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Bolsonaro nombra a un pastor evangelizador de indígenas como presidente de la agencia de tribus aisladas

Jair Bolsonaro presenta su reforma económica en el Parlamento nacional.

EFE / eldiario.es

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El Gobierno del presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha confirmado este miércoles el polémico nombramiento del pastor Ricardo Lopes Dias, un evangelizador de indígenas, como jefe del órgano que cuida de las tribus aisladas que siguen sin contacto con la “civilización”.

El nombramiento, calificado por algunas ONG como un “inminente genocidio y etnocidio”, ha sido confirmado este jueves por la gubernamental Fundación Nacional del Indio (Funai) tras varios días de especulaciones y de duras críticas a la intención del Gobierno de ofrecerle a un evangelizador el comando del órgano responsable de los indígenas más vulnerables del país.

“Es una decisión peligrosa que puede tener el potencial de provocar un genocidio entre los pueblos indígenas aislados”, ha señalado Victoria Tauli-Corpuz, relatora especial de la ONU en derechos de los pueblos indígenas.

Lopes Dias, antropólogo y teólogo con más de una década de experiencia como evangelizador del grupo evangélico estadounidense Misión de Nuevas Tribus de Brasil (MNTB), será el jefe de la Coordinación de Indios Aislados y de Reciente Contacto (CGIIRC) de la Funai, que cuida de las cerca de 114 etnias que, se calcula, viven en el país sin contacto con la “civilización”.

La misión estadounidense actúa desde la década de 1950 en la evangelización de pueblos indígenas de la Amazonia pese a las críticas de caciques de diferentes etnias a sus métodos y objetivos.

Lopes Dias, que se formó en antropología en la Universidad Federal de Amazonas, trabajó entre 1997 y 2007 en la evangelización de diferentes etnias en el Valle del Javari, una región en la Amazonia en la que hay registros de varios pueblos aislados.

El nombramiento ya había sido cuestionado antes de su confirmación por organizaciones como la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle del Javari, el Consejo Indigenista de Misioneros (CIMI, vinculado al Episcopado de la Iglesia Católica) y Survivor International.

“Nuestras familias sufrieron históricamente con la actuación de misioneros proselitistas, muchos de ellos vinculados al MNTB, que hicieron contacto forzado con nuestros abuelos mediante mentiras, violencia y amenazas”, ha afirmado la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (Coiab) en un comunicado.

El nombramiento ha sido posible gracias a la modificación del reglamento interno de Funai para permitir que el comando de la división para los indios aislados puda ser asumido por una persona sin vínculo ni experiencia en el organismo.

Lopes Dias afirmó la semana pasada que no aprovecharía el cargo para promover la evangelización de los indios y que su labor sería eminentemente técnica. Para el CIMI, la “política inconstitucional” de Bolsonaro puede provocar un etnocidio y el genocidio de pueblos asilados.

“El Gobierno de Bolsonaro muestra evidentes señales de abandono de la política de respeto al derecho de existencia libre de esos pueblos y la opción por una orientación neocolonialista y etnocida, de atracción y contactos forzados, con el uso del fundamentalismo religioso como instrumento para abrirle espacio en estas áreas a grandes hacendados y mineros”, ha denunciado el organismo del Episcopado.

“Colocar un misionero evangélico en el comando del departamento de indios aislados es como colocar un zorro en el gallinero. Es una declaración de que quieren entrar en contacto con los indios aislados a la fuerza y, junto con el proyecto de Bolsonaro de permitir la explotación minera en las reservas, un plan genocida para destruir a los pueblos más vulnerables del planeta”, ha señalado por su parte la activista Sarah Shenker, de Survival International.

En enero pasado, líderes de 45 etnias de Brasil firmaron una carta en el que denunciaron que el Gobierno de Bolsonaro ha puesto en marcha un “proyecto político” de “genocidio, etnocidio y ecocidio” contra los indígenas.

En la carta, los 600 firmantes denuncian la escalada de la violencia contra los indígenas y rechazaron la posibilidad de que la agricultura o la minería sean autorizadas en las reservas indígenas, como defiende Bolsonaro.

Desde que asumió la Presidencia el 1 de enero de 2019, Bolsonaro se ha mostrado partidario de la explotación económica de la Amazonia y ha afirmado que no pretende crear nuevas reservas indígenas, pues considera una “exageración” que los pueblos originarios ya ocupen cerca del 14 % de todo el territorio brasileño.

El presidente de Brasil ha hecho varias expresiones racistas contra los indígenas, llegando a afirmar que “cada vez son más seres humanos como nosotros”.

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