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Entrevista Coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo

Gilles de Kerchove: “Con el confinamiento se ha disparado el contenido de la extrema derecha violenta en internet”

Gilles de Kerchove, coordinador de la UE para la lucha antiterrorista.

Javier Biosca Azcoiti

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Tras los atentados en Madrid del 11 de marzo de 2004, los dirigentes europeos acordaron crear el cargo de coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo. En 2007, Javier Solana, entonces alto representante de la UE para la política exterior y de seguridad común, nombró a Gilles de Kerchove para el cargo, que ocupa desde entonces.

Durante estos 13 años, muchas cosas han cambiado: el resurgimiento del terrorismo de extrema derecha, la transformación de la amenaza yihadista y la cooperación entre los Estados miembros. Antes, los países comunitarios se mostraban mucho más reticentes a compartir información de inteligencia, por ejemplo. “Si hace siete años la policía francesa se mostraba muy indecisa a la hora de involucrar a Europol en investigaciones abiertas, desde 2015 los franceses llaman a Europol en todas y cada una de las investigaciones de terrorismo”, dice. “Ha habido un verdadero cambio de mentalidad y veo mucho mayor apetito que antes por movilizar a la UE”.

¿Cuál es el nivel de amenaza o riesgo en términos de terrorismo comparado con el 11 de septiembre de 2001? ¿Dónde estamos en Europa 19 años después del 11-S?

Los servicios de seguridad de cada Estado miembro son los que evalúan el nivel de amenaza, pero lo que hemos visto es que la amenaza ha cambiado. Cuando empecé como coordinador hace 13 años nos enfrentábamos a Al Qaeda. De su división en Siria e Irak nació Dáesh, que pasó a ser una organización enorme, atrayendo a más de 40.000 combatientes de 100 países del mundo, 5.000 de ellos europeos. Tenían un califato del tamaño de Reino Unido, mucho dinero y han sido capaces de organizar ataques en Occidente a través de una unidad especial que se ocupaba de los ataques externos. El ataque en la Sala Bataclan, en Francia, es solo un ejemplo.

Gracias a la coalición internacional hemos acabado con el califato, pero eso no significa que Dáesh esté completamente destruida. Dicho esto, nuestros servicios no creen que aún sea capaz de planear y ejecutar un ataque en el extranjero enviando asesinos como lo hicieron en Francia.

Ahora la principal amenaza creemos que es local, de actores solitarios. Actúan solos, pero viven en un ecosistema donde todos están muy radicalizados. Suelen ser ataques no sofisticados –atropellos, ataques con cuchillos y en algunos casos con armas de fuego–. Se inspiran en internet o en prisión y es un perfil de una persona que a menudo pasa por una crisis personal y sufre alguna enfermedad mental. Entre el 20% y el 25% tienen problemas mentales. A veces están frustrados porque no se pudieron unir al califato, como es el caso del terrorista de Viena de hace unas semanas. No hemos visto muchos combatientes retornados del califato llevando a cabo ellos mismos un ataque terrorista.

El legado del califato sigue siendo un desafío y además de la amenaza yihadista, cada vez vemos más extremismo violento de ultraderecha en varios Estados miembros, no es tanto el caso de España, pero en los países escandinavos, en Alemania y en Reino Unido, entre otros, hay un problema creciente. El ministro de Interior alemán dijo recientemente que pone el extremismo violento de ultraderecha a la par que el terrorismo yihadista.

Durante el confinamiento hemos visto cómo se ha disparado el volumen de contenido de la extrema derecha violenta en internet y en algunos casos ha sido incluso amplificado por terceros Estados, por no decir Rusia.

¿Qué tipo de amenaza representa en Europa el terrorismo de extrema derecha? ¿Cómo ha evolucionado y hacia dónde va?

No es tan grave como la amenaza del yihadismo terrorista, catalogada por todos los servicios como la principal amenaza, pero como he dicho antes, en algunos de nuestros Estados miembros como Alemania, es muy grave. Allí han tenido ataques con varios muertos, incluido el político Walter Lübcke solo porque defendía la política migratoria de la canciller Merkel, y también han desmantelado alguna red dentro del Ejército… En EEUU, el director del FBI dice que para él la principal amenaza es el supremacismo blanco.

Lo que vemos es mucha más conexión internacional entre ellos, no solo en Europa, sino también al otro lado del Atlántico. El principal vínculo entre todos estos movimientos de extrema derecha (desde neonazis a ultranacionalistas) es la idea del gran reemplazo, desarrollada por el escritor francés Renaud Camus, que dice que los hombres blancos serán sustituidos por musulmanes, árabes… Esta idea se ha visto muy amplificada por la desinformación y esto es algo que ha ocurrido también durante el confinamiento. 

Tras los últimos ataques vividos en Francia y Austria el mes pasado, Francia y Alemania pidieron en una declaración conjunta un sistema de intercambio de información más efectivo. ¿Qué tenemos actualmente en Europa en este sentido y qué es lo que necesitamos?

Francamente, ya no es un problema de intercambio de información y este ha mejorado muchísimo en los últimos años. El proceso de intercambio de información se tiene que construir sobre tres pilares diferentes y compartir es solo el pilar intermedio. Si quieres compartir, primero tienes que recoger información. Una vez compartida, hay que analizarla... El problema es que la primera y la tercera son labores muy complejas.

Recabar información es complejo por tres motivos. El primero es la digitalización. Actualmente todo está digitalizado, por lo que la información puede estar almacenada en una nube fuera de Europa ¿Cómo acceder de forma rápida y sencilla a pruebas digitales? Por eso estamos negociando actualmente con EEUU un instrumento legal para conseguirlo. El segundo, todavía más difícil, es la encriptación porque las empresas de internet están desarrollando sofisticados sistemas de encriptación de extremo a extremo que complican el acceso a la policía y a fiscales. Y el tercer desafío es la protección de la privacidad. Tras las filtraciones de Snowden, tanto el Parlamento Europeo como el Tribunal de Justicia empezaron a preocuparse de que Europa pudiera virar, tal y como ellos creían, hacia una sociedad gran hermano, un poco como EEUU. 

Desde las filtraciones de Snowden, el Tribunal Europeo de Justicia ha emitido más de 10 decisiones históricas que son mucho más exigentes sobre la protección de datos y la privacidad.

En términos de intercambio de información, hemos hecho un gran progreso. Tenemos que aumentar la base de datos con información biométrica porque muchos de estos combatientes utilizan nombres extraños y pasaportes falsos y la información alfanumérica no es suficiente. Uno de los proyectos más grandes en Justicia e Interior es un proyecto de interoperabilidad entre las diferentes bases de datos. En los últimos 20 años hemos creado diferentes bases de datos específicas –una con huellas dactilares de solicitantes de asilo, el sistema de información Schengen...–. Interconectar todas esas bases de datos es algo muy poderoso. Con un solo click, el guarda fronterizo será capaz de detectar si alguien es conocido y en qué base de datos se encuentra, así como si lleva un pasaporte falso –en caso de que sus datos biométricos no coincidan con la documentación–.

El tercer pilar es el análisis de la información. Recogemos y compartimos tanta información que los analistas se enfrentan a lo que yo llamo un tsunami de información. Es un desafío para ellos procesar toda esta información. Necesitan utilizar cada vez más inteligencia artificial y tienen que ser formados. Por eso los Estados miembros han creado una academia de inteligencia en Europa, una iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron.

Muchos países autoritarios utilizan la lucha contra el terrorismo para justificar graves violaciones de derechos humanos y para silenciar a la oposición ¿Se ha convertido la lucha contra el terrorismo en un arma de doble filo?

Algunas personas en el campo de los derechos humanos critican la directiva europea que define el terrorismo, pero lo que la hace posible y aceptable es que Europa tiene garantías legales sólidas y robustas. Aunque a veces se puede criticar a los gobiernos por ir demasiado lejos en términos de técnicas de investigación especiales, siempre existe una tensión entre seguridad y derechos humanos y eso es muy saludable en democracia.

Pero cuando transpones lo que hacemos en Europa a un país no democrático, a menudo se convierte en un problema. Es muy triste ver que algunos dictadores utilizan los instrumentos de antiterrorismo para silenciar a la oposición. Por eso tenemos que estar muy atentos desde la UE.

Recuerdo haber tenido una intensa discusión con los saudíes porque habían utilizado la legislación antiterrorista para arrestar a siete mujeres que estaban luchando por el derecho de la mujer a conducir. Le dije a las autoridades que a menos que estuviese mal informado, no veía el vínculo con el terrorismo y les convencí para que abandonasen el uso del terrorismo en ese caso. No han sido liberadas todavía, pero al menos no están siendo juzgadas por terrorismo.

Además, este uso es contraproducente porque todos los estudios muestran que la violencia del Estado está entre los principales motores de la radicalización. Si violas los derechos humanos, si torturas, si utilizas mal las herramientas antiterroristas, crearás más terroristas de los que arrestas.

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