Hidalgo: “Nunca estaré con el Logroñés CF. Quiero vivir tranquilo en Logroño”
En pocas semanas Antonio Hidalgo, presidente del Fundación, ha pasado de ser un actor más de la Tercera riojana a convertirse, pese a lo que muchos opinen, en uno de los salvavidas a los que Juan Hortelano, su homólogo en el Club Deportivo Logroñés, se aferra para salvar el club. Lo hace en un momento muy concreto y en un escenario que jornada a jornada se complica para el club de Las Gaunas. El futuro de los blanquirrojos sigue pendiendo de un hilo que pierde consistencia entre suspensiones de pagos, la ley concursal, las sentadas, los impagos a Hacienda, a Seguridad Social...
Ese escenario es el ideal, al menos así lo ha visto el empresario madrileño, para recurrir a la Fundación Logroñés un club al que ha denostado en ocasiones, al que ha criticado por lucir en su escudo el del club que preside (lo lleva porque nació impulsado por veteranos jugadores blanquirrojos) y a cuyo presidente llegó a desalojar de Las Gaunas.
Pero Antonio Hidalgo es un hombre sin rencor y es, sobre todo, un apasionado del fútbol. “Es mi hobby, sin fútbol no podría vivir”, regatea cuando se le pregunta cuánto dinero se ha dejado en el fútbol. Y como hobby está dispuesto a lo que sea “siempre dentro de la legalidad”, reitera hasta la saciedad, para que el futuro del fútbol de La Rioja sea una realidad. Una realidad, eso sí, blanquirroja.
Por eso tuvo una primera reunión con Juan Hortelano en la que tras la petición del empresario inmobiliario madrileño le acabó ofreciendo la Fundación que preside. “La Fundación se brinda para ayudar al Logroñés, para que el Logroñés vuelva a salir a flote”. ¿Cómo? La respuesta es complicada y admite diferentes fórmulas. Si reflotar significa sanear, todo pasaría por canalizar ingresos, destinarlos a los pagos y así evitar más embargos y más intereses de demora. “Todo legal”. No se trata de recibir el dinero y destinarlo a fines espurios, no. Se trata de comenzar a saldar viejas deudas, las que ahogan al club.
La otra opción, la deportiva, pasaba por la desaparición del Club Deportivo Logroñés y del Logroñés CF. La intención de Hidalgo, hasta que Delfín Cañas cerró el grifo que se había comprometido a mantener abierto y anuló la opción, era entregar a la ciudad la plaza del Fundación en Segunda B. Una plaza saneada, sin deudas para que el fútbol de Logroño viera la luz. El Logroñés, el Club Deportivo, tenía que ser su destinatario natural y el CF carecería entonces de sentido. “Sin siglas, sin C.D.”, dice Hidalgo, “las siglas son las que arrastran la deuda”. Eso sí, “no quiero ser otro Logroñés CF”, sentencia.
Por eso tras la primera reunión ha habido otra en la que tampoco estuvieron representantes del Gobierno, del Logroñés CF ni de la Federación. “Nos hemos reunido un par de veces y estamos estudiando la forma más correcta de hacer las cosas. El camino es bueno”. No hay, de momento y pese a que el vencimiento del plazo para afrontar el primer pago de la suspensión acecha en el horizonte, una fecha tope antes de la que unos y otros se comprometan a estampar su firma y comenzar a andar de la mano pero presumiblemente no se demore demasiado. La siguiente cita la marcarán los abogados.
Lo que sí tiene claro es que la Fundación sólo apoyará un futuro que cuente con el respaldo de la afición: “Nunca estaré con el Logroñés CF por que quiero vivir tranquilo en Logroño. O con el Club Deportivo o dejo el fútbol”.
Lo que también tiene claro es que el enquistamiento del fútbol riojano puede tener un culpable. Hidalgo, políticamente correcto, construye la frase en positivo: “Si Pedro Sánz quisiera arreglar el fútbol hay maneras de hacerlo, como las llamadas que se han hecho para apoyar a otros equipos”.
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