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“Viudas negras” y falsos funcionarios: la guerra levanta un poderoso negocio de estafas a familias de soldados en Rusia

Un hombre camina en Moscú junto a un cartel de reclutamiento del Ejército ruso

Albert Sort Creus

Moscú —

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Mujeres que buscan a soldados a punto de marcharse al frente o malheridos para casarse con ellos y cobrar la pensión de viudedad. Grupos criminales que aprovechan el duelo por la muerte en combate de un hijo para vaciar las cuentas de la madre. Organizaciones que prometen a las familias de desaparecidos que encontrarán a sus seres queridos cuando, en realidad, solo quieren sacarles el dinero.

En Rusia, la guerra de Ucrania se ha convertido en un terreno abonado para estafadores de todo tipo que, en un contexto de inestabilidad y desasosiego, tratan de enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno.

“Las viudas negras”

En Tula, una ciudad a unos 200 kilómetros al sur de Moscú, dos madres, Tatiana y Natalia, suben hasta el rellano de un bloque de pisos. Allí esperan a la misma mujer, Ekaterina Morozova, de 40 años, a quien acusan de haberse casado con sus dos hijos muertos en el frente para cobrar sus indemnizaciones, lo que en Rusia se conoce como una “viuda negra”.

Denis Rikov ya se había alistado al Ejército cuando conoció a Ekaterina. Contrajeron matrimonio justo antes de que lo mandaran a luchar a primera línea, donde falleció poco después. Tras su muerte, alguien retiró el equivalente a 25.000 euros de su cuenta bancaria. En el funeral de Denis, ella conoció a Vlad Morozov, con quien también acabaría casándose. La mañana siguiente de la boda, él partió hacia Ucrania y desapareció en una misión de asalto. Aquel mismo día, también se extrajo una gran suma de dinero de su tarjeta.

En un clima de caos informativo, aumenta la necesidad de soluciones fáciles y rápidas, y los manipuladores se aprovechan de ello

Daria Yausheva psicóloga

Cuando Ekaterina llega a la puerta de su casa, trata de esquivar a las dos madres y rechaza las preguntas de la periodista del canal de Telegram Ne Zhdi, la empuja y le tira del pelo. Natalia, la madre de Denis, explica más tarde la conversación que tuvo con ella tras la defunción de su hijo y en la que admitió que se había quedado con sus ahorros.

“Este es mi dinero, necesito vivir de algo”, recuerda que dijo la chica. “No es cuestión de dinero en absoluto, pero debemos preparar el funeral, eso es todo”, le respondió la madre. A lo que Ekaterina preguntó: “¿300.000 [3.000 euros] serán suficientes para enterrarlo?”. Natalia asegura que, para ella, aquella frase “fue como un puñal en el corazón”.

Una problemática difícil de combatir

Dependiendo de la región, las esposas de los veteranos muertos en combate pueden llegar a cobrar entre 150.000 y 200.000 euros. La problemática de las “viudas negras” ha llevado al Parlamento ruso a legislar para proteger a los militares y a sus familias. Según Leonid Slutski, el líder del ultranacionalista Partido Liberal Democrático, “estos monstruos han decidido deshonrar lo más sagrado: el cuidado de las familias de los héroes caídos”. El político las llegó a comparar con los saqueadores durante el asedio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial.

Las autoridades alertan de que tras algunas de estas mujeres hay bandas criminales y que, en ocasiones, intentan atrapar a varios soldados a la vez. En las redes sociales, especialmente en VK, el Facebook ruso, es muy fácil encontrar grupos en los que chicas piden citas con militares y que estas organizaciones utilizan para encontrar a sus víctimas.

El Comité de Investigación ruso, un análogo de la Fiscalía, desmanteló una banda de delincuentes que buscaba a hombres solteros en el distrito central de Janti-Mansisk, los convencía para que firmasen un contrato con el Ejército y luego los persuadía para entregar a las mujeres el control de sus finanzas. Se desconoce cuántas víctimas cayeron en la trampa, pero sí se sabe que se embolsaron el equivalente a 300.000 euros.

Sin embargo, demostrar la invalidez de un matrimonio ficticio no siempre es fácil. Las familias y los abogados se encuentran con grandes dificultades a la hora de denunciar a las presuntas estafadoras. Incluso hay diputados, como la comunista Nina Ostánina, que dudan de que la nueva legislación acabe con esta práctica. Desde su punto de vista, las “viudas negras” solo se pueden combatir mediante la “censura pública” ya que la ley “no puede regular las cuestiones de inmoralidad”.

El negocio de la muerte ajena

Las pensiones estatales para los difuntos en acto de servicio son muy jugosas para los estafadores en un país en que mucha gente cobra menos de 500 euros al mes. Valentina, de la región de Perm, explica a la publicación Regnum cómo ni siquiera había enterrado a su hijo, muerto en la batalla de Melitópol, en marzo de 2022, cuando unos supuestos especialistas del Banco Central la empezaron a telefonear. La amenazaban con que perdería la indemnización que le correspondía si no transfería el dinero a una cuenta segura. Acabó dándoles más de 125.000 euros y hasta pidió un crédito de 15.000.

A menudo, los delincuentes también se hacen pasar por empleados de la oficina de registro y reclutamiento militar, del Fondo de Pensiones o de la Seguridad Social y aseguran a las madres o viudas que para acceder al cobro del subsidio deben pagar unas tasas o unas comisiones.

Un militar ruso sostiene una bandera en la ciudad ucraniana de Pokrovsk

Algunos son todavía más retorcidos y mienten a las familias afirmando que su hijo no murió como un héroe, sino como un desertor. Por este motivo, no sólo no recibirán el pago por fallecimiento, sino que deberán abonar una cantidad compensatoria.

No es habitual que la policía detenga a los criminales, pero hay excepciones. En Sochi arrestaron a un mensajero que había robado más de 60.000 euros a la madre de un soldado y le tuvo que devolver el dinero. Mientras que en Udmurtia, en el centro de Rusia, los agentes detuvieron a una abogada que se había quedado con cerca de 40.000 euros de una familia a la que había prometido agilizar los trámites tras la muerte de su hijo en las trincheras.

Según cuenta la psicóloga Daria Yausheva a elDiario.es, no es raro que los estafadores se aprovechen de la vulnerabilidad de estas personas. “Cuando alguien experimenta una pérdida o un estrés severo, su psique se centra en la supervivencia en lugar del análisis crítico. En un estado de desesperación y dolor, tendemos a confiar en quienes prometen ayuda o esperanza”, explica.

En busca del soldado desaparecido

Este sentimiento de desesperación no se produce solamente en el momento de la muerte de un ser querido, sino también ante la falta de noticias sobre su paradero. En las plataformas rusas son muy comunes los canales y grupos que ofrecen su ayuda para encontrar a familiares desaparecidos en la guerra. Detrás de algunos de ellos también hay estafadores.

Es el caso del canal “La vida de tu soldado”, propiedad de un supuesto Oleg Románovich, a quien el medio opositor Ostorozhno Nóvosti destapó como un farsante. Romanóvich pedía entre 90 y 180 euros para empezar a tramitar la búsqueda y ofrecía como garantía un canal de reseñas positivas sobre su trabajo, que se descubrió que habían sido redactadas por bots.

Hay veces en que los estafadores hacen creer a las familias que su pariente desaparecido está en una cárcel ucraniana, pero que, con su ayuda, pueden incluirlo en las listas de intercambio de prisioneros. A cambio, deben abonar entre 600 y 3.000 euros en función de la posición en el listado. En algunos casos, los delincuentes ya saben que el soldado está muerto y la familia se entera más tarde.

Hablar con el hijo muerto

El presidente ruso, Vladímir Putin, pronuncia su discurso durante el desfile militar del Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú, Rusia, el 9 de mayo de 2025.

La angustia es tal que algunos criminales cobran a las familias para presuntamente poder hablar por teléfono con el hijo desaparecido. Svetlana relata al medio independiente Viorstka cómo un desconocido la quiso convencer para comunicarse con su hijo herido. Le exigía cuatro euros en concepto de roaming, lo cual le pareció extraño y no lo aceptó.

Los periodistas se pusieron en contacto con esta persona, que resultó llamarse Vladímir, y admitió que se trataba de un truco ideado por su excompañero de celda. En un mes había ganado más de 500 euros con este timo.

También se han conocido casos de ladrones que utilizan la Inteligencia Artificial para imitar las voces de veteranos desaparecidos o muertos. Según el medio ortodoxo Miloserdie, estas personas replican el timbre del soldado y llaman a las familias pidiendo dinero para un intercambio de prisioneros, para un tratamiento médico o, en definitiva, con cualquier excusa.

La conmoción para los parientes es enorme y no siempre perciben el engaño. “Cualquier cosa relacionada con un ser querido en la zona SVO [en la guerra] es dolorosa para los familiares. Por lo tanto, lo que se diga en su nombre se tomará al pie de la letra”, apunta Yulia Belejova, jefa del Comité de Familias de Soldados de la Patria .

La arbitrariedad del Estado

Según el Ministerio del Interior ruso, la mitad de los estafadores telefónicos se hacen pasar por agentes del orden, empleados de los servicios secretos o miembros de los organismos estatales de control de las comunicaciones o de vigilancia financiera.

Un contexto de arbitrariedad del Estado, como el que se vive en Rusia, en el que los ciudadanos muchas veces no saben dónde están los límites de la ley, es propicio para los criminales. “Cuando una persona desconoce las normas, lo que está permitido y a quién acudir, se produce fatiga cognitiva y aumenta la dependencia de quienes parecen seguros de sí mismos”, advierte la psicóloga Yausheva, que añade: “En un clima de caos informativo, aumenta la necesidad de soluciones fáciles y rápidas, y los manipuladores se aprovechan de ello.”

Yausheva opina que los tiempos de guerra y crisis facilitan este tipo de comportamientos. “Cuando la sociedad vive en un estado de ansiedad, incertidumbre y estrés constante, las normas morales y sociales tradicionales se debilitan. Cuando el gobierno o las instituciones públicas no brindan asistencia, se abre un vacío para quienes buscan lucrarse con el sufrimiento ajeno”, concluye.

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