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Entrevista

Francisco Otero, coordinador de MSF para Siria: “15 millones de personas necesitan ayuda humanitaria constante para sobrevivir”

Cisco Otero, coordinador general de Médicos Sin Fronteras para Siria.

Francesca Cicardi

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Después de más de una década de conflicto armado, la pandemia de la COVID y una epidemia de cólera, llegó el devastador terremoto, que ha causado aún más desplazamientos y destrucción, así como el aumento de las necesidades de la población siria, sobre todo de los grupos más vulnerables en el noroeste del país.

Cisco Otero, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) España para Siria, describe a elDiario.es desde Amán, Jordania, la dramática situación que se vive en los territorios que escapan al control del Gobierno sirio, donde la organización humanitaria ofrece asistencia sanitaria y de emergencia vitales. MSF no cuenta con la autorización para operar en las áreas gubernamentales, que actualmente es la mayor parte del territorio del país árabe.

¿Cómo es la situación en estos momentos, cuando se han cumplido 12 años del estallido de la revuelta en Siria y casi dos meses del terremoto?

La población civil en el noroeste de Siria no tiene ninguna perspectiva de futuro: de paz, económica, de educación, de acceso adecuado a la salud… Viven en un estado de incertidumbre tremendo, ligado además a cierta inseguridad: en algunas áreas los bombardeos y ataques son diarios, tanto por parte del Gobierno contra las zonas controladas por la oposición como de la oposición en represalia.

Estamos hablando de un contexto de guerra de mediana intensidad, los ataques provocan aún algún desplazamiento de la población, que ya se ha visto desplazada. La mayoría sigue viviendo en campamentos, en tiendas de campaña, algunos en muy mal estado. Incluso hacinados.

El terremoto afectó muchísimo al noroeste de Siria, el nivel de destrucción es masivo en algunas ciudades; por ejemplo en Yindiris, donde el 90% de los edificios resultaron dañados y el 60% de ellos, totalmente destruidos. A la destrucción de la guerra se sumó la destrucción del terremoto, que ha dejado 120.000 personas desplazadas y unas 11.000 familias han perdido sus hogares y lo poco que tenían.

¿Dónde opera MSF en Siria?

Médicos Sin Fronteras trabaja en todas las zonas controladas por los grupos de oposición (en el noroeste de Siria). Lamentablemente, hemos hecho muchas peticiones para trabajar en ambas partes para tener un cierto equilibrio y neutralidad, pero el Gobierno de Al Asad rechaza siempre esas peticiones. En concreto, MSF España trabaja en la zona controlada por (las fuerzas) turcas, en el norte de Alepo, y también en la zona del [rebelde] Gobierno de Salvación Nacional, en el oeste de Idlib.

La ayuda humanitaria internacional tardó días en llegar al noroeste de Siria tras el terremoto, ¿es suficiente la ayuda que está llegando y lo será a medio o largo plazo?

Hay 15 millones de sirios que necesitan ayuda humanitaria constante, sin eso no pueden sobrevivir. Más de 4 millones están en el noroeste de Siria. Necesitan comida, agua, asistencia sanitaria (…) Hay que asegurar que la ayuda humanitaria llegue a esos millones de personas para que tengan una vida lo más digna posible hasta que termine el conflicto en Siria.

En pocas semanas se acabará el interés mediático y vamos a volver a la situación de antes del terremoto, cuando había que luchar para mantener a Siria en [el centro de] la atención internacional. Es una de las mayores crisis humanitarias y de protección de nuestros tiempos y hay que darle una atención a la altura de su magnitud.

Ahora hay tres pasos fronterizos de Siria abiertos por un tiempo limitado [para la entrada de ayuda humanitaria de emergencia tras el terremoto], pero se volverán a cerrar. Pedimos responsabilidad a los Estados y un mecanismo que permita garantizar la ayuda humanitaria a más largo plazo y que no dependa cada seis meses del veto de un país en el Consejo de Seguridad de la ONU [Rusia, aliada del régimen sirio, ha vetado la apertura de los cruces que conectan con las zonas opositoras].

¿Qué puede hacer el Gobierno español para ayudar a los sirios, además de la repatriación de dos mujeres y más de diez niños desde ese país?

Le pedimos al Gobierno español y a todos los Gobiernos, a la comunidad internacional, que con su influencia hagan respetar el espacio humanitario para que las organizaciones podamos trabajar y podamos acceder con toda la ayuda necesaria, no sólo material, sino también personal. Y lo pedimos en las zonas controladas por el Gobierno de Al Asad, por Turquía y por HTS [agrupación de milicias islamistas creada en torno a la antigua rama de Al Qaeda en Siria].

Desde MSF agradecemos a España que repatriara en enero de este año a dos mujeres y sus 13 hijos del campamento de Al Hol [en zona de dominio kurdosirio, donde se encuentran recluidas personas vinculadas a los combatientes del grupo terrorista Estado Islámico]. Es una prisión al aire libre, hay más de 53.000 personas, la mayoría mujeres y niños, y el 64% tiene menos de 16 años. Es un lugar donde la violencia y la explotación por parte de grupos que se han constituido dentro del campamento es muy alta. En 2021 fallecieron 79 niños y el 35% de todos los que murieron en ese campamento ese año eran menores de 16 años.

Hay países que todavía no han tomado la decisión de repatriar a sus nacionales, aunque en realidad son apátridas, pero conocemos su origen.

¿Qué asistencia ofrece MSF a estas personas?

Además de la ayuda que distribuimos en los campos de desplazados de forma regular, estamos repartiendo mantas a los nuevos desplazados por el terremoto, que son miles. Ahora queremos reforzar la asistencia y protección en los campamentos de viudas y niños, que son los más vulnerables. Cuando hay hacinamiento, hay muchas mujeres y adolescentes en proximidad y el riesgo de violencia y violencia de género aumenta bastante.

Además, los afectados por el terremoto necesitan ayuda a medio y largo plazo, la rehabilitación y el apoyo psicológico, las prótesis para los amputados… Hace algunos meses empezó una epidemia de cólera en las orillas del río Éufrates porque escaseaba el agua, los pantanos estaban cerrados y la gente empezó a consumir agua no potable. MSF estaba respondiendo a esa epidemia cuando llegó el terremoto y paró todo de golpe. El cólera sigue presente, se siguen registrando casos, pero es difícil tener datos. No hemos cerrado los centros de tratamiento de cólera, están en un estado ‘durmiente’. Esa emergencia sigue latente y en el momento en el que vuelvan a repuntar los casos, los volveremos a abrir.

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