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The Guardian en español

Si en EEUU no entienden el Brexit, está claro que tenemos un problema

La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de EEUU, Donald Trump.

Arwa Mahdawi

¿Cómo se explica el Brexit a los estadounidenses? Me refiero a una forma en que Reino Unido no quede en ridículo. Una forma en que el Reino Unido mantenga un mínimo de dignidad.

No es una pregunta retórica: realmente quisiera saberlo. Como británica que vive en Estados Unidos, en los últimos dos años y medio he tenido que improvisar muchas veces explicaciones sobre el Brexit. Podía estar en una fiesta, tomando café o paseando a mi perro y alguien notaba mi acento. “¡Vaya! ¿Eres británica?”, exclamaban. “¿Qué es lo que está sucediendo allí? ¿Ya han hecho el Brexit? ¿Todavía tenéis primer ministro? ¿Es verdad que los políticos se están tirando gas pimienta los unos a los otros?”

Estas preguntas me ponen increíblemente incómoda. No sólo porque no sé bien cómo responder, sino porque el hecho de que me hagan estas preguntas es prueba de lo dañada que está la imagen internacional de Reino Unido. Es cierto que los estadounidenses no son conocidos por interesarse mucho en lo que pasa en el resto del mundo ¿Cuán mal le tiene que ir a tu país para que se interesen en su política interior? Cuando me mudé a Nueva York, hace unos siete años, la gente notaba mi acento y me hablaba de Harry Potter o de la reina. Nadie me hablaba de política británica, mucho menos de gas pimienta en la Cámara de los Comunes. Pero el Brexit cambió todo. Reino Unido se ha convertido en un culebrón bochornoso que fascina al mundo. Incluso estadounidenses famosos están obsesionados con el Brexit. Chrissy Teigen, una modelo estadounidense, escribió lo que siente gran parte de la sociedad cuando tuiteó: “Uno de mis objetivos para 2019 es entender la política británica. Leo y leo e intento aprender, pero mi cerebro no logra descifrarlo”.

Pero creo que en este momento, ningún cerebro puede comprender qué está sucediendo en Reino Unido. El asunto desafía cualquier lógica. Como publicó el Wall Street Journal en un ensayo titulado 'La gran debacle del Brexit', “desde lejos, el espectáculo de ver a Reino Unido teniendo el equivalente de un ataque de nervios ha dejado a mucha gente perpleja…El país que alguna vez se caracterizó por su rígida compostura se ha sumergido en una especie de orgía de histrionismo público que comúnmente se asocia con los culebrones latinoamericanos”.

Cabe remarcar que, si bien los estadounidenses se han quedado perplejos con la situación de Reino Unido, también han demostrado bastante conmiseración. La actitud de los estadounidenses (progresistas) respecto al Brexit ha evolucionado de forma interesante. Cuando en 2016 se anunciaron los resultados del referéndum, los medios de comunicación estadounidenses se regocijaron un poco con la situación. El sentimiento general quizá tuvo su mejor representación en un artículo satírico del New Yorker titulado 'Los británicos ya no tienen derecho a decir que los estadounidenses son más tontos'. Claro que unos meses después Trump ganó las elecciones generales y Estados Unidos cayó en su propia crisis de identidad.

Puede que Reino Unido ya no tenga derecho a decir que los estadounidenses son más tontos, pero Estados Unidos claramente no tiene derecho a sentir ningún tipo de superioridad política. De hecho, creo que algunos sectores de la sociedad estadounidense ahora sienten cierta solidaridad hacia Reino Unido, un alivio por no ser los únicos cuyo país se ha transformado en un completo desastre. Se ha conformado una nueva relación entre Reino Unido y Estados Unidos: nos une el hecho de habernos convertido en los hazmerreíres del mundo.

Traducido por Lucía Balducci

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