Un videojuego para empatizar con las víctimas de una violación
Cada día que pasa, surgen nuevas iniciativas en la industria del videojuego muy alejadas de la tradicional propuesta lúdica. No es extraño encontrar proyectos educativos, de concienciación o incluso terapéuticos. La evolución tecnológica permite convertir una actividad inicialmente concebida para entretener, en todo un abanico de posibilidades para ofrecer experiencias interactivas con casi cualquier objetivo que seamos capaces de imaginar.
Sin embargo, y a pesar de que en el pasado todo este abanico de opciones haya provocado multitud de reacciones adversas cuando se tocan temas especialmente polémicos, pocas veces nos encontramos con una temática tan dramática y delicada como las consecuencias de una agresión sexual.
El mero hecho de tocar este tema, puede ser interpretado como escandaloso o excesivamente morboso, y los integrantes del estudio Tusmørke son perfectamente conscientes de ello, motivo por el cual han mantenido su proyecto fuera de los focos de atención hasta tener muy clara la forma de enfocar el tema.
Tusmørke es un equipo compuesto por dos jóvenes estudiantes daneses, Marta y Mikkel, y tras meses de trabajo, decidieron presentar su iniciativa en el Independent Game Festival (IGF) donde inicialmente paso desapercibido entre otros tantos proyectos. El juego todavía se encuentra en vías de desarrollo, pero ante el interés despertado por esta original propuesta, ambos estudiantes han comenzado a explicar los motivos, y sobre todo, el objetivo de su trabajo.
Autumn, nombre con el que ha sido titulado el juego, busca recrear los meses posteriores de una víctima que ha sufrido una traumática violación con un fin muy claro: conseguir que el jugador empatice con la víctima y sea capaz de comprender tanto su lucha interna, como los continuos retos y dificultades a los que tiene que enfrentarse en su propio entorno.
El juego estará dividido en cuatro capítulos que coinciden con las cuatro estaciones del año narrados en orden inverso. El verano, el primero de ellos, representa la fase final del proceso en la que la protagonista, meses después de la agresión comienza a ver de nuevo un rayo de esperanza tras un largo periodo de recuperación. Durante la primavera, los eventos se centran en afrontar los sentimientos de culpabilidad y la vergüenza que derivan en ocasiones de la propia agresión. Durante el invierno, se afrontarán algunos de los momentos más duros del proceso, como los ataques de pánico, la desesperación, o el miedo a salir de casa o a relacionarse con otras personas. Por último, en el otoño (estación que da nombre al juego) se abordará el terrible acontecimiento que da lugar al calvario.
En una reciente entrevista concedida al portal The Atlantic, Marta y Mikkel afirmaban temer la reacción del público al no saber cómo este trabajo podría ser interpretado, y la dificultad que supone trasmitir bien sus intenciones.
Durante el proceso de desarrollo, no fueron pocas las ocasiones en las que tuvieron que sortear algunas importantes barreras, como intentar trasmitir algo que resulta casi imposible de explicar con palabras, o conseguir explicar el comportamiento evasivo, temeroso y la continua sensación de vulnerabilidad que sufre una persona tras una violación.
La propia Marta, admite haber sido víctima de una agresión sexual, y aunque consiguió escapar a tiempo, ella misma pasó por buena parte del proceso que intenta recrear en Autumn. Uno de sus objetivos, no era otro que “intentar cambiar el modo en el que se habla del tema, y promover la comprensión del proceso para evitar que las propias personas del entorno de la víctima, hagan que la situación sea aún más difícil de sobrellevar”.
Sin embargo, Autumn no sólo se centra en ayudar a comprender ese drama y empatizar con la víctima, también intenta servir de ayuda a la persona que ha pasado por semejante calvario a base de enfrentarse a sus mismas emociones, pero en un entorno controlado donde al igual que en la vida real, pueda tomar sus propias decisiones.
El juego se centra en una experiencia en primera persona, y aunque de momento todavía muestra un aspecto visual muy precario, ya consigue poner al jugador en la piel de la víctima, recreando ataques de ansiedad y representando desde su punto de vista las dificultades que suponen algunas acciones tan cotidianas como abrir la puerta de casa para salir a la calle. Es uno de los motivos por lo que sus creadores consideran especialmente interesante recurrir a la compatibilidad con las nuevas tecnologías de realidad virtual como las gafas Oculus Rift, que ayudan en gran medida a crear una mayor sensación de inmersión.
En su cruzada por recrear la experiencia con el mayor grado de fidelidad posible, aparte de la vista en primera persona, el jugador podrá sentir como se acelera la respiración o el ritmo cardíaco ante una situación estresante.
Autumn es desde luego un proyecto que puede resultar especialmente delicado, y por muchos esfuerzos que dediquen en Tusmørke para trasmitir sus buenas intenciones, siempre dependerá en buena parte del esfuerzo del jugador por comprender el motivo tras una temática tan impactante, porque se comprenda o no el objetivo del proyecto, no va a ser, ni pretender ser, una experiencia agradable.
Eso sí, si una iniciativa de este tipo sirve para concienciar, empatizar, o mejor aún, ayudar a una víctima de una agresión sexual… bienvenida sea.