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Boris Johnson amenaza de nuevo con saltarse el acuerdo del Brexit que él mismo firmó

El primer ministro británico, Boris Johnson, y la canciller alemana, Angela Merkel, en una sesión plenaria del G7, el pasado 13 de junio en Cornwall.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Todo el mundo lo veía venir. Por eso el acuerdo de Theresa May con la UE era otro. Por eso aquel Gobierno británico, tumbado por el ala dura del Partido Conservador liderada por Boris Johnson acordó el recordado backstop, que implicaba que el Brexit fuera menos duro y Reino Unido permaneciera en la unión aduanera de la UE –aunque no en el mercado único–. Pero eso era poco Brexit para Johnson y los suyos. Y tumbaron a May y exigieron un nuevo protocolo para Irlanda del Norte, lo que lleva, de facto, a que el mar de Irlanda se convierte en una frontera con Gran Bretaña y que viene a dejar a Irlanda del Norte separada del resto de Reino Unido. Y a instalar controles aduaneros en Irlanda del Norte porque, después, no hay frontera con la República de Irlanda en virtud de los Acuerdos de paz de Viernes Santo.

Y ahora el Gobierno británico no para de darse golpes de realidad y de impugnar el acuerdo firmado por el propio Johnson: los controles aduaneros son lentos; los unionistas, aliados tradicionales del Partido Conservador británico, están en pie de guerra; los peores fantasmas del pasado vuelven a Irlanda; las tensiones con la UE marcaron la reunión del G7 en Cornwall con presiones de Joe Biden sobre Johnson incluidas... Y no para de prorrogar unilateralmente las moratorias para los controles aduaneros, entre ellos el de las carnes frescas, desatando guerras como la de las salchichas.

¿Por qué? Porque el protocolo de Irlanda, fruto del empeño de Johnson, genera tantos problemas que no se está aplicando.

Mientras, Bruselas y Londres intentan negociar una salida pero la solución es complicada porque el protocolo dice lo que dice. Así, el Gobierno británico amenaza este miércoles con no cumplirlo salvo que se modifique. Es decir, amenaza con saltarse el acuerdo del Brexit, cosa que ya hizo a finales del año pasado con el proyecto de ley de Mercado Interior británico, que finalmente se modificó para no violar el acuerdo del Brexit en lo que tenía que ver con el susodicho protocolo de Irlanda del Norte.

En efecto, en un documento de 28 páginas distribuido este miércoles, el Gobierno de Johnson afirma: “El Protocolo no se aparca, pero hacen falta cambios significativos para lograr un 'nuevo equilibrio' sostenible que sitúe la relación entre el Reino Unido y la UE sobre una base estable. Ésta es la única forma de garantizar el Acuerdo de Belfast (Viernes Santo). El Gobierno ha publicado hoy, miércoles 21 de julio, un Command Paper en el que se indica que está tratando de negociar cambios significativos en el Protocolo de Irlanda del Norte, y describe cómo el Protocolo no está cumpliendo con algunos de sus objetivos centrales de minimizar las interrupciones en la vida cotidiana, respetar el lugar de Irlanda del Norte en el mercado interno del Reino Unido y preservar el delicado equilibrio del Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) en todas sus dimensiones”.

El negociador de la UE, el vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič, ha respondido con una negativa a “reescribir el protocolo de Irlanda del Norte” con una nota: “El Protocolo sobre Irlanda es la solución que la UE encontró con el primer ministro Boris Johnson y lord David Frost, y fue ratificado por el Parlamento del Reino Unido, para abordar los desafíos únicos que plantea el Brexit y el tipo de Brexit elegido por el Gobierno británico para la isla de Irlanda. Su objetivo es proteger el Acuerdo del Viernes Santo (Belfast) en todas sus partes, mantener la paz y la estabilidad en Irlanda del Norte, evitar una frontera dura en la isla de Irlanda y preservar la integridad del mercado único de la UE. Para que se logren estos objetivos, se debe implementar el Protocolo. El respeto de las obligaciones legales internacionales es de suma importancia”.

Downing Street asegura que “el Gobierno ha intentado aplicar el Protocolo de buena fe, pero los problemas son importantes y crecientes. Por lo tanto, el Gobierno quiere pactar una solución sostenible que logre un nuevo equilibrio que refleje mejor las circunstancias únicas de Irlanda del Norte y cumpla con todos los objetivos del Protocolo. Los lazos económicos, políticos y culturales que existen Este-Oeste [Irlanda del Norte-Gran Bretaña] deben ser tratados con la misma sensibilidad que los que existen Norte-Sur. Esto es esencial para garantizar que las relaciones entre el Reino Unido y la UE se sitúen en una trayectoria estable y más positiva”.

En este sentido, el Gobierno de Johnson lanza la amenaza de no cumplir con el acuerdo: “El Command Paper deja claro que el Gobierno ha considerado activar el artículo 16 [que exime el cumplimiento del protocolo] y cree que existen motivos claros para justificar su uso. Esta opción permanece dentro del marco del Protocolo. Sin embargo, no creemos que sea beneficioso para Irlanda del Norte invocar medidas de salvaguardia en este momento. Preferiríamos buscar una aproximación consensuada con la UE, para acordar soluciones estables y duraderas que puedan funcionar para Irlanda del Norte, el Reino Unido en general y la UE en el futuro”.

Bruselas, por su parte, responde que “la UE ha buscado soluciones prácticas y flexibles para superar las dificultades que los ciudadanos de Irlanda del Norte están experimentando con respecto a la aplicación del Protocolo. Por ejemplo, el 30 de junio, la Comisión Europea presentó un paquete de medidas para abordar ciertos problemas urgentes, incluido el cambio de nuestras propias reglas para garantizar el suministro a largo plazo de medicamentos desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte. Estamos dispuestos a seguir buscando soluciones creativas, en el marco del Protocolo, en interés de todas las comunidades de Irlanda del Norte. Sin embargo, no aceptaremos una renegociación del Protocolo. Esperamos poder hablar pronto con lord Frost”.

Michael Frost, negociador de Johnson con la UE, ha afirmado, por su parte: “El Protocolo no ha cumplido con algunos de sus objetivos centrales y no podemos ignorar las dificultades políticas, sociales y económicas que esto sigue creando en Irlanda del Norte. Por eso necesitamos un nuevo enfoque basado en la negociación y la búsqueda de un consenso nuevo y duradero”.

Problemas con Gibraltar

El órdago británico con Irlanda del Norte llega 24 horas después de plantear problemas al mandato de la Comisión Europea para negociar el acuerdo UE-Reino Unido sobre Gibraltar.

“El Reino Unido, Gibraltar y España acordaron un Acuerdo Marco pragmático, en coordinación con la Comisión Europea”, afirma el Gobierno británico: “Y el mandato propuesto por la Comisión, publicado hoy, entra en conflicto directo con ese Marco. Busca socavar la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar y no puede constituir una base para las negociaciones. Hemos demostrado constantemente pragmatismo y flexibilidad en la búsqueda de acuerdos que funcionen para todas las partes, y nos decepciona que esto no haya sido correspondido. Instamos a la UE a que lo replantee”.

¿Y cuál es el problema de Reino Unido? Que el acuerdo con España, resultado de seis meses de trabajo, establece que España será el Estado miembro de la UE “responsable” de la aplicación de Schengen en Gibraltar, si bien durante un período transitorio de cuatro años contará con la asistencia de Frontex. La inclusión de Gibraltar en el espacio Schengen significa que los británicos que viajen a la región tendrán que pasar algún tipo de control con pasaporte en frontera, mientras que los españoles podrán cruzar libremente.

Pero en el mandato aprobado por la Comisión Europea este martes, se suprime el papel de Frontex. Y se concede todo el protagonismo a España: “Para garantizar una protección total del espacio Schengen, el control y la vigilancia de las fronteras exteriores se llevarían a cabo en el puerto, aeropuerto y aguas de Gibraltar por España aplicando las normas de la UE pertinentes. Los pasos fronterizos que se establecerán en el puerto y el aeropuerto permitirían la aplicación de la legislación pertinente de la UE, incluida la implementación y el uso de las bases de datos necesarias para los controles fronterizos. Los guardias de fronteras españoles tendrían todos los poderes necesarios para realizar controles y vigilancia fronteriza y las obligaciones consiguientes, incluso con respecto a actuar sobre las alertas en las bases de datos (por ejemplo, para denegar la entrada). En caso de alertas, incluida la denegación de entrada y el arresto, España tomaría medidas de seguimiento y, si fuera necesario, las autoridades del Reino Unido con respecto a Gibraltar ayudarían y facilitarían la implementación de la alerta, como el traslado de la persona u objeto en cuestión a las autoridades de España”.

El vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič, negociador de la UE durante el postBrexit, dijo: “Estamos honrando el compromiso político que asumimos con España de iniciar las negociaciones de un acuerdo separado entre la UE y el Reino Unido en Gibraltar. Hay un mandato cuyo objetivo es beneficiar a quienes viven y trabajan a ambos lados de la frontera entre España y Gibraltar, al tiempo que se protege la integridad del Espacio Schengen y el Mercado Único”.

Gibraltar no se incluyó en el acuerdo para la relación futura tras el Brexit entre la UE y Reino Unido el 24 de diciembre de 2020. La Comisión Europea se comprometió entonces a iniciar la negociación de un acuerdo separado sobre Gibraltar, si España así lo solicitaba, cosa que ha hecho. Por eso, la Comisión recomienda ahora que el Consejo autorice el inicio de negociaciones específicas sobre Gibraltar.

El acuerdo político que servirá de base para la negociación de la UE alcanzado por España y Reino Unido supone aplicar Schengen a Gibraltar y levantar la verja.

El acuerdo permite también incorporar medidas de competencia leal en fiscalidad, medioambiente y cuestiones laborales.

Aproximadamente 15.000 trabajadores comunitarios cruzan la verja a diario para trabajar en Gibraltar.

“España agradece y valora positivamente el esfuerzo desarrollado por la Comisión Europea al aprobar una propuesta de mandato adaptado al entendimiento entre España y Reino Unido alcanzado el pasado 31 de diciembre”, afirmó un comunicado del Gobierno: “España estará en todo momento acompañando a la Comisión Europea asegurándose que se salvaguardan sus posiciones jurídicas, intereses y objetivos y que se respetan los compromisos alcanzados entre España y Reino Unido. España desea que la negociación concluya lo antes posible para que se establezca rápidamente un nuevo marco que asegure la prosperidad compartida en beneficio de todas las partes y, en particular, de los ciudadanos del Campo de Gibraltar”.

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