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La mansión “dinástica” por la que Manuel March, nieto del 'banquero de Franco', se juega 2,4 millones de euros

Imagen exterior de la mansión de Son Galcerán, ubicada en el municipio mallorquín de Valldemossa

Nicolás Ribas

Eivissa —

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La mansión de Son Galcerán, situada en Valldemossa –uno de los pueblos con más encanto de Mallorca–, era, hasta no hace mucho, propiedad de Manuel March Cencillo, uno de los nietos de Joan March Ordinas, quien financió el golpe de Estado contra la Segunda República que condujo a la Guerra Civil española. La finca se encuentra en medio de una disputa judicial por la que una empresa exige a Manuel March 2,4 millones de euros más una indemnización de 300.000 por una operación de compraventa fallida. El juicio, que se celebró el 1 de abril en los Juzgados de Primera Instancia de Madrid, ha quedado visto para sentencia y su resultado se conocerá en las próximas semanas.

Los March son una familia muy poderosa de Mallorca. En el capítulo empresarial, Joan March destacó por haber fundado la Banca March así como la naviera Trasmediterránea. En el episodio político, fundó el Partido Liberal Disidente –una escisión del Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta– en alianza con Abel Matutes Torres, fundador de la banca Abel Matutes. De hecho, los Matutes son, a imagen y semejanza de los March, la familia con más poder político y económico de Eivissa desde inicios del siglo XX.

La versión de la empresa demandante

El juicio en el que se ha visto envuelto Manuel March se inició tras una demanda de la empresa Son Galcerán SL, que solicita la devolución de 2,4 millones de euros relacionados con la operación de compraventa, además de una indemnización de 300.000 euros. Según la versión de la empresa demandante, ambas partes habían pactado la venta de la propiedad por 8 millones de euros. La empresa compradora, además, pagó 400.000 euros en concepto de arras, según su versión.

La mercantil afirma que, después de haberse formalizado el contrato de compraventa, se pagaron otros dos millones de euros. Es decir, 2,4 millones de euros en total, que son los que reclaman a Manuel March. Aseguran también que en febrero de 2022 se iba a realizar la firma de la escritura pública ante notario con el pago de la cantidad restante.

Según la versión de la parte demandante, March habría alegado “motivos de salud” para no proceder a la firma, por lo que se cerró una nueva fecha. Unos días más tarde, afirma la compañía recurrente, el asesor financiero de March les habría informado de que un segundo interesado ofrecía 10,5 millones de euros por la finca, instándole a Son Galcerán SL a igualar la oferta. Más tarde, la parte vendedora dio por resuelto el contrato “sin que ninguna de las partes pudiera reclamar nada más a la otra”. La mansión se vendió a otra empresa con sede en Suiza.

elDiario.es se ha puesto en contacto con un representante de Alaluz Capital, empresa que asesora a Son Galcerán SL en el conflicto judicial, sin que haya sido posible recibir una respuesta en el momento en que se publica esta noticia.

March niega las acusaciones

Manuel March, en cambio, niega las acusaciones vertidas por la empresa Son Galcerán SL y defiende que fue la parte compradora la que no cumplió con lo estipulado en el contrato privado de compraventa. Fuentes cercanas a March explican a elDiario.es que, habiéndose firmado un contrato privado de compraventa con precio aplazado, Manuel March se personó en la notaría el 2 de febrero de 2022 “a los efectos de proceder a la elevación a público del mencionado contrato de compraventa”, estando en disposición de cumplir “con la totalidad de las obligaciones impuestas en el contrato privado”. Entre ellas, entregar toda la documentación solicitada por el comprador, así como entregar las llaves del inmueble.

Sin embargo, según la versión de March, la parte compradora se presentó ante la notaría sin satisfacer 5,6 millones de euros, que sería la cantidad económica que quedaba por pagar y que estaba estipulada en el contrato privado de compraventa. Las mismas fuentes indican, de acuerdo a la documentación aportada a este diario, que la empresa no habría procedido al pago de dicha cantidad económica, ni tampoco habría acreditado disponerla. Debido a esta situación, señalan, March procedió a “levantar un acta de manifestaciones” ante el mismo notario “que debía haber asistido al otorgamiento de la escritura pública” para dejar constancia de “su disposición a otorgar la escritura de elevación a público” del contrato de compraventa. Asimismo, en lo que respecta a él, “acreditó el cumplimiento de la totalidad de las obligaciones que le imponía el contrato privado de compraventa”, según su versión.

Del mismo modo, March Cencillo hizo constar ante la notaría que la parte compradora no había cumplido con su “obligación” de pago del precio aplazado, según su versión. Es decir, 5,6 millones de euros. March afirma que este es “el único motivo por el cual no se pudo firmar la escritura”. Por ello, el 2 de febrero de 2022, el contrato privado quedó “resuelto de pleno derecho y de manera automática, perdiendo la parte compradora la totalidad de las cantidades que hubiera abonado, en concepto de indemnización de los perjuicios ocasionados a la parte vendedora, la cual además quedaba en libertad para vender el inmueble”, según la versión de March.

Además, las mismas fuentes indican que 20 días más tarde, la empresa compradora manifestó a March “su clara voluntad de no continuar con la compra del inmueble”, debido a la resolución del contrato privado de compraventa. Ante dicha comunicación, quedando la venta del inmueble “sin efecto” –y sin perjuicio de las consecuencias que de ello pudieran derivar para una u otra parte, según esta versión–, March puso la mansión de nuevo en venta, lo cual ocurrió dos meses después. March niega que dicha cantidad se aproxime a los 12 millones de euros. 

Así, sostiene que cumplió “con todas las obligaciones que le imponía el contrato firmado con Son Galcerán” y niega haber vendido la finca “a dos personas distintas ni ha mediado fraude o engaño por su parte y mucho menos se ha apropiado de nada”. En cualquier caso, el conflicto ha quedado judicializado, y serán los tribunales quienes determinen cuál de las dos partes deberá hacerse responsable de los efectos de la resolución del contrato de compraventa firmado entre Manuel March y Son Galcerán SL por la mansión de Valldemossa.

El atractivo simbólico de la finca: una mansión “dinástica”

El valor de la finca de Manuel March no es, en exclusiva, económico: también posee un atractivo simbólico debido al peso de la historia sobre ella. Esta mansión perteneció al archiduque Luis Salvador de Austria, cuya figura estuvo estrechamente ligada a Mallorca. Salvador de Austria, miembro de la dinastía de los Habsburgo, fue el undécimo hijo de Leopoldo II, gran duque de Toscana y el noveno de su segunda esposa, la princesa María Antonieta de las Dos Sicilias, de la Casa Borbón.

Salvador de Austria está considerado, además, uno de los precursores del turismo en el archipiélago balear. En la actualidad, Valldemossa, como también Deià, Esporles y otros pueblos de la omnipotente Sierra de Tramuntana, son víctimas de la especulación inmobiliaria–financiera, totalmente copada por el capital extranjero, en un proceso de gentrificación que parece no tener fin, y que está golpeando especialmente a las clases populares y trabajadoras.

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