Papá y mamá ya no se quieren, ¿cómo decírselo a los más pequeños?

Papá y mamá ya no se quieren, ¿cómo decírselo a los más pequeños?

Rioja2

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Hoy nos reunimos con Pilar Ramírez de la Piscina Ruiz, directora de CereLen Pisco, que nos ofrece una reflexión y varias pautas sobre cómo afrontar una ruptura con hijos.

Guardia y custodia, patria potestad, custodia compartida, régimen de visitas… Esos y otros muchos son los términos que se empiezan a manejar cuando comienza un proceso de ruptura en una pareja. Desde que en 1982 se legalizó el divorcio en España cada vez es más frecuente ver esta situación, un padre o madre con la única compañía de sus hijos. Los padres pierden mucha libertad, estabilidad, compañía… Aunque se podría afirmar que los peor parados son los niños. Lo que habían conocido hasta ese momento sufre un cambio importante.Por eso habrá que centrarse en la felicidad de éstos, y que el proceso les afecte lo mínimo posible.

Respecto al momento de contarlo, aquí van algunos consejos:

Dejar claro que el hijo es querido por los progenitores, y en ningún caso es culpa de la ruptura.

No endulzar la situación, explicar que se trata de una medida definitiva.

Demostrar que se está dispuesto a escuchar al menor, sea cual sea su necesidad. El niño tendrá muchas dudas, ya que en ese momento se está rompiendo el esquema familiar que él había conocido y deberá adaptarse a uno nuevo.

Sería ideal que los hijos fuesen informados de este proceso acorde a su edad, hablando del hecho en sí y de sus consecuencias.

La vida del menor después del proceso deberá ser lo más normalizada posible, existen hasta 32 veces más de riesgo de sufrir problemas sociales cuando un progenitor abandona la custodia.

Según un estudio de la Fundación ATYME, la ruptura matrimonial produce en los hijos mayores, enfado, y en los niños pequeños, tristeza y miedo.

Sobre el papel todo parece sencillo, pero si ambos progenitores se esfuerzan y dejan de lado los reproches mutuos o todas aquellas cosas que no funcionaron siendo pareja, su función de padres puede seguir desarrollándose satisfactoriamente y los hijos en común evitarán traumas que puedan arrastrar para el resto de sus vidas.

Por último, el trabajo de mediación no puede evitar el sufrimiento, pero sí ayuda a conseguir una recuperación más rápida. En el 79% de los casos los hijos mantienen una buena relación con ambos progenitores.

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