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Robots e Inteligencia Artificial para asistir a ancianos y dependientes: “No vienen a sustituir a las personas”

Uno de los robots desarrollados en el marco del proyecto Pleisar

Esther Ballesteros

Mallorca —

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Dispensadores inteligentes de pastillas, telemedicina, realidad virtual para transportarse al pueblo en el que uno vivió en su infancia, nivelación de sentidos, nuevas herramientas para facilitar la accesibilidad a personas con discapacidad visual y, sobre todo, robots que ayudan a paliar la soledad en los ancianos, entre otras múltiples funciones. La inteligencia artificial (IA) se desarrolla a un ritmo vertiginoso y ya no se vislumbra el futuro de la asistencia y el apoyo social sin una tecnología al lado para procurar una vida larga y saludable. Mientras unos apuestan por nuevas herramientas para mejorar la calidad de vida y solventar las necesidades de las personas mayores, la incertidumbre se cierne sobre un campo que Julio Verne imaginó mucho antes de que la ciencia lo hiciera realidad.

“Siempre vamos a querer la esencia humana y la interacción con otros. Los robots no vienen a sustituir a las personas”, subraya, en declaraciones a elDiario.es, Víctor Barrientos, experto en tecnologías de apoyo e inteligencia artificial. Al igual que a lo largo de la Historia el hombre comenzó cual Prometeo a desafiar a la naturaleza y el mundo comenzó a mecanizarse bajo el ensueño de reemplazar el esfuerzo humano -mal que les pesara a autores como H.G. Wells, Thomas Carlyle o William Morris-, Barrientos confía en que algún día se alcance ese objetivo: “Es muy probable que algún día los robots lleguen a ser indistinguibles del ser humano. Si conseguimos que los robots trabajen para nosotros y que se autorreparen, llegará un momento en el que la sociedad vivirá unas eternas vacaciones y no necesitaremos nada. Simplemente disfrutaremos de todo”. 

Aún lejos de materializar esa utopía, Barrientos, quien trabaja en una fundación que da apoyo a personas con discapacidad visual en Balears, aplica desde hace años sus conocimientos al desarrollo de herramientas que promueven la autonomía de las personas dependientes y que están centradas, principalmente, en la rehabilitación física y la estimulación cognitiva. En paralelo, un equipo de la Universitat de les Illes Balears (UIB) está participando en el proyecto Pleisar, dirigido a desarrollar robots e inteligencia artificial que asistan a las personas mayores en su vida diaria.

“Los robots físicos pueden ser esenciales para resolver el problema del aislamiento entre los adultos mayores”, explican desde la UIB, quienes señalan que se ha detectado una mayor preferencia por los robots físicos frente a los asistentes digitales. Dispositivos como los relojes inteligentes pueden ayudar a los robots a determinar el estado de salud y el biorritmo, cuyos datos pueden ser utilizados por los robots sociales para registrarse, ayudar y asesorar. Otros canales de datos, como cámaras y micrófonos, se pueden utilizar para determinar situaciones, reconocer estados emocionales en función de la expresión facial y la entonación del habla o detectar caídas.

Robots para evitar caídas

En los últimos veinte años, la población de habitantes de 65 años o más en España ha crecido exponencialmente y, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), se prevé que de cara a 2033 habrá más de 12,3 millones de personas mayores, el 25,2% del total de la población. En la actualidad, el país cuenta con más de diez millones de habitantes mayores de 60 años (el 21,71% de la población), de los cuales el 50,9% afirma haber sufrido caídas, según datos de la UIB. Un mínimo del 8% de las caídas con consecuencias físicas inmediatas acabaron, en el caso de más de 200.000 personas, en fracturas o lesiones graves.

Los investigadores de la Unidad de Gráficos y Visión por Ordenador e Inteligencia Artificial (UGIVIA-UIB), liderados por Francisco Perales, catedrático del departamento de Matemáticas e Informática, se han sumado, junto a profesionales de las Universidades de Zaragoza, Granada, Barcelona y La Laguna, a los esfuerzos del proyecto Pleisar, que propone ayudar, monitorear y cuidar a los adultos mayores utilizando un agente o robot social.

“La proporción de mayores de 60 años va en aumento en España, y la tecnología puede ayudar a hacer frente a muchos de los retos que se asocian al envejecimiento de la población”, señala Perales, quien apunta que muchas personas mayores se encuentran en situaciones de soledad y, en estos contextos, son frecuentes las caídas en el domicilio. Por ello, el también director de la Unidad de Innovación en Videojuegos e Inteligencia Artificial (UVJIA) de la UIB asevera que, a través del proyecto Pleisar, quieren contribuir a desarrollar tecnologías de asistencia que “puedan ayudar a las personas mayores en su vida cotidiana”.

"La proporción de mayores de 60 años va en aumento en España, y la tecnología puede ayudar a hacer frente a muchos de los retos que se asocian al envejecimiento de la población", señala el catedrático de la UIB Francisco Perales, quien apunta que muchas personas mayores se encuentran en situaciones de soledad y, en estos contextos, son frecuentes las caídas en el domicilio

En concreto, la UIB coordina de forma específica uno de los subproyectos de Pleisar: el que se centra en la aplicación de la inteligencia artificial. Con ella se pretende que los robots físicos puedan ser capaces de utilizar datos sobre el estado de los usuarios que hayan sido recogidos por dispositivos como relojes inteligentes, cámaras o micrófonos, una información que también debería permitir que los robots interactúen con el usuario, le ayuden en las tareas diarias e, incluso, les propongan actividades.

“El abanico de opciones es muy grande. Gracias a la aplicación de la inteligencia artificial, estos robots deberían ser capaces de detectar las emociones de los usuarios mediante el reconocimiento de expresiones faciales o de la voz. También pueden ayudar a detectar situaciones peligrosas para la salud de los usuarios”, añade José M. Buades, principal investigador de la UGIVIA.

Asistentes virtuales para hacer llamadas o emitir recordatorios

Como explica, por su parte, Barrientos, los instrumentos que ofrece la tecnología de apoyo son inabarcables. Apasionado de la robótica social que dé respuesta a las necesidades de la población, enumera una a una sus múltiples aplicaciones. “Para la población senior hay muchísimas tecnologías. En casa ya utilizamos asistentes virtuales como Alexa o Google Home para que, a través de comandos de voz y de una forma bastante sencilla, se les pida que agreguen un recordatorio de medicación o poner la música que a uno le gusta, además de recordar cosas a través de listas de la compra y tareas o recordatorios de citas de con el médico” explica.

“Con un asistente virtual se puede dar mucho apoyo e incluso hacer una llamada fácilmente a través de los dispositivos, disponer de botones de emergencia inalámbricos que, al pulsarlos a través de Alexa, se puede realizar una llamada que se comunique con otra Alexa en la misma o en otra vivienda. Son herramientas que nos proporcionan mucha versatilidad a la hora de proporcionar apoyos a las personas mayores”, añade el especialista, quien ha participado en numerosos proyectos de accesibilidad con tecnologías inclusivas, así como en el diseño y fabricación de productos de apoyo y ayudas técnicas mediante la impresión 3D y como formador en tecnología de apoyo a profesionales del área social, usuarios, familias y otras entidades del tercer sector.

Con un asistente virtual se puede dar mucho apoyo e incluso hacer una llamada fácilmente a través de los dispositivos, disponer de botones de emergencia inalámbricos que, al pulsarlos a través de Alexa, se puede realizar una llamada que se comunique con otra Alexa en la misma o en otra vivienda. Son herramientas que nos proporcionan mucha versatilidad a la hora de proporcionar apoyos a las personas mayores

Víctor Barrientos Experto en tecnologías de apoyo e inteligencia artificial

Entre otros instrumentos que ya se están aplicando se encuentra la realidad virtual en entornos de residencia. Barrientos explica que ya la ha puesto en práctica en la fundación en la que trabaja, donde está proporcionando “muy buenos resultados”. El experto señala que, mediante este sistema, han conseguido “transportar y trasladar a algunos residentes a su pueblo, al que hace años que no van por cualquier tipo de de impedimento físico o económico”. “A través de la realidad virtual les hemos podido llevar de forma efectiva al lugar en el que se han criado”, incide, destacando que este método permite trabajar con las personas mayores a nivel cognitivo y de memoria.

Se trata de una apuesta “innovadora” que, señala Barrientos, “consigue primero motivarles a hacer una actividad en la residencia o en el centro de día”. “Eso ya genera interacción con la persona y le proporciona ganas de hacer algo nuevo, de moverse y acceder a partes de su memoria que están muy consolidadas”, explica. “Y ese acceso a la memoria a largo plazo puede ayudar a que esos recuerdos no se pierdan a causa del Alzheimer”, abunda, precisando que también aplican la realidad virtual a personas con TDAH o con trastorno del espectro autista “para evitar que entren en pánico al entrar en un aeropuerto, al ir al centro de salud o a una entrevista de trabajo, por ejemplo”. En este sentido, explica que se lleva a cabo una nivelación de estímulos exponiendo de forma progresiva a la persona a sensaciones como el ruido o a una gran cantidad de personas para que puedan anticiparse a esos entornos. 

Barrientos también ha aplicado videojuegos para que la rehabilitación física sea más entretenida que mediante los ejercicios habituales, una línea de trabajo que empezó a desarrollar hace cuatro años por primera vez a nivel estatal. “Mediante la colocación de unas gafas, les sitúas en un entorno de piragua, le pones el pedalier en las manos y es como si movieran el remo para que puedan avanzar en el lago”, explica.

La realidad virtual es una apuesta innovadora que consigue primero motivar a hacer una actividad en la residencia o en el centro de día. Eso ya genera interacción con la persona y le proporciona ganas de hacer algo nuevo, de moverse y acceder a partes de su memoria que están muy consolidadas. Y ese acceso a la memoria a largo plazo puede ayudar a que esos recuerdos no se pierdan a causa del Alzheimer

Víctor Barrientos Experto en tecnologías de apoyo e inteligencia artificial

Apoyo emocional para paliar la soledad no deseada

Respecto a la robótica, señala que se trata de una solución que está proporcionando “muy buenos resultados” y que se esta convirtiendo en una solución “bastante prometedora para mejorar la calidad de vida de las personas mayores”, desde la asistencia en el hogar a las aulas y las residencias. “Es algo que ya hemos visto con los robots de limpieza o los aspiradores que friegan y que permiten tener la casa limpia de forma autónoma. En el caso de los robots de apoyo, se pueden integrar en tareas, en actividades como la rehabilitación física y cognitiva”, añade.

Barrientos detalla que los robots pueden ser interactivos y hacer juegos o ejercicios mentales que estimulen la memoria y la atención y que incluso pueden ser personalizados en función del nivel y la progresión de cada persona. En este sentido, se enfocan principalmente en personas con indicios de deterioro cognitivo o Alzheimer y, según subraya, “está demostrado que ralentiza mucho el progreso de este tipo de enfermedades”. “Y al final, ralentizar esto significa que mejoras la calidad de vida de las personas y les proporcionas mayor autonomía para que puedan estar en su casa, retrasando el paso a una residencia y a la institucionalización de la vida”, destaca.

Barrientos asevera que los robots también pueden ofrecer apoyo emocional para paliar la soledad no deseada a una persona y que le recuerden eventos, le cuenten una historia o un chiste y le permitan mantener cierto nivel de conversación. El experto cree que, en este aspecto, las inteligencias artificiales “van a pegar un boom” y, aunque que “no se trata de que haya que hablar solamente con robots o con inteligencias artificiales porque siempre es mejor el humano”, permitirán facilitar el día a día “de una persona que vive totalmente aislada que a lo mejor ve a otras persona una vez a la semana”. El especialista señala que, antes de aplicar la tecnología, hay que analizar la necesidad, porque “si algo se puede hacer de una forma natural, siempre es mejor que implementar un dispositivo artificial o artificioso”.

“La creatividad que tiene el ser humano no la tiene una IA”

Otras voces, sin embargo, se muestran más prudentes a la hora de hablar de la inteligencia artificial. Tal es el caso de Honorio Arribas, pedagogo y presidente de la Asociación de Amigos de la Ciencia Ficción (AACF), entidad sin ánimo de lucro que trabaja con colectivos de menores y personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social. Sin rechazar las bondades que puedan derivarse de la aplicación de estas nuevas tecnologías, Arribas sí alude al “miedo a la pérdida del control de esa inteligencia artificial” e incluso reflexiona sobre “hasta qué punto el humano controla una inteligencia artificial que aprende por sí misma”.

Por ello, apela a estar “a la expectativa” e incluso va más allá al hacer menció1n de la película Terminator (1984, James Cameron) y al temor de los excesos por parte de la ciencia y, más en concreto, de las máquinas: “El argumento es el de una inteligencia artificial que adquiere conciencia de sí misma en el año 2024 y quiere eliminar a la raza humana”. Sin embargo, Arribas sostiene que si la inteligencia artificial “se usa con fines médicos y como herramienta de aprendizaje, adaptándose a cualquier campo, puede ser interesante y más en el cuidado a personas que puedan necesitar una atención o incluso la creación de un androide”. “Ahora sólo hace falta ver hacia dónde va esa autonomía”, sentencia.

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