Bernie Sanders y el papa Francisco: sorprendentes aliados en la lucha contra la desigualdad
El Vaticano parece una parada en el camino poco probable para un político estadounidense que trata de provocar una revolución política. Pero a solo cuatro días de las cruciales primarias de Nueva York, el paso de Bernie Sanders por Roma, donde participa este viernes en una conferencia sobre asuntos económicos y sociales patrocinada por el Vaticano, representa una oportunidad para que el senador por Vermont se alinee con un hombre cuyas críticas feroces al capitalismo y a la desigualdad de rentas se parecen mucho a las suyas: el papa Francisco.
Un portavoz del Vaticano ha confirmado que no está prevista ninguna reunión con el papa. Pero el viaje da al candidato izquierdista, que aspira a una poco probable victoria por sorpresa frente a la favorita Hillary Clinton, la oportunidad de lucirse entre los votantes católicos. Especialmente entre los católicos blancos, que son considerados los votantes más decisivos de cualquier elección presidencial.
“Está claro que este papa es muy popular, y creo que Sanders hace bien al decir que sus posturas son más cercanas a las del papa que las de la mayoría del resto de candidatos”, valora Thomas Reese, sacerdote jesuita y analista de cabecera de The National Catholic Reporter. “A todo el mundo le gusta envolverse en el aura de alguien popular, así que esto no es una gran sorpresa”.
En su discurso, Bernie Sanders ha lanzado una de sus críticas más duras al capitalismo moderno. Ha defendido que el mayor reto al que se enfrenta el mundo es un imperativo moral para redirigir “nuestros esfuerzos y nuestra visión hacia el bien común”. También ha elogiado a la Iglesia católica por sus constantes enseñanzas sociales en asuntos económicos: “Hay pocos lugares en el pensamiento moderno que igualen la profundidad y entendimiento de las enseñanzas morales de la Iglesia en la economía de mercado”.
El voto católico, reflejo del voto del país
Los expertos afirman que no se puede clasificar con facilidad el “voto católico” estadounidense, dada su amplitud. Puesto que uno de cada cinco habitantes del país se identifica como católico, las papeletas del llamado bloque católico son un reflejo de cómo vota el país. Sin embargo, hay algunas tendencias: los católicos hispanos apoyan de forma abrumadora a los candidatos demócratas frente a los republicanos en las elecciones presidenciales, mientras que los blancos de esa religión que se identifican como moderados son considerados votantes decisivos. Las encuestas a pie de urna sugieren que el “voto católico” ha ido con el ganador del voto popular en las elecciones presidenciales desde 1972, incluida la victoria de Barack Obama en 2008.
Un sondeo de Pew Forum publicado en enero señala que Clinton tiene la delantera entre los católicos: el 69% de los demócratas de esa religión consideran que la candidata sería una estupenda o una buena presidenta, en comparación con el 46% que dicen eso de Sanders.
En las últimas décadas se podría haber considerado inimaginable que un candidato progresista como Sanders buscara la aprobación de un papa, dada la vehemente oposición de la Iglesia al matrimonio entre personas del mismo sexo, los anticonceptivos y el aborto. Sin embargo, el movimiento del candidato muestra que este considera que la popularidad de Francisco –nueve de cada diez católicos estadounidenses tienen una visión favorable sobre él– y su defensa abierta de los pobres y los desfavorecidos, así como su ecologismo, son más importantes que otras diferencias ideológicas.
Si a los votantes les influirá o no esa aparente aprobación de Francisco hacia Sanders –el papa también ha cuestionado abiertamente si Donald Trump es un verdadero cristiano– es algo más difícil de predecir. “Cuando Bernie Sanders entró en la contienda, quería airear y elevar algunos temas como la desigualdad económica y desplazar a Hillary Clinton hacia la izquierda... Probablemente está volviendo a eso, y es bueno que lo haga”, valora Charlie Cook, director y editor del independiente Cook Political Report.
Esto no significa que Sanders no pueda sufrir obstáculos en su poco ortodoxa incursión en Ciudad del Vaticano. Al contrario que el viaje del candidato Obama a Berlín en 2008, coreografiado con cuidado y en el que pretendía demostrar sus credenciales para la política exterior frente a un público de decenas de miles de alemanes devotos, la decisión de Sanders de ir al Vaticano ha sido cuestionada incluso antes de su llegada.
Con Evo Morales y Rafael Correa
Lejos de dirigirse al propio papa, Sanders ha viajado al Vaticano para dar su punto de vista en una conferencia organizada por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, en la que también participan el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el de Ecuador, Rafael Correa. En Italia, la conferencia ha sido apodada con sarcasmo como Congreso Internacional de Socialistas en la Santa Sede.
La semana pasada, cuando se conoció la noticia de la visita de Sanders, la directora de la academia, Margaret Archer, dijo en declaraciones a Bloomberg News que Sanders se había saltado el protocolo al invitarse en esencia a sí mismo, una acusación que fue después negada por el rector del consejo, que defendió a Sanders. El salón en el que se celebra la conferencia es tan pequeño que los periodistas que cubren el evento deben apiñarse alrededor de una pantalla desde una sala aparte y no pueden formular preguntas a los participantes.
Además, el viaje aleja a Sanders de la campaña en Estados Unidos en un fin de semana crucial en el que podría tomar contacto con la gente en Nueva York, donde su visión contra las empresas podría resonar, o en Pennsylvania, Estado con muchos delegados que vota el 26 de abril.
La “urgencia de una economía moral” es el tema de Sanders en la conferencia, en la que también participa un político italiano y miembro de la Pontificia Academia llamado Rocco Buttiglione, que fue ministro en el gobierno del primer ninistro conservador Silvo Berlusconi. La designación de Buttiglione como comisario europeo fue retirada en 2004 por la oposición a sus puntos de vista contra la homosexualidad.
El máximo portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha descartado la posibilidad de una reunión entre Sanders y Francisco, el socialista demócrata estadounidense y el impredecible papa argentino que llamó al capitalismo libre “el estiércol del demonio”. Según Lombardi, no hay ninguna reunión planeada, algo que para algunos observadores del Vaticano refleja el deseo de Francisco de evitar parecer demasiado político. El papa empezará este sábado su viaje de alto nivel a Lesbos, donde su presencia pondrá de relieve los apuros de los refugiados sirios y de otros lugares que están atrapados en la isla del Egeo.
“Por un lado, lo último que quiere el papa es una foto con un candidato a tan poco tiempo de unas elecciones”, analiza Reese. “Por otro, cualquier senador estadounidense que venga a Roma tendría la oportunidad de ver al papa, hacerse una foto y recibir un rosario y una bendición”.
Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo