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Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

Decenas de niños heridos necesitan ser trasladados fuera de Gaza para sobrevivir

Mohammed Badran espera volver a recuperar la vista del único ojo que tiene

Isabel Pérez

Franja de Gaza —

La operación israelí Margen Protector se ha cobrado la vida de 1.980 palestinos en la Franja de Gaza, 459 de ellos son menores. De los más de 10.000 palestinos heridos 3.000 son niños, 87 necesitan ser trasladados a hospitales fuera de la Franja de Gaza urgentemente. Maha, Mohammed, y los hermanos Mohammed y Omar son algunos de ellos.

Maha: tetrapléjica tras sobrevivir a un bombardeo

Maha: tetrapléjica tras sobrevivir a un bombardeo

Se oyen sirenas de ambulancias. El bombardeo israelí ha dejado bajo los escombros de la casa a una familia completa. De repente, los equipos de rescate gritan “¡Aquí hay una niña! ¡Hay una niña viva! ¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu nombre?”... “Maha Sheikh Khalil”, responde la pequeña asustada.

Maha, de 7 años, es uno de los tres mil menores palestinos que han quedado heridos tras la agresión israelí que dura ya más de un mes. En el hospital Shifa, en la ciudad de Gaza, sigue esperando su traslado “urgente” a una clínica de Turquía. Sus delgadas piernas y brazos toman una postura muy poco natural para una niña de su edad que está tumbada en una cama. Al minuto uno comprende que la niña está paralizada de cuello abajo. La tetraplejia no le impide seguir los dibujos animados que le ponen sus familiares en un viejo ordenador portátil. Ella sonríe al ver escenas divertidas, mostrando sus dientes rotos por la explosión, mientras su tía Sana le refresca la frente con un paño húmedo, lleva más de dos semanas con fiebre.

“En el bombardeo de su casa en Shiyaeia murieron ocho personas, entre ellas la madre y dos hermanas de Maha”, explica su tía Sana: “Llevamos 27 días en el hospital esperando su traslado fuera de la Franja. Hay gente que ya ha salido y nosotros todavía estamos aquí esperando”.

Maha necesita ser operada en un hospital especializado, en Gaza no hay ni el material ni las máquinas ni los especialistas requeridos para su caso. El doctor Yehia Khader, director del departamento de Referencias y Traslados, explica que los enfermos más urgentes ya salieron hacia Egipto, pero que el resto suelen salir vía el paso Beit Hanun-Erez bajo control israelí y conseguir una coordinación de seguridad toma mucho tiempo.

“En la Franja teníamos 140 niños heridos que necesitaban ser trasladados. 53 han sido ya trasladados, pero en los hospitales todavía hay 30 casos que están esperando salir. El resto están en casas esperando ser también trasladados”, aclara el doctor Khader.

Desde la segunda semana de operación militar israelí sobre la Franja, la falta el espacio en los hospitales, públicos o privados, ha sido el gran problema. Desde los hospitales se intentaba hacer todo lo posible por enviar a los heridos estabilizados a sus casas, dejando lugar libre para los nuevos heridos que iban llegado, cientos diariamente. Todo esto unido, claro está, a una escasez aguda de material desechable que ya venía amenazando meses antes del estallido de la guerra.

“En ciertos periodos había decisiones de trasladar a los heridos porque no había lugar en los hospitales. No había camas libres, ni en el sector público ni en el privado. Ahora pedimos traslados según la necesidad”, continúa el doctor Khader: “Los más urgentes a Egipto, porque está más cerca y la administración es menos complicada. Para Jordania, Cisjordania o Turquía necesitamos coordinación con los israelíes y eso toma su tiempo. En general estos países no acogen muchos casos. Jordania cada diez días coge solo seis casos. Las puertas no están del todo abiertas. Entre Erez (Israel) y Cisjordania solo hay cinco ambulancias que hacen la ruta. Por eso, cada día, pocos enfermos pueden llegar. A Egipto el máximo diario son 20”.

Los casos más urgentes para ser trasladados fuera de la Franja son los niños, sobre todo aquellos que necesitan ser tratados en centros subespecializados en amputaciones u ortopedia: “Algunos palestinos, niños y adultos, han sufrido bombardeos con explosivos DIME, explosivos de metal inerte denso”. El metal DIME no deja otra opción más que la amputación.

Mohammed: la lucha por mantener la vista

Mohammed: la lucha por mantener la vista

Mohammed Badran usa un bolígrafo y un cuaderno para comunicarse. No puede hablar, ni puede ver en estos momentos con ninguno de sus ojos. En un bombardeo sobre su casa perdió el ojo derecho y la sangre coagulada ha formado una dura capa de costra. El ojo izquierdo es el único que podría salvarse, si se le practica la operación pertinente lo antes posible.

De repente, Mohammed rompe a toser fuertemente. Su estado es crítico y la madre se echa a llorar. “No hay nadie que pueda acompañar a Mohammed, a mí los israelíes me han denegado la coordinación para salir con él. ¿Quién mejor que su madre para acompañarlo? Mi marido murió en un bombardeo”, dice la madre. “¿Tú crees que un caso duro como este puede esperar en un hospital con estas condiciones?”, decía la madre de Mohammed el pasado 12 de agosto. La madre estaba agotada, tenía que atender a varios hijos heridos internados en el mismo hospital, pero Mohammed requería mucha más atención.

“El tercer día del Eid hubo un bombardeo contra su casa en Nuseirat, el centro de la Franja de Gaza”, relata una enfermera: “Este aparato es para respirar, le han tenido que hacer una traqueotomía para que pueda respirar. Le han quitado los tejidos nasales. Ha perdido el ojo derecho, salió con la explosión, y el segundo tiene metrallas. Mohammed tiene metrallas en el estómago, en los pulmones y en los intestinos, además de los ojos. Tiene una hemorragia en el ojo que queda, y la retina está cortada, necesita urgentemente una operación”.

Ese mismo día 12 de agosto, la tía de Mohammed consiguió pasar la celosa prueba de seguridad israelí y salió ipso facto con el niño a un hospital de Jordania. A los dos días le operaron. “El embajador español y un médico fueron a ver cómo estaba Mohammed y vieron que era necesario practicarle una primera operación en Amán. Si después de 14 días necesita más intervenciones médicas será trasladado a una buena clínica en Barcelona”, cuenta por teléfono Kamal, tío de Mohammed.

Como todas las familias la familia Badran no tiene dinero ni para hacerse cargo de los billetes de avión ni para pagar una clínica o un hospital privados. “En Barcelona, una clínica ya nos ha dicho que los gastos de la operación de Mohammed no los tenemos que pagar”, dice el tío: “Hubo varias personas, españoles, que desde Gaza nos estuvieron ayudando para sacar de aquí a Mohammed”. Ahora el miedo de la familia es volver a pasar por los angustiosos días de espera y burocracia hasta poder llegar a Barcelona, sabiendo que la lucha por mantener la vista del único ojo de Mohammed es una lucha a contrarreloj.

Mohammed y Omar: las peligrosas y minúsculas huellas de un ataque

Mohammed y Omar: las peligrosas y minúsculas huellas de un ataque

Las entrañas de los hermanos Mohammed, de año y medio, y Omar, de tres años, están llenas de minúsculos trozos de metralla que tienen que ser sacados cuanto antes. En el hospital Shifa, los niños están siendo acompañados por una tía, ya que su madre murió en el bombardeo y su padre quedó gravemente herido y está en un hospital egipcio. Los niños, sin embargo, lloran y piden estar con sus padres a los que no ven desde hace más de quince días.

“En el ataque a la casa sobrevivieron tres niños, dos son Mohammed y Omar, que todavía están en el hospital”, explica un enfermero: “Los mantenemos aquí porque sus abdómenes están llenos de metralla, pero aquí no podemos operarles porque son trozos microscópicos situados en el intestino y el bazo y no hay material suficiente. El protocolo es guardar ese material para salvar vidas no para post-tratamiento, ya que la guerra no parece haber terminado todavía”.

Mohammed, el más pequeño, pasa su mano sobre su vientre cubierto de vendajes médicos. Su tía se acerca para apartarle la mano delicadamente y le acerca un muñeco. “A pesar de que nos prometieron que los llevarían a un hospital turco, todavía no nos han dicho cuándo podremos salir de la Franja de Gaza”, explica la tía: “Llevamos aquí 13 días. No entendemos por qué no salen los niños, ni siquiera sabemos por qué frontera los vamos a sacar”.

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