Maruja Torres se lleva el Nadal
El finalista de esta LXV edición fue el vallisoletano Rubén Abella con 'Libro del amor esquivo', donde la carencia de amor y de felicidad caracterizan tres historias ambientadas en el Madrid urbano.
El Premio Josep Pla 2009 de prosa en catalán también se entregó esta noche y fue para el presentador de radio Gaspar Hernández con 'El silenci', obra en la que Umiko, una japonesa que vivió en un monasterio zen , se traslada a Formentera para combatir un cáncer de un modo muy particular: oyendo en sueños las palabras de un hombre durante toda la noche.
AGRIDULCE
Torres aseguró que este premio es “agridulce” para ella, porque si Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán “no estuviesen muertos”, ella “no hubiese escrito este libro”. En la novela, “divertida” y todo un “canto a la amistad”, según su autora, “la muerte fructifica a la vida”, porque Moix y Montalbán le piden que viva lo que ellos ya no pueden.
'Esperadme en el cielo' es un cuento “precioso” y “triste” en el que los tres escritores vuelan junto a Peter Pan y se divierten con Alicia, la protagonista de 'Alicia en el país de las maravillas', bajo apariencias surrealistas: “Terenci tiene el pelo de todos los colores y Manolo es Carvalho”, dijo la autora, no sin pedir disculpas a los familiares de los autores fallecidos: “Son los míos. Todos tuvimos a nuestros Terencis y Manolos”.
La idea de este libro se fue fraguando poco a poco tras la muerte de sus dos colegas, a los que Torres convocaba día sí y día también en sus sueños. “Empecé a hacer espiritismo laico al morir” ellos, dijo la ganadora. “Es muy duro sobrevivir a dos amigos que fueron tan generosos en su talento” y respecto al de ella, reconoció la autora.
La guerra del Líbano de 2006, en la que Torres se vio involucrada -reside desde hace años en Beirut-, le hizo pensar en que las opciones que tenía era “vegetar o aprovechar” la vida. “Llevaba una vida conformista y triste”, recordó la escritora.
Torres (Barcelona, 1943) ganó el Premio Planeta 2000 por la novela 'Mientras vivimos' y es columnista de 'El País'. Haciendo alarde de su conocido sentido del humor, la escritora invitó a que todos los presentes -más de 200- la visiten en Beirut “de dos en dos, porque hay dos sofás. A las parejas las dejaré dormir en la cama de matrimonio”.
FALSAS APARIENCIAS
El finalista, Abella (Valladolid, 1967), que combina la escritura con la fotografía, aseguro que escribe “para comprender, para conocer el enigma del ser”, aunque dudó de que jamás pueda descifrarlo. El libro se presentó al premio bajo el título de 'Baile de máscaras' y el pseudónimo de Ariel Combret.
En 'Libro del amor esquivo', Abella habla sobre las “falsas apariencias” y sobre “este maravilloso problema que llamamos vivir” a partir de tres particulares personajes: un opositor que se parece al cantante de moda, un vidente “que no ve nada” y una paparazzi que se enamora de una fotografía. Ellos encarnan tres historias que se desarrollan en la ciudad de Madrid.
En 2002 Abella ganó el premio Torrente Ballester por su primera novela, 'La sombra del escapista', con la que en 2007 representó a España en el festival Europeo de la Primera Novela. Ese mismo año ganó el premio Mario Vargas Llosa por 'No habría sido igual sin la lluvia'.
RECUERDO A MATUTE Y LAFORET
La ganadora del LXV Premio Nadal aseguró que este es un “buen broche” como premio, y que a partir de ahora sus premios serán “tener salud y escribir”. Auguró, además, que vienen “tiempos duros” con las nuevas tecnologías, y avanzó que no abrirá un 'blog' “ni borracha”.
Además, el Nadal es un galardón de “mujeres de tremenda dignidad”, ya que la primera edición la ganó Carmen Laforet con 'Nada' y justo hoy hace 50 años que se hizo con él Ana María Matute -presente en el acto de esta noche- con 'Primera memoria'.
A la velada asistieron personalidades del mundo institucional como el president de la Generalitat, José Montilla, el ministro de Cultura, César Antonio Molina, el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y el delegado de cultura del consistorio barcelonés, Jordi Martí. Del mundo literario asistieron al acto personalidades como los escritores Matute, Baltasar Porcel, Carme Riera, Najat ElHachmi y los editores Emili Rosales y Jorge Herralde.
UN PREMIO PLA ESPIRITUAL
El conductor del programa de Catalunya Ràdio 'L'ofici de viure', Gaspar Hernández, se hizo con el XLI Premi Josep Pla por 'El silenci', algo que le llenó de “honor y responsabilidad” porque Pla es uno de sus “escritores de cabecera”.
De hecho el libro pretende homenajear a los escritores Pla, Kawabata y Tamisaki, japoneses estos dos de los que Pla hubiese dicho que son “tonterías”. Para Herández, la protagonista, Uniko, encarna “la nueva consciencia” que no se fragua con grandes figuras sino con el esfuerzo personal de todos y cada uno. “El mundo no cambiará porque haya ganado Obama”, aseguró.
A su entender, la meditación “se tendría que enseñar en las escuelas” porque las emociones “pueden curar”. De hecho su protagonista, enferma de un cáncer, pretende curarse en Formentera mediante la voz de un hombre, que le habla mientras ella duerme durante toda una noche.
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