Cruceros de lujo... y contaminantes
Uno de los buques insignia del lujo y el placer vacacional es el 'Queen Elizabeth', el gran referente de los barcos que cruzan el Atlántico con todo lo que sus pasajeros necesitan para no echar de menos las ventajas de una gran ciudad. Tanto se asemeja que no falta ni la contaminación. Eso sí, unas vacaciones de verano en este buque generan una cantidad de toneladas en residuos difícil de digerir y que va a desembocar a mares y océanos, a veces muy cerca de las costas.
La organización de protección marina Oceana aporta datos con los que denuncia que el despilfarro de lujo también es sinónimo de despilfarro contaminante. En cifras, para un buque con capacidad para 3000 turistas por cada uno de ellos se generan al día: 300 litros de aguas grises, 40 litros de aguas negras, 10 litros de sentinas, 3'5 kg de basuras y 30 gr de residuos tóxicos.
Esto es posible si nos atenemos al despliegue de recursos que viajan a bordo del 'Queen Elisabeth', por ejemplo. A tener en cuenta albergan cines, teatros, piscinas, saunas, tiendas, instalaciones deportivas, lavanderías, tintorerías y otros servicios propios de una ciudad. Los desechos que se producen se arrojan al mar a cuatro millas de la costa cuando están tratadas y desinfectadas y a doce millas cuando dichas aguas no están tratadas. En este punto la legislación no ha cambiado desde hace mucho tiempo, una época en la que la ciencia ficción o las películas eran la única manera de reproducir estos grandes buques que surcan las aguas intercontinentales.
Por su parte, las grandes operadoras turísticas, como son Pullmantur, Íbero Cruceros o MSC Cruceros no han aportado los datos concernientes a los productos de desecho que a diario generan. Sólo la última de ellas, MSC Cruceros, informa de algunas buenas prácticas medioambientales, por ejemplo un sistema tecnológico que permite ahorrar hasta un 30% de energía cuando la habitación está vacía o el tratamiento de aguas para procesar 1.500 metros cúbicos de líquido residual por día y así no contaminar las aguas oceánicas.
Pero hay otros agravantes como la cantidad de combustible que consume un buque de estas características y que equivale a 12.000 vehículos. Además, el fuel empleado es más tóxico y emite más cantidades de dióxido de carbono y azufre que un vehículo.
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