Utopías 13: Tenernos a oscuras

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Desde 1994 se celebra cada tres de mayo el día mundial de la libertad de prensa. Este año, según los datos de la organización Reporteros sin Fronteras: «España alcanza el mejor resultado en la historia del ránking al pasar del puesto número treinta al veintitrés, del total de los 180 países y territorios analizados». Nuestro País se encuentra entre el 15 por ciento de los países del mundo con mejores condiciones para el ejercicio del periodismo».

El dato es para alegrarse, aunque no para relajarse porque la concentración de las empresas, la precariedad laboral de los periodistas y el intrusismo que lleva a que muchas personas ejerzan el periodismo sin ser periodistas y sin sentir el valor de esta profesión, así como el papel que cumple en el asentamiento de las democracias son tan solo algunos de los elementos que nos hacen dudar del periodismo.

La Federación de las asociaciones de periodistas de España, (FAPE), también ha realizado una declaración, en la que aprovechando «El Día Mundial de la Libertad de Prensa, reitera su compromiso con la lucha de los valores que definen el periodismo como pilar de la democracia, principios sustentados, -añade la FAPE-, en la información veraz y refractarios, (vaya palabrita: contrarios, hubiera escrito yo) a la desinformación y la mentira. Este fenómeno, acrecentado en los últimos años por el mal uso de las redes sociales, es hoy la mayor amenaza para el periodismo y la democracia».

La UNESCO, dependiente como saben de la ONU, propuso a la entidad mayor que declarase el tres de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa y pidió que fuese un día para que los gobiernos recordasen la necesidad de respetar su compromiso con la libertad de información y para que los y las periodistas reflexionen sobre las cuestiones relacionadas con la ética profesional.

Personalmente, comparto todo lo que han escrito y además me atrevo a decir, ahora sin comillas, únicamente como opinión personal y libre que cuántos más hechos insólitos ocurren en el mundo, más necesaria es la libertad de prensa. De hechos insólitos estamos haciendo un curso acelerado en lo que va de siglo. Lo más reciente, lo penúltimo, porque a lo mejor para cuando esto se publique ya ha ocurrido otro acontecimiento extraordinario ha sido el «gran apagón» del pasado 28 de abril.

 Todavía no conocemos las causas. Nadie nos las ha contado. Sin embargo, ya nos han dicho que no se volverá a repetir: ¿perdón, cómo dicen…? ¿Desconocen el porqué y aseguran que no se repetirá?. A mí no me cuadra. Tampoco soy física, ni ingeniera por eso necesito explicaciones claras y sencillas que no son incompatibles con la complejidad científica, esto sí lo sé. El objetivo, en casos difíciles, es llegar a todo el mundo al experto y al que no lo es. 

Todos tenemos derecho a la información, a saber la verdad, a conocer qué pasó. El objetivo de la prensa libre es divulgar la información veraz y contrastada. Hasta aquí todo bien, a partir de aquí ya estamos viendo intereses de unos y otros que poco o nada tienen que ver con la verdad. Conviene estar atentos porque en las redes sociales están contando cosas imposibles de creer. También hay periódicos, emisoras, cadenas de TV, guiadas no por la ética periodística que reclaman Reporteros sin Fronteras y la FAPE sino por intereses económicos, empresariales, ideológicos, partidistas… “que buscan salirse con la suya, pese a quién pese y caiga quién caiga”. Frente a esta situación, el gobierno ya está perdiendo la partida. No saben qué pasó, vale, pero no pueden estar sin decir nada hasta que las comisiones de investigación que han creado averigüen las causas del apagón. Podrán facilitar, -digo yo-, a la mayoría de los españoles aquellos conocimientos básicos, pero veraces, de como está establecida la red eléctrica que nos permite lavar, operar, asar, utilizar el ordenador, el ascensor, planchar… Y tantas y tantas cosas de las que no podemos prescindir en la vida moderna. Podrán darnos a conocer el resultado diario del trabajo de esas comisiones; por ejemplo: las estaciones eléctricas de Galicia, Cataluña, Navarra, (pongan el nombre que quieran), funcionaron bien, no registraron ningún percance. Se han visto anomalías en tal punto y tal otro que, sin embargo, no explican el gran apagón…

Si toda la verdad aún no se conoce, que nos expliquen la parte de verdad que van averiguando, pero que veamos que se lo toman en serio y están trabajando. 

Lo que no se puede, en aras de la libertad de prensa y del derecho a la información es tenernos a oscuras.

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