El 40% de los británicos cree que la diversidad es mala para la cultura
El 40% de la población en Reino Unido cree que el multiculturalismo ha debilitado la cultura británica y que los inmigrantes no se integran adecuadamente, según concluye uno de los mayores estudios sobre la actitud de la población respecto a la inmigración.
El estudio, elaborado en los últimos dos años, también refleja una frustración generalizada con la gestión de la inmigración por parte del Gobierno. Solo el 15% de los encuestados cree que el asunto se ha llevado de forma justa y competente.
Más de una cuarta parte de la población cree que los parlamentarios nunca dicen la verdad sobre la inmigración y la mitad quiere ver una reducción en el número de llegadas de trabajadores poco cualificados desde la Unión Europea.
El estudio está basado en una encuesta realizada a 3.667 adultos en junio por ICM, así como 60 paneles de ciudadanos llevados a cabo en nombre del think tank British Future y del colectivo contra el racismo Hope Not Hate.
“La falta de confianza que hemos encontrado en el Gobierno a la hora de gestionar la inmigración es bastante sorprendente”, cuenta Jill Rutter, directora de estrategia de British Future. “La gente quiere que se le escuche en la toma de decisiones, así como hacer que sus líderes rindan cuentas de sus promesas. Aunque la gente quiere que el Gobierno de Reino Unido tenga más control sobre quién puede entrar en el país, la mayoría de ellos son 'acróbatas', es decir, reconocen los beneficios de la inmigración, tanto económica como culturalmente, pero también expresan su preocupación por la presión sobre los servicios públicos y la vivienda”.
Las discusiones en paneles a menudo han reflejado visiones negativas sobre el islam. Los participantes han mencionado en varias ocasiones Rotherham y Rochdale, donde se descubrieron escándalos de abusos sexuales entre colectivos de hombres asiáticos.
Sin embargo, el 63% de la gente cree que los trabajadores inmigrantes apoyan la economía haciendo los trabajos que los trabajadores británicos no quieren. Un número similar sostiene que aportan unas valiosas capacidades a la economía y a los servicios públicos como la sanidad. El 59% cree que la diversidad que aporta la inmigración ha enriquecido la cultura británica, pero la mitad alega que los servicios públicos están bajo presión a causa de la inmigración y que los inmigrantes están dispuestos a trabajar por menos dinero, lo que pone en riesgo empleos y reduce salarios.
El estudio ha hallado que la gente en las grandes ciudades tiende a tener una visión más positiva de la inmigración. La puntuación disminuye a medida que los asentamientos se hacen más pequeños, siendo los residentes de zonas rurales los que tienen una visión más negativa.
“La inmigración es un problema nacional, pero la gente lo ve desde una perspectiva local”, afirma la coautora del informe, Rosie Carter, del colectivo Hope Not Hate. “Dónde vive la gente y sus condiciones de vida suponen una gran diferencia. Eso incluye el impacto percibido de la migración en su comunidad y quejas más amplias sobre la inseguridad económica y sobre el contacto con inmigrantes y minorías étnicas”.
Los autores del informe piden una “conversación nacional” oficial sobre inmigración que daría a la gente la oportunidad de expresar sus preocupaciones “para que las ansiedades no se queden bajo tierra ni sean explotadas por aquellos que buscan avivar la división”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti