Logran un embrión sano de padre con VIH
El jefe de la Unidad de Reproducción Asistida de la clínica donostiarra, Miguel García, y el responsable del Laboratorio de Biología del mismo centro, Josu Franco, explicaron a Efe que la técnica para lograr este tipo de embarazos no es muy dificultosa, a pesar de lo cual todavía son relativamente pocos los centros médicos que la practican en España. Esto es así porque las muestras de esperma infectadas por el virus que deben manipular los profesionales están sometidas a un estricto control sanitario y a un riguroso protocolo de seguridad biológica para evitar posibles contaminaciones.
Por este motivo, los centros que aplican la técnica deben tener un laboratorio exclusivo para tratar el semen de los pacientes seropositivos, completamente diferenciado de las instalaciones de reproducción asistida que utilizan para las parejas sanas.
Esto encarece tremendamente las inversiones y retrae a las clínicas a la hora de ofrecer este tipo de servicios que sólo se encuentran en algunas de las ciudades más populosas de España, donde resulta más fácil amortizar estos desembolsos ya que existe un mayor número de pacientes.
Hasta ahora, en el País Vasco, Navarra y La Rioja la mayoría de las parejas seropositivas, o con uno de sus miembros afectados por el sida o la hepatitis C, se veían obligadas a desplazarse a Barcelona, Valencia o Madrid si querían someterse a este tipo de tratamientos y asegurarse de que su hijo nacería sano.
Sin embargo, recientemente el departamento vasco de Sanidad acreditó al Hospital de Galdakao (Vizcaya) -dentro de la sanidad pública- y a dos clínicas privadas -Elkano en Vizcaya y Vírgen del Pilar en Guipúzcoa- para ofrecer esta clase de servicios.
Ahora, la clínica donostiarra ha sido la primera en conseguir un embarazo de este tipo, que ya se encuentra en su séptima semana de gestación, y que ya presenta latido cardiaco fetal.
Los futuros padres son una pareja riojana que se desplazó a Guipúzcoa tras conocer que en San Sebastián podrían someterse a este tratamiento que, según explica Josu Franco, requiere realizar un doble “lavado” de la muestra de semen del paciente infectado con el fin de eliminar el plasma seminal, en el que se encuentran los espermatozoides y en el que es posible aislar el virus del sida.
Este plasma se sustituye por un “medio de cultivo” compuesto por proteínas, aminoácidos y azúcares, tras lo que el semen “lavado” se congela en nitrógeno líquido y una pequeña porción se estudia en el laboratorio de genética para asegurarse de que está libre del virus.
Una vez confirmado este extremo, la muestra congelada se emplea para realizar un ICSI, que consiste en inyectar un único espermatozoide en un óvulo que previamente se ha extraído mediante una punción a la futura madre y que, una vez fecundado se vuelve a implantar en la mujer.
Esta técnica -precisa Miguel García-, incrementa la posibilidad de que la paciente consiga una gestación sobre otros métodos como la inseminación artificial, en la que los espermatozoides se depositan en el útero mediante una cánula y se espera a que alguno de ellos fecunde un óvulo de una forma más natural.
En el hipotético caso de que la mujer también sea seropositiva la técnica a seguir es básicamente similar, aunque “el circuito de trabajo se hace aún más estricto y rígido en el quirófano el día de la extracción de los óvulos, ya que el líquido folicular en el que se encuentran está contaminado y es preciso hacer muchos lavados para eliminarlo”.
Los especialistas de la clínica Virgen del Pilar reconocen que “no es un procedimiento barato”, ya que puede costar alrededor de los 5.000 euros, “pero ver la ilusión con la que acuden las parejas afectadas y la esperanza con la que se marchan tras someterse a esta técnica de fecundación compensa sus esfuerzos y los del equipo de médicos”, aseguran García y Franco.
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