Gran Hermano 11: Gerardo protagonizó el último Debate de esta edición

Rioja2

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Apareció enfundado en un batín de boxeador que ya lució en más de una Gala. Sin miedo a nada ni a nadie, Gerardo ocupó el lugar de los expulsados y quiso poner su punto y final a todos los frentes abiertos dentro de la casa. Con un “¿me van a dejar hablar?” comenzaba su intervención, que prometía ser polémica.

En el sillón de enfrente, una Tatiana con pocos pelos en la lengua, esperaba que su querido Prager le demostrase lo hermano que era de ella. Tati, que como hemos sabido durante todo el programa, tiene “para dar y regalar”, llegó con ganas de reproches y de dar guerra a un Gerardo, en mi opinión, fastiado por quedar cuarto en esta edición.

La salida de Gerardo de la casa dejó a los tres finalistas sumidos en la más horrible de las tristezas. ¿De verdad? Cada uno de los todavía concursantes sacó las garras y echándose flores a sí mismos y desprestigiando al de al lado, intentaron hacer confesionarios para animar a la audiencia a dar su voto.

Tras la Gala del jueves, Ángel y Saray se enzarzaron en una fuerte discusión. Todo empezó tranquilo, con los justos reproches, pero la lucha se desencadón y todos los trapos sucios salieron a la superficie. Saray terminó encerrada, llorando angustiosamente, mientras su madre se dedicaba a hacer campaña en contra del hippie, que en un intento desesperado por arreglar las cosas siguió a Saray pidiéndole cinco minutos para hablar.

Los ex concursantes volvieron a entrar en la casa de Guadalix, acompañados de unos maniquís que emulaban su presencia. Ángel, solo en el confesionario, comentaba la impresión que Arturo había causado en Saray, “no hacía nada más que repetir lo guapo que estaba, lo bien que le quedaba la ropa”, llegando a afirmar que quien le gusta a la ferrolana es Arturo y no Gerardo, con el que mantiene esa relación que nadie se cree. Ángel vuelve a dudar de este amor, ya que opina que el que le gusta desde el principio es de Irún.

Gerardo tuvo sus palabras para el zen madrileño. “Amigos como Ángel no los quiero ni en el infierno”, sentenció el apoderado. Después su duro enfrentamiento con Tatiana: “lo mío es amor y lo tuyo sexo repugnante”, afirmaba Gerardo, mientras la rusa le echaba en cara que dos meses antes habían llamado cerda a la que ahora ocupa su corazón.

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