De más a menos hasta la agonía
El Naturhouse volvió a demostrar que jugar en el Palacio de los Deportes de Logroño sigue siendo el remedio a cualquier enfermedad. Por muy grave que sea. Que el equipo sigue siendo incapaz de sumar fuera, pues juega en el Palacio y arregla la situación; que el final de la primera vuelta amenaza con quiebra, ídem. Así hasta que un día deje de funcionar. Pero de momento lo hace a las mil maravillas. Incluso cuando el equipo insiste en complicarse el partido, como amenazando al propio Palacio. Al final siempre (o la mayoría de las veces) todo se arregla. Fue lo que sucedió ante el Keymare Almería un equipo correoso que basó su juego en tres jugadores y que con eso consiguió meter en cintura toda la calidad que atesora (o al menos presume de ello) el equipo riojano.
Los de Jota gestionaron muy bien la primera parte para acabar pidiendo la hora en la segunda. Quizá sea por aquello de dar un toque épico al partido. Quizá por aferrar a los aficionados hasta el último segundo a su asiento. Por una cosa o por otra lo cierto es que el Naturhouse ganó y lo hizo, en gran medida porque tiene en sus filas a dos de las mayores promesas del balonmano nacional. Javi Parra y Alberto Aguirrezabalaga. Ellos dos (sobre todo el primero), en la primera parte, fueron los encargados de encauzar un triunfo que, en la reanudación se hipotecó. Aguinagalde, con intriga, detuvo el último lanzamiento andaluz a falta de poco más de cinco segundos para el final. Demasiada intriga.
Y eso que probablemente fue uno de los arranques más serios de la temporada. El Naturhouse hizo bien las cosas desde el primer momento. Supo suplir la ausencia de Oneto con la presencia de Amargant, supo buscar a sus lanzadores en los compases iniciales del partido y supo rearmarse cuando se dio cuenta que el Almería aprovechaba los huecos que se dejaban en defensa para golpear desde el extremo de Brito.
Y es que el Almería, al menos durante la primera parte, fue básicamente eso. Brito y Pavlovic. El primero desde el extremo y el segundo desde el pivote golpearon una y otra vez al Naturhouse para, primero, asumir el mando en el marcador (de forma testimonial) y, después, frenar la huida riojana. Así tuvo que recurrir el equipo de Jota a los brazos de Fis (demasiado previsible y lejos de su mejor momento) y de Belaustegui (que después desapareció) para anular el 1-3 inicial y dejar el partido en manos de los 'babies' del Naturhouse.
Y es que superados los compases iniciales, con menos nombre sobre el parqué pero quizá con más desparpajo, el protagonismo lo asumieron Javier Parra desde el extremo izquierdo del ataque riojano y, por momentos, Aguirrezabalaga, desde el opuesto. Pero sobre todo el madrileño. El llegado de A Coruña cuajó una extraordinaria primera parte e hizo y deshizo a su antojo desde su posición para capitalizar casi el 50 por ciento de los goles del Naturhouse en la primera parte. Le acompañó en el extremo opuesto un Alberto Aguirrezabalaga más vivo que en otras ocasiones, que no tuvo problemas en hacerse dueño del carril para poner cinco arriba al Naturhouse después de poco más de 20 minutos.
Pero Txema Senosiain se dio cuenta de las enormes vías de agua de su equipo. Anuló a los dos jóvenes valores del balonmano nacional y con ello secó al Naturhouse. Sin recursos en el lanzamiento exterior, en un día en el que ni Tvedten (al menos hasta que quitaron de la megafonía el silbido de 'El bueno, el feo y el malo') acertaba desde el penalti (en la primera parte esa fue su única misión), el Almería se puso el mono de trabajo, se encomendó a Brito y Pavlovic (con puntuales apariciones de Serrano) para cerrar el primer acto con una rémora nada desalentadora (17-15).
En la reanudación el partido cambió radicalmente. El Naturhouse fue un equipo ciclotímico. Aceleraba el paso, ajustaba defensa y subía su eficacia en el lanzamiento durante tres, cuatro o cinco minutos para hacer todo lo contrario durante los siguientes. Sin los extremos habilitados (Almería no permitió más incursiones) el equipo riojano sufrió (y mucho) para encontrar el gol. Aparecía Fis, aparecía Belaustegui, incluso Amargant, pero el ataque riojano carecía de continuidad.
Eso lastró las pretensiones locales de conservar la superioridad en el luminoso hasta el final del choque. Almería empató (26-26, m. 49) y los fantasmas aparecieron en el Palacio. Pero es que el final, tenía que ser, como no, de infarto. Además fue polémico. Con los banquillos protestando y una exclusión para los de Almería en los últimos cinco minutos y unos segundos finales que la mesa regaló. Así se llegó al último minuto con el balón en manos riojanas y ventaja mínima (30-29). La falta en ataque señalada sobre Belaustegui (se la pudieron ahorrar los colegiados) dio medio minuto a Almería para tratar de empatar el choque. Serrano, desde los siete metros, se encontró con Aguinagalde que acabó salvando el triunfo. Y eso que la mesa, quizá no muy hábil, acabó regalando ocho segundos para que los riojanos movieran el balón. Pero ya era demasiado tarde para que Almería diera un disgusto. El Palacio había vuelto a funcionar.
FICHA TÉCNICA:
30 - Naturhouse La Rioja: Armand Torrego, Javi Parra (6), Gustavo Alonso (2), Romero (4), Aguirrezabalaga (3), Belaustegui (3) y Amargant (2) –siete inicial- Aguinagalde , Fis (3), Guardiola (1), Mojsowski (1), Tvedten (3, 3 p.) y Masachs (2).
29 – Keymare Almería: Miras, Serrano (8), Marc García, Seufyann Sayad, David Brito (7, 1 p.), Vojislav Kraljic (4) y Nikcevic (2) –siete inicial- Perisic, Pavlovic (5), Tioumentsetv (1), Figueras, Criado, Felez (1) y Ugalde (1).
Marcador cada cinco minutos: 3-4, 7-5, 10-6, 14-9, 16-13, 17-15 –descanso- 20-16, 22-20, 26-26, 29-28 y 30-29.
Árbitros: Fernández Fernández (Asturias) y Karrera Zaldua (Euskadi). Excluyeron dos minutos al local Amargant y a los visitantes Serrano y Kraljic.
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