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Las “cibertropas” de Vietnam: así acosa el régimen a sus críticos en redes sociales

Un telefoto móvil donde aparecen varias redes sociales

Raksha Kumar

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A principios de julio, la policía vietnamita detuvo a Le Van Dung, un destacado activista y periodista que informa con regularidad en directo en Facebook a miles de seguidores de todo el mundo. El periodista, que se hace llamar “Le Dung Vova”, se encontraba en paradero desconocido desde hacía un mes. Según Reuters, fue detenido bajo la acusación de “fabricar, almacenar y difundir información, materiales y artículos con el fin de oponerse al Estado”, conforme el artículo 117 del Código Penal de Vietnam. Si es declarado culpable, se enfrenta a una pena de hasta 20 años de cárcel.  

Cada vez más vietnamitas como Dung recurren a las redes sociales para reivindicar sus derechos, y el Partido Comunista de Vietnam, que mantiene un férreo control del Estado, se ha preparado para la lucha en un nuevo campo de batalla: las plataformas digitales.

En 2017, Vietnam creó una unidad militar cibernética integrada por 10.000 empleados para reprimir la disidencia en las redes sociales. Nguyen Khae Giang, un académico vietnamita que vive en Nueva Zelanda, afirma que los funcionarios del Partido se sienten muy satisfechos con este grupo. Según Dien Nguyen An Luong, investigador visitante del Programa de Medios, Tecnología y Sociedad del Instituto ISEAS - Yusof Ishak, “el objetivo principal de la unidad”, conocida como Fuerza 47 o Brigada 47, es “manipular el discurso en línea para imponer la línea del Partido Comunista en un país cuyos líderes se han obsesionado con frenar el contenido contrario al Estado”.

En otros regímenes no es inusual que el partido en el poder reclute a “formadores de opinión en línea”. Sin embargo, la Fuerza 47 es única por su asociación con los militares y por la transparencia de su funcionamiento: Vietnam es el único Estado del sudeste asiático que reconoce públicamente tener una unidad cibernética militar. Según Giang, la Fuerza 47 es una unidad fácil de financiar para el partido, ya que a los militares se les forma para que consideren que moldear la opinión pública forma parte de su trabajo y por este motivo “es menos probable que pidan una paga extra”.

En febrero de 2021, el régimen nombró como responsable del Ministerio de Propaganda al teniente general Nguyen Trong Nghia, un militar de alto rango que ayudó a crear la Fuerza 47. La unidad está formada por oficiales militares. Se denominan “cibertropas” y pueden contrarrestar hábilmente las “opiniones erróneas” o la “información tóxica” sobre el régimen. 

Es importante precisar que no existe una definición oficial de lo que constituye una “opinión errónea”. La unidad utiliza una doble estrategia: crear páginas, grupos y opiniones favorables en las redes sociales y atacar a los grupos y opiniones contrarias. Según una académica que prefiere no revelar su identidad, es difícil determinar quién es uno de sus “creadores de opinión”. “Una persona puede estar sentada a tu lado y no sabrás que te está atacando en Internet”, afirma.

No es la única herramienta

El partido gobernante vietnamita creó esta unidad a pesar de contar con una ley de ciberseguridad que es tan vaga en su definición de “noticias falsas” que se utiliza sobre todo para sofocar a los disidentes.

El 18 de junio, Vietnam también presentó unas directrices nacionales sobre el comportamiento en las redes sociales. Las directrices animan a los usuarios a publicar sólo “contenido positivo” sobre el país y sus líderes. También exigen a los funcionarios que informen a sus superiores de “información conflictiva”.

Según información de Reuters, no está claro “hasta qué punto estas directrices son jurídicamente vinculantes, ni cómo se aplicarán”. Este tipo de ambigüedad en las leyes no es infrecuente en el país.

Al explicar el funcionamiento de la Fuerza 47, Nguyen The Phuong, investigador asociado del Centro de Estudios Internacionales de Saigón de la Universidad Nacional de Vietnam, escribe que el mando y el control sobre los miembros individuales de la unidad son mínimos o incluso inexistentes. En este sentido, subraya que “este tipo de mecanismo flexible permite a los miembros del grupo especial estar exentos de los procedimientos normalmente estrictos de las redes tradicionales del Ejército Popular de Vietnam”.

Censura estatal y autocensura

Vietnam es un Estado con un único partido político [Partido Comunista de Vietnam]. Para el partido en el poder, es muy importante proteger el flujo de información y asegurarse de que sus funcionarios cuentan con la confianza del público.

Gran parte de la economía vietnamita está en manos del Estado o es administrada por él. Los medios de comunicación no son una excepción. Aunque el país cuenta con miles de periódicos y cientos de canales de televisión y emisoras de radio, se espera que todos ellos sigan la línea oficial.

Los Ministerios de Propaganda, tanto a nivel federal como en las provincias, vigilan estrechamente estas plataformas mediáticas y sus mensajes. Son famosas las reuniones semanales con los editores para informarles de las noticias que deben difundir. “En este sentido, sólo somos ligeramente mejores que los chinos”, afirma el académico Nguyen Khae Giang. 

Esta férrea censura estatal ha llevado a la autocensura. Los medios de comunicación conocen sus límites y no los traspasan. Cuando los periodistas infringen estas normas, a menudo son sancionados o sus medios no pueden publicar durante semanas. En julio de 2018, a Tuoi Tre, uno de los periódicos online más populares de Vietnam, se le prohibió publicar información durante tres meses y se le impuso una multa de 10.000 dólares, ya que se le acusó de publicar contenidos “falsos y que generaron división nacional”. El periódico está dirigido por un grupo alineado con el Estado, la Unión de la Juventud Comunista de Ho Chi Minh.

En 2020, varios miembros de la Asociación de Periodistas Independientes de Vietnam (IJAVN) fueron detenidos y tres de ellos fueron condenados a penas de entre 11 y 15 años de prisión. Vietnam ocupa el puesto 175 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras.

Menos recursos que China

Desde la llegada de Internet, el Partido Comunista ha intentado controlar la red con firmeza. Sin embargo, las redes sociales han roto el equilibrio del discurso oficial. A medida que la economía ha crecido, la desigualdad ha aumentado y los vietnamitas han empezado a expresarse con mayor fervor en las plataformas digitales.

Con la llegada de los blogs, Facebook y YouTube al país, cada usuario se ha convertido en una plataforma mediática y al régimen le resuelta difícil regularla. La represión se ha convertido en algo habitual. Según las cifras de RSF, más de 30 periodistas y blogueros han sido encarcelados por expresar su opinión. Los malos tratos son una práctica habitual en las cárceles vietnamitas.

Vietnam no puede bloquear Internet como lo hace China. En este sentido, Phuong señala que el Estado “no tiene suficiente dinero ni experiencia técnica para construir un sistema de bloqueo de la web tan invasivo y eficaz como el llamado Gran Cortafuegos de China”.

Vietnam ha sido la economía asiática con mejores resultados en 2020. Si quiere mantener esta tendencia, el régimen no puede permitirse prohibir las redes sociales porque las pequeñas y medianas empresas las utilizan con fines de marketing y publicidad. Sin embargo, el crecimiento económico también ha traído consigo un aumento de la corrupción y la desigualdad, lo que está empujando a la población a expresar sus quejas en las redes sociales.

En enero de 2020, la BBC informó de que hasta 3.000 efectivos de seguridad se presentaron en un pueblo de Dong Tam, a unos 40 kilómetros de Hanoi. Los residentes protestaban por la toma de sus tierras por parte de Viettel Group, la empresa de comunicaciones de Vietnam dirigida por los militares. El enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los habitantes fue retransmitido en directo por Facebook y YouTube. No sólo se censuraron las discusiones y el vídeo, sino que posteriormente se difundieron una gran cantidad de mensajes para condenar el comportamiento de los manifestantes.

En un comunicado, el director regional de Amnistía Internacional, Nicholas Bequelin, ha declarado que “las redes sociales, especialmente Facebook, se están convirtiendo cada vez más en un arma utilizada por Vietnam para perseguir a quienes expresan su opinión de forma pacífica”.

Estas disputas por la tierra, los problemas relacionados con el desarrollo y la corrupción no harán más que aumentar en una economía en rápido crecimiento.

“En un escenario así, las personas oprimidas y relegadas en los planes de crecimiento no tienen más remedio que utilizar las redes sociales para reclamar sus derechos”, señala Giang.

En marzo de 2021, varios manifestantes de Dong Tam fueron condenados a muerte o a largas condenas de cárcel.

Propaganda en Facebook

Según Giang, el principal problema para el Gobierno a la hora de censurar las redes sociales es que las empresas tecnológicas no tienen su sede en Vietnam. Tienen sus propias “normas comunitarias” a las que adherirse y el Partido Comunista parece haber encontrado una forma de evitarlas.

Reuters informó en abril de 2020 que los servidores locales de Facebook en Vietnam fueron desconectados hasta que cumpliera con las exigencias del Gobierno. Además, con el uso de “formadores de opinión” y de la Fuerza 47, varios grupos de Facebook se deshacen en elogios con las actividades del Partido. “Las redes sociales, en particular Facebook, se están convirtiendo cada vez más en un arma de Vietnam para perseguir a quienes dicen lo que piensan de forma pacífica”, dijo Giang. 

Según un artículo de Reuters de noviembre de 2020, Vietnam amenazó con cerrar Facebook en el país si no cedía a las presiones del Gobierno para censurar más contenidos políticos locales en su plataforma. 

Facebook tiene unos 60 millones de usuarios en Vietnam y, según fuentes citadas por Reuters, obtiene unos 1.000 millones de dólares de ingresos en el país.

“Desde un punto de vista empresarial, tiene sentido que Facebook obedezca al Partido”, dice Nathan Trac, de Viet tan, un grupo de defensa de los derechos humanos que colabora con Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras organizaciones internacionales. Una investigación de The Intercept sobre las acciones de Facebook en Vietnam llega a la conclusión de que la red social habría cedido ante la presión del régimen. 

“Facebook, que en su día fue anunciado como una bendición para un país como Vietnam, en el que las redes sociales permiten a los ciudadanos sortear el dominio de la censura del Estado sobre los medios de comunicación tradicionales, se ha convertido ahora en otro medio para controlar a los ciudadanos”.  

Sobre la respuesta de Facebook a las acusaciones, Brad Adams, de Human Rights Watch, dice que en diciembre de 2020 que la empresa dijo estar abierta al diálogo. “Han estado dispuestos a dialogar y sus responsables en materia de derechos se muestran empáticos, pero en general la respuesta ha sido débil, poco coherente, poco transparente y demasiado dispuesta a transigir en los principios básicos.” 

Censurar a los vietnamitas en el extranjero

Teniendo en cuenta la estricta censura existente en el país, la carga de denunciar las atrocidades y la corrupción dentro de Vietnam recae en gran medida en los vietnamitas que viven en el extranjero. “El Gobierno vietnamita nos considera terroristas”, afirma Michael Tran Duc, del grupo de derechos humanos Viet Tan. 

Michael señala que como el régimen no puede censurar a los usuarios de las redes que residen en el extranjero, utiliza programas informáticos para piratear la correspondencia de estos grupos que defienden los valores democráticos. Dice que “hackers pagados por el régimen utilizan nombres como Sea Lotus y Ocean Lotus para atacar a gente como nosotros en Internet”. Los activistas utilizan TOR y VPN, y cambian constantemente de dirección IP para esquivar este tipo de ataques.

Nathan y su familia se encuentran entre el grupo conocido como “la gente de los botes” que huyó de Vietnam por mar justo después de la guerra. “Trabajamos cada día para recuperar los valores democráticos que imaginamos que tendría nuestro país algún día, a pesar de los inmensos riesgos. Trabajamos con la esperanza de un futuro mejor”, dijo.

Este artículo es una republicación del original publicado por el Instituto Reuters para el estudio del periodismo de la Universidad de Oxford

Traducido por Emma Reverter.

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