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El auge de Syriza no provoca una respuesta común en los socialistas europeos

La eurodiputada socialista Iratxe García.

Pau Collantes

La primera prueba de fuego para los eurodiputados del PSOE fue la votación en julio del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dirimida con un 'no' que causó alguna que otra crítica interna (que no externa). La segunda ha llegado con el huracán Syriza, el nuevo partido dominante de la izquierda griega que ha hundido en la irrelevancia al Pasok, integrado en el grupo europeo Socialistas & Demócratas (S&D).

El sábado 24 de enero, víspera de las elecciones en Grecia, Pedro Sánchez publicó una tribuna en El País junto al economista del momento, Thomas Piketty, en la que desgranó su plan para salvar la economía europea: ninguna referencia a la reestructuración de la deuda ni a la conferencia para su condonación que reclama Alexis Tsipras.

Pero dentro de la gran familia socialista europea hay quien se aparta y quien saluda fervorosamente la victoria de Syriza. Es el caso de los socialistas franceses en el poder en El Elíseo, de los que solo han emanado pulcras palabras y mensajes alentadores hacia Tsipras y los suyos. Tan en sintonía se han mostrado algunos dirigentes, como la eurodiputada Pervenche Berès, que a veces podía parecer que Syriza pertenece al S&D. Una alegría que no es compartida por los 191 eurodiputados del grupo, especialmente los que proceden del norte de Europa.

La alegría tampoco se desborda entre los 14 escaños del PSOE en Bruselas, según ha constatado eldiario.es. Más allá de la felicitación y el respeto al adversario, existen fisuras en torno a Syriza. El PSOE defiende, de acuerdo con la propuesta de su secretario general, la “mutualización de la deuda mediante la emisión de eurobonos”, dar un giro al Mecanismo Europeo de Estabilidad “para aliviar los pagos a corto plazo de la deuda griega” o un cambio en el BCE para frenar “la deflación y el desempleo a través de una política monetaria más agresiva”.

El propio Pedro Sánchez acudirá este miércoles a Bruselas a visitar a sus compañeros para explicarles la posición económica del partido. Es obvio que Syriza, que propone directamente que el BCE abandone su independencia en aras de financiar la deuda de los Estados y la inversión pública (por no hablar de su opinión sobre la deuda), plantea ir todavía más lejos que Sánchez.

Sobre la cuestión de la reestructuración, la portavoz de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo, Iratxe García, señaló al día siguiente de los comicios helenos que el tema “no es tabú”. Pero el regocijo del socialismo francés, más solícito a abordar el problema de la quita a la deuda, no ha contagiado al PSOE: todas las fuentes consultadas repiten como un mantra que “Grecia no es España”, a la vez que destacan la importancia del estímulo inversor de la Comisión conocido como 'Plan Juncker' (cuyo resultado es incierto) y la compra masiva de deuda por el BCE (cuyos efectos aún están por ver). Además, todos los partidos socialistas europeos intentan alejarse del Pasok como si de un viejo juguete roto se tratara.

A un lado, los socialistas franceses, fogosos ante Syriza y la posibilidad de que Hollande obtenga un valioso aliado frente a la austeridad germana; al otro, los alemanes del SPD son muy reticentes hacia el partido griego, según varias fuentes del grupo parlamentario. El PSOE queda en el medio. Es verdad que François Hollande no cuenta con la oposición de un partido alineado en Europa con la formación de Tsipras (GUE, Grupo de la Izquierda Europea), sino con la extrema derecha (Marine Le Pen).

El auge de Podemos, que ya lidera algunas encuestas, obliga al PSOE a marcar distancias. “Syriza se define de izquierda radical, mientras que los de Pablo iglesias dicen ahora que definir el escenario en términos de izquierda y derecha es un juego de trileros”, apuntó el lunes Iratxe García.

La gran familia socialista del S&D parece resquebrajarse a pasos agigantados entre norte y sur. Ambos vigilan a sus respectivos electorados, al haber virado los votantes de los maltrechos Estados periféricos hacia posiciones más radicales, al menos en lo económico. “Sinceramente, yo veo en la victoria de Syriza una buena noticia”, comenta Javier López (PSC), el segundo eurodiputado más joven en Bruselas. “Una oportunidad para revertir el diktat de más austeridad dictado por Alemania. A mí me gustaría que las fuerzas políticas del momento se unieran en aras de este objetivo: Italia, Francia, Grecia…”.

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