Amy se sobrevive a sí misma en Madrid
Con su habitual peinado a lo Mars Simpson, sus pinturas a lo Reina del Nilo y su inconfundible figura delgada y frágil, la voz de Amy Winehouse vibró en Rock in Rio Madrid. Una noche para no olvidar, ya que se dieron cita grandes de la música como Jamiroquai o Shakira que animaron al personal ya de por sí animado.
Arganda del Rey se llenó de buenos acordes aunque todos estaban esperando a la misma. A pesar se sus escándalos, de sus adicciones y enfermedades y de una intensamente peligrosa a sus 24 años, Amy Winhouse es la artista que más interés despierta. Su presencia estaba asegurada ya que la diva del Soul había pedido una serie de caprichos alimentarios en su camerino: Pan de pita con cebolla, comida típica judía, ya que la cantante lo es, jenjibre, limón y yogur. Por lo pronto, Amy saldría “serena” al escenario.
Y allí estaba, a las nueve de la noche. Con un vestido dorado muy ajustado, su pelucón cardado y todos sus tatuajes encima. Eso y una copa de vino, que la joven británica se había traído de casa.
Su voz fue rasgada y sugerente como siempre y aunque estuvo mucho mejor que en su anterior aparición de Rock in Rio Lisboa, su concierto no fue de los de tirar traca. Buen reggae y soul apadrinados por una banda consistente.
Amy salió con taconazos de vértigo pero pronto desechó el estilismo “diva de los años 50” para calzarse unas zapatilla planas que le duraron todo el concierto.
Todos los allí presentes disfrutaron del concierto y Amy regresó, en avión privado por supuesto, a Londres.
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