Progreso o fin

Rioja2

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Un juez de Hawai tendrá que decidir si detiene los trabajos de un laboratorio europeo, el Large Hadron Collider de Ginebra, cuya construcción costó más de 5.000 millones de euros y que trabaja sobre uno de los proyectos de física cuántica más ambiciosos del mundo. El motivo es que podría acabar con la humanidad, el planeta Tierra y parte del universo.

Dos científicos, el estadounidense Walter Wagner y el español Luis Sancho, han denunciado al Centro Europeo de Investigaciones Nucleares, que gestiona el LHC, al Gobierno de Estados Unidos, que aporta financiación, y a dos instituciones más que lo apoyan.

Su teoría expone dos riesgos fundamentales: cuando el LHC entre en funcionamiento, podría crear un agujero negro que literalmente se tragara al planeta y podría originar una “materia extraña” que convertiría la tierra en una estrella de neutrones sin vida. Según Wagner y Sancho, la combinación de ambos peligros genera una probabilidad del 75% de que el LHC acabe con la Tierra. O, cómo explicó Sancho a la justicia estadounidense, “el CERN quiere que juguemos a la ruleta rusa con dos balas”.

Es importante precisar que las posturas de Sancho y Wagner son muy minoritarias entre la comunidad científica. El físico Juan José Gómez Cadenas afirma que la hipótesis de ambos científicos tiene una probabilidad “menor que la de que un meteorito termine con nuestra especie”. Una de las razones de este rechazo es que la tesis carece de formalización matemática, un cálculo básico que respalde su razonamiento. La expresión más detallada de su teoría es un documento judicial, el affidávit que da fe de su denuncia ante notario.

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