Myanmar anuncia que sólo repatriará a 400 refugiados rohingyas de la lista de 8.000 propuesta por Bangladesh
Myanmar ha afirmado que aceptará la repatriación de menos de 400 refugiados rohingyas de los 8.000 que están dispuestos a regresar voluntariamente desde Bangladesh. U Myint Thu, ministro de Asuntos Exteriores de Myanmar, aseguró que de la lista de miles de refugiados que le presentó el Gobierno de Bangladesh, solo 374 cumplen los requisitos para la repatriación.
Myanmar ha culpado a Bangladesh por la lentitud del proceso, acusando al país vecino de poner en la lista información “incompleta” sobre la mayoría de los refugiados, y además acusó a tres personas de la lista de ser terroristas.
“Estos 374 serán la primera tanda de repatriados”, dijo Myint Thu durante una rueda de prensa en Naipyidó, la capital del país. No dio datos específicos sobre cuándo se llevará a cabo la repatriación, sino que simplemente afirmó: “Pueden regresar cuando les venga bien a ellos”.
Esta medida hacia la repatriación cambiará muy poco la situación de los 700.000 refugiados birmanos rohingyas que viven actualmente en campos en Bangladesh tras huir de una sangrienta campaña de represión llevada a cabo por el Ejército birmano en el Estado de Rakáin, que comenzó en agosto de 2017 y destruyó sus hogares, dejando miles de personas muertas.
Incluso si Myanmar finalmente permite que comience un proceso de repatriación, tras dos intentos fallidos en diciembre y enero, todavía quedan dudas respecto de la seguridad de los rohingyas si regresan a su país. Imágenes por satélite de un informe de Amnistía Internacional presentado el lunes muestran que la mayoría de los pueblos rohingyas han sido demolidos y se han construido en esos territorios grandes estructuras de hormigón y bases militares.
El Gobierno birmano dijo que los 374 refugiados repatriados serán alojados durante no más de un mes en campos temporales que han construido –descritos por Human Rights Watch como “prisiones al aire libre”– y luego podrán regresar a sus pueblos o a algún sitio cercano.
No queda claro si los 8.000 refugiados que dijeron que regresarían voluntariamente son rohingyas que huyeron en la campaña de genocidio reciente en 2017 o son otros que huyeron a Bangladesh durante otras embestidas violentas, en 2012 y 2016.
Abul Kalam, comisionado de rehabilitación y ayuda a refugiados de Bangladesh, dijo que a pesar de que Myanmar sólo ha aceptado a un pequeño grupo de refugiados “esperamos que acaben repatriando a toda la población de Rakáin que se encuentra en Bangladesh.”
Kalam señaló que aún no ha recibido ninguna confirmación del Gobierno birmano de esta última medida, pero dijo que en las primeras reuniones entre Bangladesh y Birmania, la cifra propuesta fue que Birmania aceptaría a 300 refugiados rohingyas cada día.
“Todavía quedan por definir cuestiones de seguridad y no sabemos a dónde llevarán a estas personas”, dijo respecto de los 374 que ya han sido aprobados para regresar a Myanmar. “El acuerdo entre las dos partes fue que se controlarían las condiciones de seguridad antes de las repatriaciones”.
El gobierno de Myanmar también aprovechó la rueda de prensa del miércoles para insistir en su negación de que se haya llevado a cabo un genocidio o limpieza étnica en Rakáin, después de que autoridades de la ONU hayan condenado el martes el genocidio y “las violaciones a las leyes internacionales” que se han cometido en ese estado birmano.
Los investigadores han descrito al Consejo de Derechos Humanos una campaña de violencia de incluía violaciones en grupo, tiroteos indiscriminados, quemar vivos a ancianos y personas con diversidad funcional dentro de sus hogares, violencia machista contra las mujeres y asesinatos de niños y bebés.
Sin embargo, U Aung Hla Tun, viceministro de Información, aseguró que cientos de miles de rohingya se habían marchado seducidos por la idea de “una vida mejor en los campos de Bangladesh”.
Aung Tun Thet, designado por Myanmar para supervisar la rehabilitación en Rakáin, añadió: “No existe nada en nuestro país ni en nuestra sociedad que se asemeje a una limpieza étnica o a un genocidio”.
Traducido por Lucía Balducci