Logroño prevé prohibir el uso del azufre contra los orines de perros
Es una creencia popular bastante extendida, que todavía la gente sigue poniendo en práctica: poner azufre en las aceras para evitar los molestos orines de los perros. Lo cierto es que, lejos de servir para repeler a los perros, el azufre es tóxico y puede hacer mucho daño a cualquiera que entre en contacto con él. Para evitar esta práctica, el Ayuntamiento de Logroño prevé prohibir su uso.
Será en la nueva Ordenanza de Tenencia de Animales, que sigue a la espera de ser aprobada tras meses de trámites. Esta nueva ordenanza también prevé multar a los dueños de animales que orinen en esquinas de edificios o mobiliario urbano. La actual ordenanza, vigente desde 2011, no permite ensuciar la vía pública con deposiciones sólidas y obliga a los dueños a recoger los excrementos, pero no dice nada de orín.
Se busca así concienciar a los propietarios de perros de que sus mascotas no pueden mear en cualquier lugar. Para eso están los alcorques de los árboles o los parques, pero no los edificios.
Si, pese a ello, alguien permite a su animal miccionar en la calle, no debemos recurrir al azufre para evitarlo. Recientemente, la Policía Nacional ha recordado en sus redes sociales lo peligroso que puede ser para los animales acercarse a este producto. “Si mientras paseas con tu mascota ves estos polvos amarillos, evita que tu perro se acerque y ante cualquier síntoma de intoxicación acude al veterinario”.
Por qué el azufre es peligroso
Ya hay ayuntamientos como el de Madrid que prohibe el uso del azufre, subrayando que “es una sustancia peligrosa que puede afectar a la salud cuando es inhalado, ingerido y/o por contacto con la piel”. Los efectos de la exposición pueden incluir daños en la piel, conjuntivitis, falta de respiración y asma, entre otros efectos nocivos.
Además, es altamente inflamable y puede originar mezclas explosivas si entra en contacto con el aire o con materiales oxidables. También debe evitarse su contacto con el agua y almacenarse en frío y con ventilación adecuada, lejos de fuentes de ignición y de materiales oxidables. A lo que hay que añadir que el azufre ensucia las calles y que no existen evidencias científicas de sus efectos como repelente para perros.
No hay motivos, por tanto, para seguir poniendo azufre en las esquinas, por mucho que nos molesten el comportamiento de ciertos dueños incívicos. Si vemos a algún perro meando en un edificio o en la vía pública, lo mejor es denunciarlo.
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