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Los diplomáticos occidentales abandonan Kiev entre quejas de los ucranianos

Shaun Walker

Kiev —

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El domingo por la noche decenas de diplomáticos occidentales hacían las maletas en Kiev para abandonar la ciudad mientras muchos países hacían llegar una advertencia a sus ciudadanos que aún están en el país: salgan ya.

Seis meses después de que los mandatarios occidentales fueran sorprendidos con la rápida toma de Kabul por parte de los talibanes, los políticos de muchos países están tomando precauciones extraordinarias ante la posibilidad de un ataque ruso sobre Ucrania.

Según un recuento del sitio de noticias ucraniano Novoe Vremya, los gobiernos de 39 países han pedido a sus ciudadanos que no viajen a Ucrania. Muchos les han advertido también de que, si no se van ahora del país, luego podría ser imposible. Corre el rumor de que el espacio aéreo ucraniano se cerrará en cuestión de días.

Estados Unidos ha afirmado que el ataque ruso contra Ucrania podría ser inminente y ha asegurado que solo dejará en el país un pequeño grupo de diplomáticos. También ha vuelto a advertir a los ciudadanos estadounidenses de que deben marcharse lo antes posible. “No es solo que tengan que abandonar Ucrania, es que ya tenían que haber abandonado Ucrania”, dijo este sábado un alto cargo del Gobierno estadounidense. Reino Unido, España y Alemania también han aconsejado a sus ciudadanos que abandonen inmediatamente el país.

La misión de la OSCE

Uno de los pasos más significativos ha sido la decisión de Reino Unido, Canadá y Estados Unidos de retirar de la zona de conflicto en el este de Ucrania a ciudadanos de sus países que forman parte de la misión de vigilancia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Estados Unidos ha llegado a afirmar que Rusia puede estar preparando un incidente de “falsa bandera” en el área, incluso un vídeo con cadáveres y actores para justificar una invasión, algo que Moscú ha calificado de absurdo.

Las embajadas de Estados Unidos y de Canadá han mandado a casa a todo el personal no esencial junto con sus familiares y están trasladando a otros hasta la ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania. También se han retirado del país los instructores militares estadounidenses, canadienses y británicos. En Leópolis hay escasez de oficinas y de habitaciones de hotel debido al traslado temporal de los diplomáticos y las empresas. La embajadora británica, Melinda Simmons, permanecerá en Kiev trabajando con su equipo más cercano. Otros diplomáticos británicos ya han sido enviados a casa.

Los ciudadanos estadounidenses en Ucrania dicen haber recibido llamadas del Departamento de Estado advirtiéndoles de que se vayan lo antes posible. “No era una orden, pero sí un consejo muy firme”, dice Joseph Davis, un ciudadano estadounidense residente en Odesa. Por ahora ha decidido quedarse, según explica, porque considera exagerado el miedo a la guerra y porque tiene familia, amigos y colegas en la ciudad.

“Mensaje estratégico” a Rusia

Los mensajes de las capitales occidentales, en particular los de Washington y Londres, llevan varias semanas en disonancia con el tono empleado por el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

El desacuerdo ha irritado a todas las partes. Muchas autoridades extranjeras consideran que al antiguo humorista Zelenski le queda grande lo que está ocurriendo y que se está resistiendo a tomar en serio lo que consideran una amenaza evidente. El círculo de Zelenski, por su parte, afirma que las constantes advertencias de invasión inminente pronunciadas en Washington contribuyen a sembrar el pánico y a provocar el caos económico.

Según David Stulík, antiguo diplomático de la Unión Europea en Kiev, las evacuaciones podrían formar parte de un “mensaje estratégico” que se envía a los rusos para demostrarles que Occidente está tomándose en serio la situación.

Pero muchos ucranianos expresan su enfado por la retirada de los ciudadanos de otros países y dicen que el posible cierre del espacio aéreo en los próximos días parece una sanción contra Ucrania, y no contra Rusia. Según la directora del Centro de Acción Anticorrupción de Ucrania, Daria Kaleniuk, “a los ciudadanos occidentales se les ordena que se vayan, pero nosotros no tenemos dónde ir. ¿Cómo deberían percibir esto los ucranianos de a pie?”.

En su opinión, los países occidentales deberían actuar inmediatamente imponiendo sanciones personales contra los oligarcas vinculados al Kremlin y poniendo fin al gasoducto Nord Stream 2, en vez de reservar esas medidas para después de un ataque ruso. “Si tienes la suficiente información de inteligencia como para evacuar a tus ciudadanos, también tienes razones de sobra para actuar con dureza contra Rusia ahora mismo”, dice Kaleniuk.

La sombra de Afganistán

Algunos diplomáticos en Kiev creen que las imágenes de la caótica retirada de Afganistán del año pasado y los esfuerzos de evacuación del país tienen mucho que ver con la forma de pensar sobre Ucrania de los responsables occidentales. En Reino Unido, el portavoz de Exteriores de la oposición, David Lammy, lo hizo explícito. “Tras el caos de la evacuación de Afganistán, pedimos al Gobierno que nos garantice que se ha aprendido la lección”, dijo.

Otros se preguntan si la caída de Kabul en manos de los talibanes de Afganistán es comparable con la situación de un país que tiene fronteras terrestres con varios estados miembros de la Unión Europea. “Los rusos, si entraran en Ucrania o incluso en Kiev, no perseguirían al personal local de las embajadas occidentales, y todas las embajadas continuarían trabajando”, explica Stulík. No obstante, evacuar es una precaución sensata y temporal por si ocurre el peor escenario posible, añade.

En Moscú, el Ministerio de Asuntos Exteriores también ha dicho que va a “optimizar” al personal de la embajada y los tres consulados de Rusia en Ucrania. Según su portavoz, Maria Zakharova, lo hacen por “posibles provocaciones del régimen de Kiev o de terceros países”.

“Me habría quedado”

Aún no se sabe cómo afectará a la misión de la OSCE en el este de Ucrania la retirada de los observadores estadounidenses, británicos y canadienses. Según un informe de enero, en la misión había un total de 680 observadores internacionales, con 57 procedentes de Estados Unidos; 40, de Reino Unido; y 28, de Canadá.

La secretaria general de la OSCE, Helga Maria Schmid, escribió en Twitter que la misión de observación y otros proyectos de la OSCE en Ucrania seguirían “cumpliendo sin interrupción su mandato”. Aún no se sabe si otros países se sumarán a la retirada de su personal en los próximos días.

“Si me hubieran dado a elegir, me habría quedado, pero definitivamente no nos dieron la opción”, dice un miembro estadounidense de la misión que está siendo evacuado durante un mínimo de 30 días (después habrá una “revisión de la situación de seguridad”). “Aquí hay un poco de dudas sobre los motivos para sacar a la gente de una zona de conflicto activo aduciendo razones de seguridad por un conflicto potencial que aún no se ha manifestado”, dice.

Traducción de Francisco de Zárate