La crisis económica centra la campaña y obliga a los candidatos a dar alternativas viables
Y esta vez harán falta soluciones para todos, para las grandes fortunas de Wall Street, pero sobre todo para una clase media ahogada por las deudas y preocupada por el futuro incierto que les espera en los próximos meses.
En los primeros compases de la campaña tras las primarias, el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama se mostraron unidos para pedir al Congreso que aprobara un plan de rescate diseñado por la Administración Bush para salvar a los grandes bancos de Wall Street, valorado en 700.000 millones de dólares. Tras su aprobación, sólo hicieron falta unas horas para que los candidatos volvieran a mostrar sus diferencias irreconciliables en materia económica.
Obama, que en los sondeos es mejor visto entre los electores para resolver la crisis, cree que lo ocurrido estuvo impulsado por la falta de regulación de la industria financiera, y por la “avaricia e irresponsabilidad” de Wall Street y de los políticos en Washington. Propone regular el sistema y medidas para vigilar a bancos. Además, exige que los recursos de los contribuyentes destinados al plan de rescate no se usen para pagar dividendos y finiquitos millonarios a los ejecutivos de las instituciones financieras.
McCain, por su parte, ha sido menos crítico con los inversores de Wall Street -entendible dadas sus posiciones conservadoras-, pero también cree que debe haber una mayor transparencia en los mercados. Además, defiende la puesta en marcha de un conjunto de medidas complementarias al plan de rescate aprobado por el Congreso para ayudar a las empresas del sector financiero que siguen atravesando problemas.
OBAMA Y SU PLAN DE RESCATE DE LA CLASE MEDIA
La medida estrella de Obama para hacer frente a los problemas de una gran parte de la población, como la falta de empleo, los problemas para pagar las hipotecas, o la falta de crédito para el consumo, es la puesta en marcha inmediata de lo que ha definido como un “plan de rescate de la clase media trabajadora” para el que destinaría 175.000 millones de dólares, a semejanza del que se aprobó hace unas semanas en el Congreso para salvar a Wall Street.
En materia impositiva, el senador demócrata propone una rebaja de impuestos para todas las familias que ganen menos de 250.000 dólares al año, que son en torno al 95 por ciento de los trabajadores de todo el país, quienes se beneficiarán de deducciones fiscales de 500 dólares por persona o de 1.000 por familia trabajadora. Además, Obama propone extender las actuales ayudas por desempleo otras trece semanas más.
Para las pequeñas empresas y los nuevos emprendedores, eliminará el impuesto sobre las plusvalías y destinará una partida para fomentar la creación de puestos de trabajo con una deducción de 3.000 dólares por cada contratación. También plantea una moratoria de tres meses para las viviendas que vayan a ser embargadas y modificaciones en el sistema crediticio para que los contribuyentes con hipotecas puedan acogerse a un sistema de deducciones fiscales del 10%.
En el caso de las pensiones, el candidato demócrata propone una suspensión temporal de las penalizaciones que establece la actual legislación para quienes retiren parte de los fondos de sus planes, hasta un límite máximo de 10.000 dólares por persona. Además plantea invertir hasta 25.000 millones de dólares para reparar infraestructuras como puentes y carreteras, con la consiguiente creación de puestos de trabajo.
McCAIN Y SUS MEDIDAS PARA JOE 'EL FONTANERO'
El candidato republicano, que partía con desventaja por su falta de experiencia en materia económica, estuvo perdido algunas semanas de la campaña cuando le preguntaban por sus propuestas económicas, pero una anécdota en uno de los debates televisivos contra Obama le permitió volver a conectar con el electorado, al traer a escena a Joe 'el fontanero', un símbolo del estadounidense de clase media que sufre las consecuencias de la crisis y que ha terminado siendo otra de las estrellas de la campaña.
McCain y su compañera de fórmula, Sarah Palin, se han dedicado en la recta final de la campaña a acusar a Obama de proponer medidas “socialistas”, como “redistribuir” la riqueza que generan unos para ayudar a otros, en lugar de presentar alternativas que generen riqueza, dando oportunidades a los que no las tienen en vez de castigar a los que tienen éxito. Y para ello también se apoyaron en Joe 'el fontanero', que a una semana de elecciones empezó a hacer campaña por el candidato republicano.
Sobre la crisis hipotecaria, la propuesta de McCain difiere bastante de la de su rival ya que plantea que el Gobierno adquiera préstamos hipotecarios problemáticos directamente a las instituciones financieras para que las familias no sean embargadas y puedan pagar sus cuotas a tipos de interés fijos. Para ello ordenaría al Tesoro destinar parte de los fondos del plan de rescate de Wall Street y un nuevo fondo de la Administración Federal de Vivienda estimado en unos 300.000 millones de dólares.
El senador republicano también quiere seguir adelante con el recorte de impuestos de Bush, medida que según el aspirante demócrata sólo beneficiará a las grandes fortunas. Así, propone reducir los impuestos a las plusvalías hasta el 7,5% en 2009 y 2010, rebajar el impuesto a las ganancias de las empresas del actual 35% al 25%, y una reducción del gasto público salvo el militar. También plantea construir 45 plantas nucleares de aquí a 2030 que generaría unos 700.000 nuevos empleos.
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