Amenazas entre nuevos y antiguos líderes

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La situación en Kirguistán sigue siendo caótica. El enfrentamiento entre el nuevo gobierno y los seguidores del depuesto presidente kirguís, Kurmanbek Bakiyev, continúan en el país, una semana después del estallido de las primeras manifestaciones.

El derrocado mandatario, refugiado en una localidad del sur del país, y el número dos del Gobierno provisional, Almaz Atambayev, cruzaron amenazas de derramamiento de sangre.

Atambayev, afirmó desde Bishkek que pondrán en marcha una “operación especial” contra Bakiyev, que según dio a entender podría implicar violencia. “Estamos preparando una operación especial [contra Bakiyev]”, afirmó Atambayev, que añadió que el depuesto mandatario “se está escondiendo tras escudos humanos... Esperemos poder llevar a cabo [la operación especial] sin que haya muertes de civiles”.

Bakiyev, que fue derrocado tras una revuelta política liderada por Rosa Otunbayeva, líder de facto del Ejecutivo provisional y antigua ministra de Asuntos Exteriores, huyó de la capital y se refugió en la ciudad de Teyyit (sur), desde donde ya ha respondido a las declaraciones de Atambayev afirmando que en caso de que se emprenda una operación armada contra él ésta acabaría “en derramamiento de sangre”.

“Dejad que intenten capturarme, dejad que intenten matarme. Eso provocaría un derramamiento de sangre tan grande que no habría nadie capaz de justificarlo”, afirmó en una declaración pública ante miles de seguidores.

Por otro lado, Bakiyev ha pedido a Naciones Unidas (ONU) que envíe cascos azules a su país y también ha exigido una comisión independiente auspiciada por la ONU para la investigación de los sucesos ocurridos el pasado día 7 de marzo, cuando se produjo un tiroteo entre manifestantes opositores y Policía que dejó un saldo de 87 muertos.

Respecto a esto último, el hermano del ex presidente, Dzhanibek Bakiyev, antiguo jefe de Seguridad Personal, afirmó este domingo que fue él y no el mandatario exiliado quien ordenó disparar contra la multitud

de manifestantes. Horas antes, el presidente kirguís había rechazado su responsabilidad en el caso y solicitaba una comisión de investigación internacional.

“Yo di la orden de disparar a los que tenían armas”, señaló Dzhanibek Bakiyev en una entrevista a la agencia de noticias rusa RIA Novosti. “Ordené por radio que si alguien se aproximaba armado, abrieran fuego en su contra”, aseguró.

Aunque esta petición, por el momento, no ha tenido respuesta por parte de Naciones Unidas, Kirguistán sí que ha recibido las primeras ayudas internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado al país suministros médicos de emergencia suficientes para atender a 1.500 personas.

El portavoz en Ginebra del organismo de la ONU, Paul Garwood, ha explicado en conferencia de prensa que el Ministerio de Salud kirguistano solicitó esta asistencia para atender a los heridos en los disturbios.

“El Ministerio de Salud del país nos informó hoy que más de 500 personas fueron heridas y son tratadas en los tres principales hospitales de Bishkek,

además de que se han reportado al menos 75 muertos“, dijo.

Añadió que pese a la ayuda entregada, los centros médicos del país asiático carecen del equipo quirúrgico necesario para afrontar la contingencia, por lo que la OMS moviliza sus recursos con la intención de mandar este tipo de suministros.

Por su parte, Cruz Roja Internacional señaló que también ha entregado material de primeros auxilios a los hospitales de la capital kirguistana en vista de la gran cantidad de heridos que fueron llevados a las salas de urgencias.

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