Ampliar la Ley del Tabaco, una cuestión de salud
Sin duda alguna, la ampliación de la Ley del Tabaco es, ante todo, una cuestión de salud. Evitar 3.000 muertes de fumadores pasivos en España, casi 20.000 por cáncer de pulmón y más de 50.000 a causa de enfermedades cardiovasculares, oncológicas y respiratorias, es una necesidad sanitaria, no económica. Estamos hablando de personas, no de estadísticas. Sin embargo, pese a que las cifras son contundentes, el debate público se está queriendo centrar más en las repercusiones económicas negativas que en los beneficios sociales, y en consecuencia económicos, que devendrían como resultado de la ampliación de la Ley a los espacios públicos y cerrados. Evitar el coste social y el dolor asociado a las enfermedades provocadas por el tabaco debería ser el verdadero debate. Estudios realizados en países del entorno europeo que prohíben fumar sin excepciones –Francia, Italia, Irlanda y Reino Unido- más Nueva York, que lo hizo en 1995, no han experimentado conflictos sociales ni grandes consecuencias económicas en el sector hostelero. Nuestro país no tiene por qué ser diferente en este aspecto. Además, los estados de nuestro entorno ya han entendido el reto de salud que supone el tabaquismo y han avanzado hacia la protección total de la población frente al humo del tabaco. Es un signo de progreso y no podemos quedarnos atrás. España -país desarrollado- tiene y debe seguir la estela de Europa también en este sentido.
Evitar la muerte de 137 personas al día, respetar la libertad de los 800.000 trabajadores de los locales donde se permite fumar, que no pueden decidir tener espacios laborables libres de humo, o disminuir las estadísticas entre los más jóvenes que muestran como el 21,5% de los estudiantes entre 14 y 18 fuma diariamente, no son objetivos secundarios. Se ha demostrado que la limitación del consumo de tabaco en todos los espacios públicos y cerrados hace disminuir su consumo entre los jóvenes. Son datos y evidencias abrumadores que nos deben hacer pensar, reflexionar sobre la necesidad de ampliar la ley. Son cifras alejadas de los titulares pero que, por sí solas, deberían respaldar la necesidad de eliminar el humo del tabaco. Deberían ser suficientes para modificar una ley que ha sido un buen principio, que nos ha permitido avanzar como país hacia un futuro más sano, que ha sido valiente y que ha supuesto un avance evidente pero que necesita, a todas luces, un paso más firme para alcanzar el objetivo de vivir en una sociedad más saludable.
La sociedad civil es sabedora de esta realidad. Así lo demuestran diversas encuestas españolas y de la Unión Europea que coinciden en que el 70% de la población estaría a favor de ampliar la ley. La sociedad, el ciudadano de a pie, es consciente de la importancia de velar por la salud de todos, de la necesidad de articular mecanismos que permitan salvaguardar el bienestar de muchos en detrimento de la “libertad” de pocos. Por este motivo, porque somos en parte representantes de la sociedad civil, desde la Asociación Española Contra el Cáncer queremos hacer un llamamiento a la concordia y a la unidad entre los grupos parlamentarios ante un problema tan grave como este. Solicitamos que la ampliación de la ley no sea un arma de confrontación política, que exista el mismo espíritu de colaboración entre las distintas Administraciones Públicas como el que se ha logrado generar para combatir la Gripe A.
Compartir en libertad espacios libres de humo del tabaco es bueno para todos. También para quienes fuman. Ampliar la ley es una necesidad, no un capricho porque cuando uno fuma, fumamos todos. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer seguiremos trabajando por mejorar la vida de las personas y ampliar esta ley mejoraría, sin duda alguna, la vida de todos. El momento de hacer frente a esta realidad ha llegado No lo pospongamos. No lo olvidemos. Es la sociedad quien lo respalda y lo reclama.
0