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Los desplazados forzosos en el mundo alcanzan los 82 millones de personas, un nuevo récord a pesar de la pandemia

Dos refugiados afganos de tercera generación juegan en un pozo de agua, el pasado 4 de julio en el campo de Kababian, en el noroeste de Pakistán.

Gabriela Sánchez / Raúl Sánchez

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Tras casi una década de tendencia al alza ininterrumpida, ni siquiera una pandemia ha empezado a frenar el número de personas obligadas a vivir lejos de sus hogares por miedo. A pesar del confinamiento y los cierres de fronteras, la cifra de desplazados forzosos en el mundo alcanzó los 82,4 millones en 2020, un 4% más que en 2019, volviendo a superar cifras históricas, según los últimos datos publicados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que exige a los líderes mundiales “intensificar sus esfuerzos” para revertir la crisis de desplazamiento forzoso internacional generada desde 2011.

“La gente se vio obligada a huir de sus hogares durante todo el año a pesar de un llamamiento urgente del secretario general de la ONU el 23 de marzo de 2020, en el que pidió el cese del fuego mundial para permitir una respuesta concertada a la pandemia”, lamenta la Agencia en su informe anual. Para finales de 2020, el número de personas desplazadas por la fuerza debido a la persecución conflicto, violencia o violaciones de los derechos humanos había aumentado hasta los 82,4 millones, la cifra más alta registrada según los datos disponibles“. La cifra de migrantes obligados a salir de sus casas por su seguridad duplica la registrada en 2011, cuando Acnur comenzó a alertar del aumento continuado del desplazamiento forzoso en el mundo.

Más del 1% de la de la población mundial, es decir, 1 de cada 95 personas, ha tenido que migrar por la fuerza. Entre ellas, se encuentran 20,7 millones de refugiados bajo la protección de Acnur, 5,7 millones de refugiados palestinos, 3,9 millones de venezolanos asentados fuera de su país y 4,1 millones de ciudadanos aún esperan la respuesta a su solicitud de asilo. Otros 48 millones de personas son desplazados internos, es decir, han huido de la guerra o la persecución en el interior de las fronteras de sus estados. 



“Detrás de cada número hay una persona forzada a dejar su hogar y una historia de desplazamiento, desarraigo y sufrimiento. Merecen nuestra atención y apoyo, no solo mediante la ayuda humanitaria, sino también con la búsqueda de soluciones a su difícil situación”, ha declarado Filippo Grandi, alto comisionado de la ONU para los Refugiados. Más de los dos tercios de todas las personas huidas de sus países provienen de solo cinco países: Siria (6,7 millones), Venezuela (4 millones), Afganistán (2,6 millones), Sudán del Sur (2,2 millones) y Myanmar (1,1 millones).

Caen las peticiones de asilo por la pandemia

Aunque el número total de desplazados forzosos ha aumentado, la cifra de nuevas peticiones de asilo registradas en 2020 se ha situado en las 1,2 millones de solicitudes, lo que supone un descenso del 43% con respecto al año anterior. Se trata de “la mayor caída detectada en un solo año desde que se iniciaron los registros en 2000”, indica Acnur. El descenso puede explicarse por los cierres de fronteras establecidos por muchos países con el objetivo de frenar el virus. 

Según el informe, en el pico de la pandemia, más de 160 países habían cerrado sus fronteras, 99 de los cuales no hacían excepciones con las personas que querían pedir protección. “Con la introducción de determinadas medidas, como los reconocimientos médicos en las fronteras, certificados médicos o cuarentenas tras la llegada o entrevistas a distancia, se fue incrementando el número de países que encontraron la forma de garantizar el acceso al asilo al tiempo que intentaban contener la propagación de la pandemia”, sostiene Acnur. 

Entre los países que han registrado un mayor número de nuevas solicitudes individuales de asilo en 2020 se encuentra España, con 88.800 peticiones (la mayoría de venezolanos, colombianos y hondureños), solo por detrás de Estados Unidos (250.800) y Alemania  (102.600). 

No obstante, el mayor número de desplazamientos forzosos en 2020 se ha producido en el interior de las fronteras de los países de origen de quienes huyen. En total, 2,3 millones escaparon de la guerra, la violencia o la persecución dentro de sus propios estados, empujados en su mayoría por las crisis de Etiopía, Sudán, los países del Sahel, Mozambique, Yemen, Afganistán y Colombia. 



La mayoría de los refugiados del mundo, un 86%, están acogidos en países vecinos de las zonas que sufren crisis humanitarias, generalmente de recursos medios o bajos. Turquía, por séptimo año consecutivo, es el Estado que aloja al mayor número (3,7 millones), seguida de Colombia (1,7 millones que incluyen a venezolanos desplazados), Pakistán (1,4 millones) y Uganda (1,4 millones). El único país europeo que aparece entre los cinco principales estados de acogida es Alemania (1,2 millones). Los países menos desarrollados del mundo acogen al 27% del total de refugiados, apunta la Agencia de la ONU. 

Menos reasentamiento y retorno voluntario

Durante el año de la pandemia se ha reducido drásticamente el número de personas que han podido regresar a sus hogares: cerca de 3,2 millones de desplazados internos y 251.000 refugiados pudieron volver a casa, un 40% y 21% menos respectivamente que en 2019. Las restricciones a la movilidad levantadas por la COVID-19 han impedido que más gente pudiesen acogerse a programas de retorno voluntario. 

La política global de reasentamiento (el traslado de refugiados de un país de acogida, generalmente con menor capacidad para atenderlos, a otro) también se ha visto afectada durante 2020, alcanzando el nivel más bajo en 20 años, como consecuencia del reducido número de plazas disponibles y de la COVID-19, indica el documento. En la fase inicial de la pandemia, el ACNUR y la la Organización Internacional para las Migraciones suspendieron los planes de reasentamiento durante varios meses, aunque estas actividades se reanudaron posteriormente, solo 34.400 refugiados fueron reasentados el año pasado.

Acnur también destaca su preocupación por los menores: el 42% de todas las personas desplazadas de manera forzosa en el mundo son niñas y niños. Sus estimaciones evidencian que “casi un millón de niños han nacido como refugiados entre 2018 y 2020”. “Muchos de ellos corren el riesgo de permanecer en el exilio durante años, algunos potencialmente por el resto de sus vidas”, sostiene el informe. Unos 21.000 niños no acompañados presentaron nuevas solicitudes de asilo en 2020 frente a las 25.000 registradas un año antes. “Teniendo en cuenta que las nuevas solicitudes de asilo en 2020 se redujeron en un millón debido a la COVID-19, esta cifra es desproporcionadamente alta”, añade el documento.

“La tragedia de tantos niños y niñas nacidos en el exilio debería ser razón suficiente para maximizar los esfuerzos para prevenir y acabar con los conflictos y la violencia”, ha advertido Grandi.

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