Noya, a las puertas del éxito
El alemán Jan Frodeno se proclamó este martes campeón olímpico de triatlón en los Juegos de Pekín, en lo que fue una prueba muy igualada que se decidió en los metros finales y donde el canadiense Simon Whitfield se apuntó la plata y el neozelandés Bevan Docherty, el bronce.
Por su parte, los españoles Javier Gómez Noya e Iván Raña, dominadores durante gran parte del recorrido a pie, se quedaron con las dos posiciones más dolorosas, el cuarto y el quinto lugar. Raña se descolgó en la penúltima vuelta a pie, pero Noya aguantó justo hasta el final, donde no pudo responder al ataque de Whitfield cuando se veía la línea de meta.
De esta forma, se frustró una de las opciones más claras de medalla para la delegación española, que contaba con el número 1 del ranking mundial para la cita, y con un Raña que llegaba en excelentes condiciones, pero que no pudieron dar la estocada final cuando todo parecía atado.
Estaba claro que Noya debía llegar libre de presiones a los últimos 1.000 metros para no sufrir después de haber sido el responsable de tirar del grupo durante los últimos 10 kilómetros. El gallego, nacido en Basilea, no lo consiguió y acabó pagando el tremendo esfuerzo por encabezar el grupo.
Le acabó ocurriendo lo que a Raña. Los españoles se encargaron de librar el trabajo sucio tras la segunda transición y Noya sucumbió al poderío del ataque de Simon Whitfield. El canadiense atacó en los metros finales y Frodeno y Docherty le siguieron sin condiciones, mientras que Noya se quedó clavado casi sin respuesta y con dolores abdominales.
Ahí se quedó Noya, pero también las ilusiones de un palco cargado de aficionados españoles, entre los que estaban los Duques de Palma. La prueba siempre fue de color rojigualdo y es que Raña y Noya se encargaron de neutralizar a los tres escapados tras el tramo de ciclismo. LOS ESPAÑOLES DOMINARON Y MERECIERON METAL
El luxemburgués Dirk Buckel, el mexicano Francisco Serrano y el belga Axel Zeebroek tomaron 58 segundos de ventaja -una distancia fácilmente recortable en triatlón-, pero suficiente como para inquietar a los gallos del pelotón.
Así pasó, que los triatletas españoles dieron un golpe sobre la mesa en los dos primeros kilómetros de la carrera a pie para ponerse en cabeza y hacer soñar con un doblete que hubiera sido histórico. Noya, campeón de la Copa BG del Mundo, y campeón continental, se mostró potente, muy fuerte, aunque no consiguiese despegarse a sus rivales.
Fue entonces cuando con la meta a lo lejos, el canadiense Whitfield se quedó retrasado unos metros y asegurando, prácticamente, una de las medallas porque que Raña se perfilaba como quinto. Sin embargo, el ataque del norteamericano le metió de nuevo en la lucha por las medallas, que ya se esfumaban para Noya.
Un golpe duro para los españoles, pero sobre todo para el campeón Noya, que sobradamente ha demostrado ser el mejor del mundo, aunque hoy no pudiera subirse al podio. Un podio que tenía escrito en el guión la presencia de un español, en la que hubiera sido la novena medalla de un país que suma una nueva decepción en una de sus bazas más claras.
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