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La familia palestina que escapó de una devolución en caliente en Grecia: “Sufrimos hambre, sed y el terror a ser capturados”

El campo de refugiados de Samos, Grecia.

Katy Fallon

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El 26 de abril el abogado Dimitris Choulis abrió la puerta de su despacho y se encontró con una familia de cuatro miembros en la puerta. Eran Aisha*, de 31 años, y sus tres hijos, todos originarios de Palestina. Habían acudido a su despacho en la isla griega de Samos porque sabían que estaba especializado en inmigración.

“Dijo 'pushback' [devolución en caliente] y entendí lo que había pasado”, explica Choulis. Eran las únicas personas que quedaban en la isla de un grupo de solicitantes de asilo llegado de Turquía unos días antes.

La llegada y aparente expulsión del grupo fue denunciada por los medios de comunicación locales. Según lo publicado, residentes de la isla que habían dado agua a algunos de los llegados ahora estaban recibiendo presiones de las autoridades para que dijeran que el grupo “nunca había existido”.

En palabras de Aisha, “fue un viaje estresante y peligroso”. Después de llegar a Samos, se escondió en las montañas con sus hijos. “Nos enteramos de que los demás habían sido capturados y deportados a Turquía, pero yo decidí quedarme en la isla a toda costa y hasta vivir solo de agua durante muchos días, no quería regresar a Turquía”.

La familia recorrió una distancia de más de 40 kilómetros hasta el campo de refugiados de Vathy, la ciudad principal, bebiendo agua de los arroyos y durmiendo en los bosques a través de Samos. “Estábamos sufriendo hambre, sed y el terror de ser capturados”, dice. Cuando llegó al campamento de Vathy, otras personas que vivían allí le dijeron que buscara a “un abogado llamado Choulis”.

Según Choulis, es difícil negar las evidencias de una devolución en caliente. La familia aparece en fotos publicadas por la ONG noruega Aegean Boat Report que documentan la llegada a Samos el 21 de abril de un grupo de 32 solicitantes de asilo. Después, los guardacostas de Turquía publicaron fotos del rescate, el 22 de abril, de 28 personas llegadas en balsas salvavidas de color naranja a la costa turca frente a Samos. “Es naturalmente la prueba de una devolución en caliente”, dice Choulis. “No sé qué más necesitamos para demostrarlo”. 

Aisha es un raro ejemplo. No es habitual haber podido escapar a una devolución en caliente. Las ONG y organizaciones de defensa de derechos llevan más de un año dando la voz de alarma por expulsiones colectivas ilegales en las islas griegas. Según datos de la Red de Vigilancia de la Violencia en Fronteras (la BVMN, por sus siglas en inglés), Grecia ha expulsado de sus costas a unos 6.230 solicitantes de asilo desde enero de 2020.

En mayo, el Consejo de Europa instó a Grecia a “poner fin” a esta práctica y pidió “investigaciones independientes y eficaces” sobre los incidentes denunciados.

En busca de un lugar seguro

Aisha huyó de un esposo violento en Palestina y luego abandonó Turquía por miedo a que él la encontrara. Lo que busca, dice, es un lugar seguro. “En Palestina vivíamos una situación terrible, me fui a Turquía y fue peor, y luego llegué a Grecia y fue aún peor. Espero ver a mis hijos en un lugar donde puedan jugar y recibir una educación”.

Los guardacostas griegos aseguran no tener constancia de ningún incidente el 21 de abril. “Todas las operaciones de la Guardia Costera Griega se llevan a cabo con pleno respeto del derecho internacional y de los convenios internacionales”, dijeron.

“Sin embargo, en el ejercicio de los derechos soberanos del país, la Guardia Costera Griega ha sido a menudo objeto de metódicos y sistemáticos ataques en redes sociales, en algunos medios, y también por parte de ONG”, dijeron. “La gran mayoría de estos posts/informaciones se basan en informes no fundamentados y fuentes no confirmadas o poco fiables, que no son identificadas”.

En el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR) dijeron al periódicoThe Guardian que había indicios de una devolución en caliente. Según Mireille Girard, representante del organismo, “el 21 de abril ACNUR recibió el mensaje de que había llegado a Samos un grupo que incluía a mujeres y niños”. “Pedimos información en repetidas ocasiones a las autoridades centrales y locales pero no obtuvimos confirmación de ninguna llegada. Los residentes locales informaron en las redes sociales de haber visto nuevas llegadas en la zona de Ormos Marathokampou, así como de actividad y un barco en la zona que luego abandonó el puerto a última hora de la noche”.

“En los días sucesivos, ACNUR fue informado de que una familia, al parecer la única de aquel grupo que llegó a Marathokampou, había permanecido en la isla y había acudido con un representante legal a las instalaciones del gobierno para registrar a recién llegados. Estos datos son preocupantes. Son indicios de una devolución en caliente en la isla de Samos el 21 de abril, y las autoridades deben abrir una investigación formal”.

Aisha y los niños siguen en el campo de refugiados de Samos. Les acaban de decir que su solicitud de asilo en Grecia ya ha sido aceptada.

*El nombre verdadero de Aisha ha sido modificado como medida de protección

Traducido por Francisco de Zárate

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