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'Operación parar a Boris': diputados de todos los partidos preparan una rebelión en el parlamento para detener un Brexit sin acuerdo

El Gobierno de Johnson está dominado por "tories" pro "brexit" y del ala derecha

Rowena Mason / Jessica Elgot

Un grupo de diputados rebeldes del Parlamento británico está tratando de impedir que Boris Johnson salga el 31 de octubre de la Unión Europa sin un acuerdo. Cada vez más indignados por el poder y la influencia de Dominic Cummings, el polémico ayudante de Johnson, los diputados están pensando en votar en contra del descanso parlamentario de otoño para lograr su objetivo.

Formado por miembros de todos los partidos, el grupo de congresistas está repasando a toda prisa las opciones legislativas que quedan para enfrentar la línea dura de Cummings. El aliado de Johnson es descrito por una fuente del Partido Conservador como el hombre que ha impuesto el “reinado del terror” en el número 10 de Downing Street, con el objetivo de lograr un Brexit el 31 de octubre cueste lo que cueste.

Tres de los diputados rebeldes han explicado a The Guardian que una de las medidas que están considerando es oponerse a la moción que se presenta todos los años para interrumpir las sesiones a mediados de septiembre para que los partidos celebren sus congresos. Evitando la interrupción, la cámara tendría otras tres semanas de sesiones extra para impedir un Brexit sin acuerdo y se abriría la posibilidad de reservar más días para que los rebeldes lleguen a controlar los asuntos a tratar en el parlamento. El objetivo final es aprobar un proyecto de ley que obligue al gobierno de Johnson a pedir en Bruselas una prórroga del artículo 50.

Desde que entró en el equipo de Johnson, Cummings ha dicho a los asesores gubernamentales que Downing Street está dispuesta a hacer todo lo necesario para que haya un Brexit el 31 de octubre, con acuerdo o sin él. Entre las medidas posibles para lograrlo se incluye suspender las sesiones parlamentarias, ignorar cualquier moción de censura que haya contra Johnson o convocar unas elecciones generales 'del pueblo contra los políticos' que se celebrarían después del Brexit.

Alarma por el creciente papel de Cummings

Pero dentro de Downing Street también crece la alarma entre asesores especiales y diputados conservadores, ante la magnitud de la influencia ejercida por Cummings y su voluntad de hace frente al parlamento.

La exigencia de Cummings para entrar a formar parte del Gobierno fue tener control sobre el despacho de Johnson, explican fuentes del Partido Conservador. Una vez dentro, se ha dedicado a apartar a los asesores más moderados –como el antiguo hombre fuerte de Johnson en el ayuntamiento de Londres Sir Eddie Lister– mientras armaba un equipo compuesto por “auténticos creyentes” del Brexit de línea dura, muchos de ellos miembros de la campaña que defendió la salida de la UE en el referéndum de 2016.

Según esa fuente, el control que ejerce Cummings en Downing Street es como un “reinado del terror”. Inmovilizados por el temor a perder su trabajo, los asesores han recibido la instrucción de trabajar a toda máquina para que haya Brexit en la fecha límite del 31 de octubre.

En principio, los medios recibieron la información de que Lister sería el nuevo jefe de gabinete de Johnson. Dentro del equipo de gobierno, hay quien lo describe como uno de los “sensatos”. Pero en correos electrónicos internos de Downing Street se puede ver que Cummings se ha convertido en el “asistente del primer ministro” a cargo del Brexit y de política interior, con Lister rebajado al cargo de “asesor estratégico principal”, responsable en temas de Asuntos Exteriores, Empresas y Seguridad.

Un relevante asesor de los conservadores ha explicado a The Guardian que Cummings es el que “dirige el espectáculo, sin ninguna duda”; y que es aún más despiadado y complicado para trabajar que Nick Timothy y Fiona Hill, los antiguos asesores de Theresa May: “El nivel de terror es mayor que el que a Priti Patel le gustaría ejercer sobre los delincuentes; es mucho, mucho más aterrador que cuando estaba Nick Timothy. Es como dos Fionas y un Nick en uno; lo peor de los dos mundos en una sola persona”.

Cummings, sin embargo, también tiene defensores, entre ellos un asesor especial que trabajó con las dos últimas administraciones. “Dom necesita gente que sepa hacer su trabajo, que cumpla con las prioridades del primer ministro y que dé respuestas sinceras cuando haya problemas”, explica a este medio. “En el gobierno anterior podías terminar despedido solo porque otra persona había tenido un mal día”.

La preocupación sobre el papel de Cummings se ha extendido también a algunos diputados conservadores que reconocen estar alarmados por todo el poder que en poco tiempo ha acumulado Cummings para un cargo no electo. “[Cummings] es un consejero no electo, y existe la preocupación que el primer ministro se esté convirtiendo en una fachada para los planes ideológicos de Cummings”, explica uno de ellos.

Un plan en el que Corbyn es primer ministro

Si hay diputados rebeldes de varios partidos pensando en valerse de la legislación para bloquear un Brexit sin acuerdo, se debe, en parte, a que el Partido Laborista ha enfatizado que no entrará en un eventual gobierno de unidad nacional en caso de moción de censura. Antes de llegar a un acuerdo con el resto de partidos para apoyar a candidatos como Yvette Cooper o Ken Clarke, los laboristas prefieren elecciones generales o un gobierno laborista en minoría dirigido por Jeremy Corbyn.

John McDonnell, responsable de Exteriores en la oposición laborista, ha explicado que si se produce una moción de censura y Johnson la pierde, Corbyn apuesta por formar un gobierno provisional con el apoyo de diputados conservadores rebeldes y de los otros partidos de la oposición. ¿Y si el líder conservador no renuncia? “Aunque preferiría no tener que arrastrar a la reina a esto”, dijo medio en broma McDonnell, “enviaría a Jeremy Corbyn en taxi al palacio de Buckingham para que le dijera: 'vamos a tomar el testigo”.

El problema para llevar a cabo ese plan es que muchos diputados conservadores rebeldes no se fían de un plan que termine con Corbyn como primer ministro en funciones. Ese es el motivo por el que en lugar de un voto para hacer caer al gobierno, prefieren la opción de legislar para impedir el Brexit sin acuerdo.

Peter Kyle, el diputado laborista que ideó una solución intermedia en la que un eventual acuerdo con la UE debería ser aprobado por un segundo referéndum, asegura no tener ninguna duda de que la cámara podrá detener todas las iniciativas de Johnson y Cummings contra el parlamento para lograr un Brexit sin acuerdo.

“Por supuesto que podemos decidir no tomar el descanso [de otoño]; por supuesto que podemos decidir presentar una enmienda en contra de como ha venido siendo hasta ahora; el parlamento estará a la altura si el gobierno actúa de forma poco convencional y no respeta el poder soberano del parlamento; y si el gobierno rompe las reglas, crearemos nuevas reglas”, explica. Kyle cree que los diputados no se dejarán intimidar por Cummings, un “populista disidente que desbarra en la tribuna de sus amigos blogueros” sobre un Brexit sin acuerdo.

Chuka Umunna, diputado del Partido Liberal Demócrata y portavoz del Tesoro, no lo tiene tan claro. En su opinión el “vital trabajo interpartidario” que se está haciendo solo tendrá éxito si se alcanza un número suficiente de diputados laboristas y conservadores dispuestos a impedir el Brexit sin acuerdo. “Todo quedará en nada mientras siga la actual alianza entre al menos 25 diputados laboristas, incluidos 8 de los que se sientan en primera fila, y una mayoría de diputados conservadores que persiste en votar contra las medidas jurídicamente vinculantes que impedirían el Brexit sin acuerdo en la Cámara de los Comunes”, indica.

Según los expertos, un plan plausible para los diputados rebeldes de todos los partidos es tomar el control del orden del día usando las mociones de receso, llamadas “mociones de suspensión periódicas”. Por lo general no se pueden presentar enmiendas contra esas mociones, pero John Bercow, el presidente de la Cámara de los Comunes, dio en enero un polémico primer paso al permitir que el diputado conservador Dominic Grieve presentara, en contra de la convención, una enmienda a una moción similar –la que fijaba un plazo de tres días para que la entonces primera ministra regresará a la Cámara con otro plan en caso de que su acuerdo fuera rechazado–.

Grieve, antiguo fiscal general, evita hablar sobre la posibilidad de presentar ahora una enmienda a la moción sobre el receso de septiembre. Pero sí adelanta que sería inconstitucional tener a Johnson desobedeciendo una hipotética moción de censura y quedándose en Downing Street hasta después del 31 de octubre, la fecha límite del Brexit.

El martes, cuando un periodista de Sky News se dirigió a él en el exterior de su domicilio, Cummings protagonizó una poco común declaración en la que sugería que el parlamento no podría encontrar ninguna manera de impedir un Brexit sin acuerdo forzando al primer ministro a dimitir. “Es la cosa más simple, el primer ministro cree que los políticos no pueden elegir cuáles son los votos que se respetan, esa es la clave”, dijo. “No creo estar siendo arrogante; no sé mucho sobre muchas cosas; el señor Grieve.... ya veremos si tiene razón”.

Traducido por Francisco de Zárate

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