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La huella que el botellón deja cada fin de semana en Logroño

La huella que el botellón deja cada fin de semana en Logroño

Rioja2

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Si eres de los que madruga los domingos o si vives en calles como Once de Junio, Duquesa de la Victoria o Siervas de Jesús, no te será ajena esta imagen: bolsas de plástico tiradas, botellas de refrescos junto a otras de vidrio, muchas de ellas rotas, cubriendo la calzada. La imagen es de este domingo, tras el carnaval, pero no se trata de un hecho puntual. El botellón se repite cada fin de semana en muchos puntos de Logroño y supone un coste de 140.000 euros a las arcas municipales en servicio extraordinario de limpieza.

“”El botellón está normalizado como hábito de diversión“, lamenta el concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor, quien pide a los jóvenes que sean responsables porque esta situación ”no da una buena imagen de ciudad y nos obliga a asumir gastos innecesarios“.

Servicio extraordinario de limpieza

El Ayuntamiento de Logroño tiene acordadas con la empresa encargada unas tarifas para poner en marcha servicios extraordinarios de limpieza cuando sea necesario. “Son, cada año, unos 140.000 euros que no tendríamos que gastar”, explica el concejal. Y es que el equipo de gobierno está “moderadamente satisfecho” con el servicio que, asegura, “funciona con calidad”, pero si los jóvenes continúan realizando botellones y dejando sin recoger su basura, la calle se seguirá ensuciando.

“No podemos ir detrás de cada uno”.

Así, Ruiz Tutor explica la empresa tiene que emplearse a fondo para limpiar las calles cada viernes, sábado, domingo e incluso lunes por la mañana. “Tratamos de hacerlo lo antes posible, pero es complicado, porque la gente quiere la ciudad limpia lo antes posible pero por la noche no podemos limpiar”.

El compromiso, en días normales, es dejar el Casco Antiguo baldeado y limpio para las 8:30 horas de la mañana en la zona de Portales y la Plaza del Mercado y para las 9:30 horas en la zona de las Cien Tiendas. En fiestas es necesario, además, estar interviniendo permanentemente para garantizar que se sigan celebrando actos en las mismas zonas. También existe un sistema de inspección para comprobar las quejas de vecinos y ciudadanos que llegan a través del servicio del 010.

Las zonas, aunque van variando (en verano se concentran en parques y en invierno buscan los soportales) son, sobre todo, la Concha del Espolón, el Parque de la Ribera, el Revellín, el Parque de la Concordia, la Plaza La Paz y el entorno de las salas de fiesta. También, aunque con menos incidencia, el Parque del Cubo, el parque del soterramiento, la carretera de Soria, el Parque de la Isla o Cascajos.

El problema no es sólo la suciedad y la mala imagen que se da, sino también el ruido, que trae de cabeza a los vecinos, e incluso los peligros de dejar cristales en el suelo. “Juegan con las botellas en los parques y luego es muy complicado quitar los cristales de la hierba”. También rompen los aspersores e incluso en ocasiones vuelcan los contenedores especialmente instalados para facilitar que no dejen rastro de sus fiestas.

Ruiz Tutor hace examen de conciencia y cree necesario incidir todavía más en la concienciación. “Todos vemos cuando está sucio y exigimos que se limpie lo antes posible, pero no pensamos por qué está sucio. La gente es consciente de la necesidad de tener la ciudad limpia, pero a las 3 de la mañana se les olvida”.

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