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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El dirigente histórico del PP balear involucrado en orgías y sobornos: “Me montaron una trama judicial corrupta”

José María Rodríguez, a su llegada a la Audiencia Provincial de Balears en junio de 2017 para ser juzgado por el caso Over, en el que fue condenado a tres años y medio de prisión

Esther Ballesteros

Mallorca —

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José María Rodríguez, figura sempiterna de la política balear, exdirigente histórico del PP, condenado por la financiación irregular del partido y 'factótum' de Jaume Matas, con quien compartió banquillo en medio del reguero de casos de corrupción que durante más de una década asolaron a la formación en las Islas, se ha defendido este viernes de las acusaciones que se vertieron contra él en el conocido como caso Cursach, en el que se le llegó a considerar el “artífice en la sombra” de una red político-policial urdida para proteger los intereses del magnate de la noche Bartolomé Cursach. En el marco de aquellas pesquisas, una testigo lo situó en bacanales supuestamente costeadas por el conocido empresario del ocio nocturno y un exmilitante del PP lo implicó en el presunto cobro de parte de un soborno millonario a cambio del amaño de un concurso público. La existencia de tales hechos nunca llegó a ser probada.

“Me montaron una trama judicial corrupta”, ha espetado Rodríguez, quien ha declarado en calidad de testigo en el juicio que durante estos meses celebra el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJIB) contra el exjuez Manuel Penalva, el exfiscal Miguel Ángel Subirán y cuatro policías nacionales, encargados durante cerca de tres años de instruir el caso Cursach y juzgados en la actualidad a raíz de las supuestas irregularidades que, según la Fiscalía Anticorrupción, habrían cometido para apuntalar sus acusaciones acerca de un supuesto entramado mafioso dirigido a proteger los intereses de Cursach, considerado rey de la noche mallorquina.  

Los antiguos investigadores del caso Cursach llegaron a acusar a Rodríguez de haberse erigido en el “artífice en la sombra” de un “organigrama corrupto” urdido para salvaguardar los intereses del empresario, sexo, mordidas y droga a cambio. Una testigo –en la actualidad investigada por un presunto delito de falso testimonio– lo había situado en fiestas supuestamente pagadas por el magnate en un burdel del que aseguraba ser la madame. Tras copar durante meses la actualidad balear y nacional, las investigaciones fueron finalmente echadas por tierra y quedaron definitivamente archivadas ante la inexistencia de indicios de que los hechos se hubieran producido.

Asimismo, los investigadores implicaron a Rodríguez en el cobro de parte de una comisión de un millón y medio de euros que un testigo protegido aseguró que había cobrado tanto el exalto cargo popular como su delfín político, el exconcejal y exdiputado del PP Álvaro Gijón, a cambio de alterar la adjudicación del servicio de regulación del aparcamiento (ORA) de Palma. Estas pesquisas también acabaron archivadas.

Sobre esas investigaciones, el exdirigente conservador, quien, entre otros cargos, fue presidente del PP de Palma, secretario general del partido, conseller de Interior, delegado del Gobierno y senador, ha manifestado que no recibió “ninguna cantidad” y que si tuvo conocimiento de que se le acusaba del soborno fue por las noticias publicadas por la prensa, dado que, ha asegurado, “no sabía nada de ese concurso”. En este sentido, ha recriminado que los juristas hoy acusados “no investigaran” tales acusaciones, aseverando que de haberlo hecho “verían que todo era falso”. “Lo único que hicieron en esa causa, que era secreta, fue filtrar titulares a la prensa. Nunca fui llamado a declarar. Nadie ha querido investigar si aquello era verdad o mentira y ese Juzgado era propicio a filtrar noticias, estuvieran verificadas o no”, ha añadido.

“Obedecían a pies juntillas a una trama política”

Rodríguez ha incidido en que “nunca ni de la Policía ni del Juzgado” le llamaron y tampoco se registró su casa, pese a que en los medios de comunicación se sucedía una “concatenación de noticias” en su contra. Al ser preguntado sobre si él mismo filtraba tales informaciones, el expolítico ha espetado: “¿Cree que voy a filtrar que estaba en una orgía o que consumía drogas? Se me consideró artífice de una trama corrupta, eso está en un auto. Pero la noticia que me preocupó fue la del día siguiente, la que decía que había estado en un burdel y que Cursach me había pagado una fiesta de 30.000 euros con drogas. Pero aquello no se investigó”. 

“Si les queda algo de decencia [respecto a los antiguos investigadores, es decir, Penalva, Subirán y los cuatro policías nacionales], me gustaría que dijeran quién es el artífice de esta trama judicial corrupta que me montaron. Obedecían a pies juntillas a una trama política”, ha sentenciado.

Cabe recordar que Rodríguez se encuentra en tercer grado tras ser condenado a tres años y medio de cárcel por el conocido como caso Over Marketing, empresa que, como confirmó el Tribunal Supremo en julio del año pasado, financió con dinero negro parte de la campaña electoral de la formación en 2003. En el marco de esta causa también fue condenado el Partido Popular en Balears por financiarse de manera irregular con más de 9.000 euros mientras que el expresidente del Govern Jaume Matas aceptó pagar 18.000 euros a cambio de reconocer los delitos de fraude a la administración, malversación de caudales públicos y prevaricación que cometió. 

Forzado a dimitir por Génova

A pesar de la presión ejercida por sus propios compañeros y de que ingente documentación y varias confesiones situaron a Rodríguez en el epicentro del manejo de fondos opacos al fisco, acusaciones que siempre ha negado, durante varios años se blindó cual estafermo al frente del partido y desafió inflexible el código ético impulsado por el expresidente balear del PP José Ramón Bauzá. “La política debe ir por la vía política y la Justicia, por la de la Justicia”, proclamaba el barón 'popular'. No fue sino hasta 2016 cuando Génova forzó finalmente su marcha: su nombre acababa de salir en el sumario del caso Cursach.

Del mismo modo, el exalto cargo del PP se vio años antes salpicado por el caso Andratx, erigido en paradigma de los desmanes urbanísticos en las islas. En la mañana del 27 de noviembre de 2006, cuando en medio de la vorágine inmobiliaria estaba a punto de estallar el que constituiría el primer golpe contra la corrupción bajo el mandato de Matas, Rodríguez telefoneó al entonces alcalde del municipio mallorquín y exguardia civil, Eugenio Hidalgo (PP), para darle un 'chivatazo': iba a ser detenido por irregularidades urbanísticas, como así acabó ocurriendo apenas unas horas después.

Rodríguez, quien nunca fue encausado en el caso Andratx, negó tajante haber avisado al alcalde de su arresto, jurando “con la Biblia en la mano” que no conocía de antemano lo que iba a suceder, como apuntó durante su intervención por estos hechos en la Cámara autonómica. El entonces secretario general del PP persistió en su desconocimiento y, preguntado públicamente acerca de los pormenores que rodearon a la llamada, manifestó que durante la conversación con el primer edil 'andritxol' se había limitado a manifestar: “Hoy es lunes y estoy en mi despacho”, una frase que lo perseguiría el resto de su trayectoria política.

Una de las últimas veces que el nombre de Rodríguez apareció en prensa fue el pasado mes de marzo, cuando se filtró una fotografía en la que aparecía en un almuerzo junto a la actual presidenta del Govern balear (PP), Marga Prohens, entonces candidata al cargo. El PP nacional reprobó la presencia de la líder popular en esa comida.

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