Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

The Guardian en español

Políticos polacos apuntan a la posible participación de Rusia en un escándalo de escuchas ilegales de 2014

El juez Pawel du Chateau anuncia el veredicto en diciembre de 2016 sobre el caso de espionaje en restaurantes en un tribunal en Varsovia. El principal acusado en el caso, Marek Falenta, fue sentenciado a dos años y medio de prisión

Christian Davies

Varsovia —

Crece la preocupación en Polonia por la posible participación de Rusia en un sonado escándalo de escuchas ilegales que sacudió la política polaca en 2014 tras salir a la luz que el empresario condenado por organizar la operación debía decenas de millones de dólares a una empresa rusa de carbón.

Marek Falenta, un empresario polaco con intereses en la industria del carbón, fue condenado en 2016 por organizar la operación, que supuso más de 700 horas de conversaciones durante más de 80 reuniones entre destacados políticos y funcionarios en dos restaurantes de Polonia.

Entre los grabados estaban los ministros de Interior, Economía, Exteriores y Transporte –todos del partido proeuropeo Plataforma Cívica– y los presidente del banco nacional, la oficina suprema de auditoría, la agencia de protección del Gobierno y la oficina anticorrupción. Dos camareros también fueron condenados por su participación.

La publicación de las transcripciones en el semanario polaco Wprost en junio de 2014 causó sensación tras desvelar que Radoslaw Sikorski, entonces ministro de Exteriores, había descrito como “inútiles” los vínculos defensivos de Polonia con Estados Unidos. También aparecía el presidente del banco nacional sugiriendo al ministro de Interior la expulsión de Jan-Vincent Rostowski, el entonces ministro de Economía, a cambio del apoyo del banco a la política del Gobierno.

La revelación de la deuda de Falenta plantea la posibilidad de la participación de Rusia en un escándalo que los expertos señalan que ha sido clave en la caída del apoyo público a Plataforma Cívica de cara a las elecciones de 2015 y la subsiguiente llegada al poder del Partido Ley y Justicia.

Joanna Kluzik-Rostkowska, diputado de Plataforma Cívica, señala: “Cuando ocurrió la operación en 2014 no éramos conscientes de hasta qué punto Rusia estaba preparada para interferir en las elecciones de otros países, en EEUU, en el Bréxit, en Cataluña, Alemania... pero ahora que sabemos lo que ocurrió en esos países, necesitamos una completa explicación de lo que ocurrió en Polonia”.

Hace tiempo que hay preguntas sobre cómo Falenta y los camareros consiguieron llevar a cabo una operación de grabaciones tan sofisticada y extendida en el tiempo sin ningún tipo de ayuda exterior.

La mayoría de las grabación ocurrieron en una sala privada en Sowa i Przyjaciele, establecido en 2012. En 2016 salió a la luz que el restaurante en Varsovia lo habían abierto dos socios empresariales de Robert Szustkowski, un empresario y promotor inmobiliario polaco que ha vivido en Rusia. En el momento de las revelaciones, Szustkowski ocupaba el puesto de consejero para la embajada de Gambia en Rusia.

Ewa Domzala, exsocia de Szustkowski, afirma a The Guardian que Szustkowski había trabajado durante décadas en empresas vinculadas a Andrei Skoch, un oligarca ruso.

Skoch, ahora diputado en el Parlamento de Rusia fue incluido en abril a la lista de sanciones del Tesoro de EEUU “por sus largos vínculos con grupos rusos de crimen organizado, incluido un tiempo liderando tal empresa”.

El semanario polaco Polityka afirmó la semana pasada que a finales de 2013 o principios de 2014 Falenta viajó a Kemerovo en Rusia para reunirse con representantes de Kuzbasskaya Toplivnaya, una empresa rusa de carbón.

Según la información, el acuerdo parece haber dejado a Falenta con una deuda de unos 20 millones de dólares con la empresa. Fuentes de inteligencia citadas por Polityka sostienen que la reunión fue facilitada por Szustkowski.

En unas declaraciones publicadas por Onet, una diario online polaco, Szustkowski negó haber cooperado o trabajado con Falenta, aunque no negó haber contactado con él. También negó rotundamente tener conexiones con agencias de inteligencia extranjeras, con grupos de crimen organizado ni con la operación de escuchas.

Se han planteado cuestiones sobre hasta que punto la presión política de personas asociadas al Partido Ley y Justicia, un gran beneficiado de la operación, pueden haber obstaculizado investigaciones oficiales sobre la posible participación de Rusia. Ni el Gobierno ni las fuerzas de seguridad han hecho comentarios sobre las nuevas revelaciones.

Un antiguo oficial de inteligencia que tenía un puesto importante en el momento del escándalo señala: “En aquel momento, las conexiones con Rusia eran numerosas y obvias, pero nunca se investigaron de forma adecuada”.

“Los servicios de inteligencia polacos están, desafortunadamente, muy politizados y ya en 2014 muchos altos oficiales sabían en qué dirección soplaba el viento. Simplemente no interesaba –y sigue sin interesar– investigar si la administración entrante salió elegida con la asistencia de Rusia”, señala este antiguo oficial de inteligencia.

Slawomir Sierakowski, del think tank progresista Krytyka Polityczna, señala: “La operación ocurrió en el momento de mayor influencia polaca en la Unión Europea, cuando Polonia era un fuerte defensor de Ucrania tras las protestas del Maidan”. “Los rusos llevan siglos infiltrándose en la política polaca e intentando controlar la región ¿por qué iban a parar ahora?”, añade.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

Etiquetas
stats