019, siempre y cuando la pandemia también nos deje respirar.

En relación precisamente a esta colaboración público-privada, entiendo que sería como una especie de último recurso. Es decir, cuando no se le puede atender al paciente en la pública, se le deriva a la privada.

Hay otro proyecto que pusimos en marcha para las listas de espera y es fundamental: una admisión centralizada en el servicio de salud. Es decir, cada hospital, cada servicio, lleva su propia lista de espera en función de los pacientes que van entrando y los que van pudiendo resolver. El hospital hace un control sobre sobre ese servicio. Son los servicios tanto de consultas como de pruebas diagnósticas, como el de intervenciones quirúrgicas. Pero, además de esto, para poder tomar medidas de manera centralizada, se creó esa oficina de admisión centralizada en el servicio de salud. Esta revisa, servicio de servicio, en cada hospital, cómo va. Cuando pasa de unas determinadas cantidades [las listas de espera] que ya vemos que no se pueden resolver con los recursos que tenemos en el sistema público, es cuando se deriva a la privada [al paciente] en función de la especialidad. Por ejemplo, las consultas de dermatología, donde suele haber bastante demora. Se oferta a la privada tantas consultas de dermatología para poder sacar a esas personas que llevan normalmente más de dos meses en lista de espera.

También comentó usted la semana pasada que muchas veces los médicos están de baja por COVID, no sé si tienen ustedes una estimación de cuántos médicos pueden estar de baja por COVID actualmente en la sanidad pública balear. Y, claro, cómo se cubren esos puestos una vez se notifican.

Siempre puede haber bajas. La dificultad está en las sustituciones en aquellas categorías en las que no es fácil encontrar sustitutos. Cuando me incorporé como consellera, a los médicos de familia se les hacía, en la anterior legislatura, contratos de lunes a viernes, para no pagarles los fines de semana, y los médicos accedían porque había más médicos que posibilidades de trabajo. Entonces aceptaban cualquier situación. En estos momentos la situación es totalmente la inversa. Es decir, tenemos una serie de puestos vacantes y no hay especialistas suficientes que salgan cada año de todas las promociones para poder cubrir esos esos puestos, por ejemplo, de médico de familia. Aunque tenemos profesionales que prefieren los contratos de sustitución. Socialmente ha habido cambios. Hace unos años, tener una plaza fija en el sistema era una de las prioridades de casi cualquier profesional.

Ahora mismo, yo creo que está cambiando bastante y el profesional prefiere tener la posibilidad de moverse. Muchas veces, quedarse fijos no entra dentro de las prioridades de los jóvenes cuando acceden al mercado laboral. Esto hace que muchas veces sea difícil la sustitución, al no disponer de los profesionales suficientes. Han acabado este año 23 residentes de familia: 21 se han quedado en Balears, a pesar de ser de fuera, solamente dos se han marchado. Esto es muy poco frecuente en la mayoría de las comunidades autónomas. Nos demuestra que tenemos un sistema lo suficientemente atractivo para que ellos se queden. Pero también es verdad que, en el caso de los médicos de familia, no todos se quedan en los centros de salud, algunos se van a urgencias hospitalarias o al 061, donde también nos hacen falta. En Atención Primaria hemos llegado a un acuerdo con los sindicatos y hemos incrementado el precio del módulo de actividad extraordinaria. De tal manera, si un profesional llama porque esta tarde no se puede incorporar, un compañero de los que han trabajado por la mañana se pueda quedar por la tarde, pero cobrando un complemento que hemos incrementado un 50%.

Hace unos años, tener una plaza fija en el sistema de salud era una de las prioridades de casi cualquier profesional. Ahora mismo, está cambiando bastante y el profesional prefiere tener la posibilidad de moverse

¿Esperan que la Facultad de Medicina de la Universitat de les Illes Balears pueda servir como una cantera de futuros médicos en las islas, que podamos retener todo ese talento que estamos formando?

Tenemos curiosidad por ver el próximo examen MIR, que se hará en enero, de los 60 que han acabado en nuestra facultad, a ver cuántos pueden incorporarse aquí. Depende de muchísimas cosas, muchas veces no de su voluntad. A lo mejor ellos estarían encantados de escoger medicina de familia en Balears, pero cuando les toca escoger, a lo mejor ya están cubiertas las plazas, por ejemplo. Hay una parte de voluntad y hay otra parte de posibilidad. Tenemos que ver. Sí que es cierto que bastantes de los que son de fuera han manifestado que si pueden escoger plaza en Balears, la escogerán.

Más de 400 médicos de familia, aproximadamente un 85% de los médicos de Atención Primaria de Mallorca, han suscrito una carta dirigida a su Conselleria exigiendo una reestructuración de la Atención Primaria. Denuncian, entre otros asuntos, la falta de personal sustituto y piden, por ejemplo, establecer un máximo de 25 consultas por jornada. ¿Cree realmente que existe esta falta de personal sanitario, que existe una saturación y que deberíamos poder limitar las consultas de los médicos?

¿Qué hacemos con la [consulta] 26? Tenemos un sistema sanitario abierto y accesible y atendemos a todo el mundo de una forma u otra. Es mucho más efectivo y, sobre todo, eficiente y equitativo, el que te pueda atender tu profesional de referencia, que no el tener que acudir a urgencias. Si acudes a urgencias te van a atender, pero lo ideal es que los profesionales que te conocen de tu centro de salud sean los que te atiendan. En relación a la carta, nosotros hemos trabajado de manera coordinada con el Ministerio en el Plan Estratégico de Atención Primaria, que marca unas grandes líneas. Yo creo que, por primera vez en este país, nos hemos puesto de acuerdo todas las comunidades autónomas, con un liderazgo muy claro del Ministerio, para definir este plan estratégico, que a su vez ha derivado en tener que hacer un plan de acción en cada una de las comunidades autónomas. Nosotros lo hicimos, fuimos la primera comunidad autónoma en entregarlo y en ese plan de acción se establecen casi la totalidad de las propuestas que manifiestan los médicos de familia. Yo vengo de Atención Primaria y gran parte de mi equipo directivo también son profesionales de Atención Primaria. La conocemos bien, sabemos bien lo que se espera de ella. Llevamos dando muestras desde el 2015 de una mayor inversión, de tener un número de profesionales muchísimo más alto, de tener derechos laborales reconocidos que no estaban en la anterior legislatura, de pagar la carrera profesional, por ejemplo, al 100%, aunque no todo el mundo tenga actualizado el nivel que le que le corresponde.

Como gobierno progresista que somos, estamos demostrando el compromiso firme de inversión y de fortalecimiento del sistema sanitario público. Ha venido una pandemia que nos ha demostrado, además, que necesitamos más profesionales. Nos hemos podido quedar con todas las enfermeras, por ejemplo, que habíamos contratado para refuerzo en Atención Primaria desde 2015. Hemos aumentado la plantilla en 900 personas más, de las cuales más de 800 son personal sanitario de las diferentes categorías. Además, en la convocatoria de los dos últimos años, hemos incrementado a 50 las plazas de medicina de familia, y estas tardan cuatro años en formarse. Todas las medidas que se han podido poner en marcha se están poniendo, de una forma o de otra. Coincido plenamente con las propuestas que realizan los médicos y así está reflejado también en nuestros documentos de priorización, porque los hacemos de la mano de los profesionales y los sindicatos. Lo que sucede es que no tenemos todas las soluciones y todas las posibilidades a día de hoy, no por falta de inversión, sino muchas veces por otros muchos motivos que vienen de decisiones anteriores. Esa es una de mis grandes preocupaciones: que las decisiones en salud puedan ser mantenidas a lo largo del tiempo y evitar que con una resolución [de un conseller de Salud] se pueda sacar a la calle a 26.000 personas, por ejemplo, retirándoles la tarjeta sanitaria. O eliminando la mitad de los residentes en formación que luego, cuatro años después, tiene serias consecuencias.

Es importante trabajar también las leyes de cohesión y equidad y seguir apostando por la atención primaria. Hemos ido incrementando la inversión y el número de profesionales, mejoras en tecnología, en proyectos... para resultar más atractivos a los profesionales de fuera y que vengan. Estamos estudiando punto por punto la carta para poder dar una respuesta lo antes posible. Pero yo creo que las medidas que son posibilistas están en marcha y estamos totalmente abiertos a flexibilizar situaciones. Ahora bien, ¿podemos decir solamente 25 consultas? ¿y qué hacemos con el resto de personas que necesitan acceder en un momento aún de pandemia?. Ahí es donde está la dificultad.

Una de las recientes medidas del Govern es la incorporación, en Can Misses (Eivissa), de una nueva oncóloga. Además, se han reactivado las consultas presenciales en Formentera, que estuvieron durante unos meses teniéndose que hacer por videollamada. ¿Cree usted que la situación de las islas menores es peor en relación a Mallorca?

Los indicadores no lo muestran. Por ejemplo, los mejores resultados en indicadores de salud de los centros de Balears están en Eivissa. A veces hay otro tipo de intereses que pretenden denostar la sanidad pública. Vemos cómo se han ido incorporando profesionales al área de salud de Eivissa y Formentera. No es cierto que no vengan. Están viniendo profesionales continuamente de otras áreas de nuestra geografía o incluso del extranjero para cubrir puestos. La situación de Oncología no está resuelta al 100% como a nosotros nos gustaría, pero a nivel de asistencia sanitaria está totalmente resuelta porque además de la oncóloga que se trasladó de Son Llàtzer (Mallorca) a Can Misses, los dos que acabaron la residencia de Oncología en Son Espases (Mallorca), que han sido contratados, tienen el compromiso de ir a Eivissa y Formentera para que siempre sean los mismos médicos los que se desplazan.

Están viniendo profesionales continuamente de otras áreas de nuestra geografía o incluso del extranjero para cubrir puestos

Hace poco se ha jubilado nuestra querida doctora Merino, jefa de servicio del Hospital de Can Misses de la UCI. Cuidados Intensivos no es un sitio fácil de cubrir por las múltiples necesidades que hay en todo el país. Y se acaba de incorporar para sustituir la plaza vacante una médico del hospital de Alicante. Hay un oftalmólogo más que hace unos años, hay un radiólogo más, cinco médicos en urgencias más... Se siguen incrementando las plantillas. Están viniendo los profesionales. Estamos en un sistema nacional de salud donde la movilidad existe, ha existido y existirá siempre. Nos corresponde ser lo más atractivos posibles en un contexto sobre todo deficitario de médicos.

¿Cree usted que el precio de la vivienda es un hándicap para atraer a profesionales sanitarios a nuestras islas?

Depende del profesional y de su nómina. Ahora mismo lo que más nos puede hacer falta son algunas especialidades médicas. [El precio de la vivienda] puede influir. En las islas de Menorca, Eivissa y Formentera, puede venir gente joven que ha acabado el MIR y están encantados de desplazarse y conocer otras tierras. El resto de la gente que viene tiene un proyecto de vida: vienen con familia y porque les gustan nuestras islas. La vivienda en Eivissa no es fácil y en Formentera mucho menos. Por eso tenemos a disposición ya 39 habitaciones disponibles para los profesionales, para que por lo menos los primeros meses no tengan este hándicap, que puedan venir y que puedan luego ver de qué manera resolver el tema de la vivienda. Somos probablemente la única comunidad autónoma que ofrece esa posibilidad de vivienda, teniendo en cuenta la situación especial que tiene la isla de Eivissa, sobre todo.

También otro de los argumentos que se usa, sobre todo en ciertos sectores de la prensa, es el famoso requisito del catalán. Se dice que hay médicos que no vienen porque se les exige el título de catalán y otros que se han marchado porque no quieren sacárselo. ¿Podría explicarme exactamente cuál es el requisito del catalán par acceder como sanitario en la salud pública?

No ha dejado de venir un solo médico por exigencia del catalán. Ni se ha marchado uno solo por la exigencia catalán. Soy así de tajante. Y si alguien quisiera desmentirlo, supongo que después del tiempo que llevo diciéndolo, ya se habría hecho. La ley de normalización lingüística se hace sobre todo para que los usuarios puedan ejercer su derecho a hablar en el idioma en el que mejor se expresan en un momento de vulnerabilidad, como es cuando le falta a alguien la salud. Hay que respetar que las personas puedan hablar en el idioma en el que mejor se expresan. La propia ley establece una exención del catalán para aquellas categorías [de sanitarios] que son deficitarias y está pasando en muchos otros ámbitos, que no voy a nombrar para no dar ideas, pero está pasando en otros ámbitos, en el propio Govern balear. A veces a algún tipo de prensa, probablemente intencionada, está intentando poner barreras, y no es real. La gente lo pregunta, a ver si es necesario para venir, porque algo les suena de tanto que se ha comentado. El requisito que se pide a los médicos y enfermeros es un título B1 de catalán. No es un nivel avanzado de catalán, no se exige para venir en estos momentos porque son categorías deficitarias y cuando no tienes [personal] prima la asistencia por encima de cualquier otra cosa. A diferencia de lo que se comenta o se ha comentado en algún medio, no preferimos que hablen catalán a no tener gente aquí. Esto es totalmente falso. Los médicos están viniendo y se están incorporando personas extranjeras también a nuestro sistema sanitario y evidentemente ellos mismos son los primeros que se dan cuenta de que necesitan tener un conocimiento básico del idioma en el que se expresa gran parte de la población. Tengo muchos compañeros que son de fuera y que lo han aprendido porque entienden que es necesario para poderse comunicar bien con el paciente. No es un problema, no es un impedimento. Los idiomas nos sirven para entendernos mejor y son una riqueza cultural. Nunca ha sido una traba porque no se les exige, ya digo a nadie, siempre y cuando sea una categoría deficitaria.

No preferimos que los médicos hablen catalán a no tener gente aquí. Esto es totalmente falso

¿Cree usted que es preocupante el avance del coronavirus en las islas?

El pico parece que lo dejamos atrás hace unos quince días aproximadamente. Estamos en un crecimiento más lento o incluso en meseta. Parece que estamos en un momento de más estabilidad a nivel hospitalario, tenemos menos ingresos también. Esto en un periodo en el que se aumenta mucho la movilidad, los intercambios y las concentraciones, por lo que se tiene que tomar con mucha prudencia. Hay situaciones que favorecen las aglomeraciones, como Sant Joan, y eso puede producir un mayor número de contagios. Los datos van creciendo de manera más lenta, incluso decreciendo. Ojalá sigamos así. Mientras tanto, nos queda recordar a la población cuáles son las medidas de protección individual, que todo el mundo conoce ya.

¿Qué le diría usted a una persona que todavía tiene pendiente ponerse la tercera dosis?

Que se la ponga inmediatamente. No dejo de decirlo. Hay una falsa creencia, sobre todo entre la gente joven, de que ya me he puesto dos dosis y es suficiente. Los síntomas son más leves en aquellas personas que se han puesto las tres dosis y eso es una realidad. El virus va cambiando y las variantes y subvariantes siguen apareciendo y tenemos que frenar ese contagio y la virulencia del virus. Y, para ello, la mejor arma hasta la fecha es la vacuna. A mucha gente que se contagió en enero o febrero, cuando teníamos 5.000 contagios diarios, les tocaba ponerse la tercera dosis y no se la pusieron. Ahora conviene que se la pongan.

Hay una falsa creencia, sobre todo entre la gente joven, de que ya me he puesto dos dosis y es suficiente. Los síntomas son más leves en aquellas personas que se han puesto las tres dosis y eso es una realidad

Por último, me gustaría preguntarle por las elecciones autonómicas que tenemos el año que viene. ¿Cree que será posible reeditar el pacto de izquierdas en Balears?

No me cabe ninguna duda. Yo espero que sí, sobre todo porque la mirada social de un gobierno progresista no tiene nada que ver con la mirada de un gobierno de derechas. Los derechos, en este caso de la salud, pero también podría decir de la educación o de los servicios sociales, son siempre una prioridad para un gobierno progresista y dejan de serlo para los gobiernos de derechas. Cuando tú ves que con una resolución tuya, tomando una decisión, puedes perjudicar la salud de los ciudadanos de manera global o de manera individual... Es muy fácil volver atrás. Es muy fácil echar a 1.400 personas [del sistema sanitario], como ha sucedido en esta comunidad autónoma, o dejar de invertir un 25% del presupuesto, en lugar de incrementarlo. Si tú inviertes menos en salud, evidentemente esto tiene consecuencias al final sobre la salud de las personas. Es muy fácil tomar esas decisiones y luego es muy difícil revertirlas. Por ejemplo, lo decíamos con los médicos en formación: si tú normalmente tienes 100 médicos que se forman y un conseller decide en lugar de 100, sacar 50... Estos 50 tardan cuatro años en formarse y, hasta que tú puedes volver a tomar la decisión de incrementar el número de plazas, pasan ocho años. Son esas decisiones las que creo y espero que la población valore en cuanto a nuestra gestión. Siempre nos preocuparán las personas, que están en el centro de nuestras políticas.