Rajoy sitúa la concordia y la unidad como obsesión de su Gobierno

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El líder del PP, Mariano Rajoy, ha dejado hoy clara su obsesión por restablecer la unidad de los españoles y acabar con “los bandos y trincheras” de los últimos años, y por ello se ha comprometido a gobernar desde la verdad, la concordia y la valentía para cultivar “nuevas afinidades” y salir de la crisis.

Esta obsesión por lanzar “un proyecto de recuperación” en el que “no sobre ningún español” ha estado presente en un discurso en el que, no obstante, no ha habido una sola mención a ninguna de las propuestas que puedan ir en el programa electoral.

Rajoy no ha dado detalles sobre el texto del programa a pesar de que la Convención de Málaga se había preparado para debatir sobre él y de que el pasado jueves enumeró algunas de las iniciativas que se someterían a discusión, como la reducción del número de parlamentarios o la limitación de mandatos presidenciales.

El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno ha centrado su discurso en la apuesta por la concordia y por “vivir en convivencia con los que no piensan” como los populares, ya que es importante acabar con el “gran error” de los últimos años, cuando -en alusión al Gobierno actual- “se ha pretendido forzar a los españoles a elegir entre bandos y trincheras”.

Rajoy se ha retratado como un dirigente y una persona que “no se siente enemigo de nadie”, al que gusta “cosechar consensos” y escucha siempre las ideas de los demás. “No estoy sordo a las ideas ni me aferro tanto a las mías que no sepa reconocer las ajenas”, ha asegurado.

En resumen, según el líder del PP: “Tenemos que crear nuevas afinidades entre los españoles y no atizar viejas diferencias”. Ha seguido dando pinceladas sobre cómo quiere gobernar al afirmar que “en la gran empresa” de la superación de la crisis “no sobra ningún español”, que aspira a ser “el presidente de todos los españoles”, aunque “sin aspirar a caer a todos bien”; y que quiere liderar no sólo a “los militantes del PP, sino a todos los españoles”.

También ha descrito cuál es a su juicio “la primera obligación” de un gobernante: “ser consciente de la realidad en que se vive”, algo que él cumple, ha dicho. Para que triunfe esta tarea de “recuperación nacional” Rajoy contará con todos los ciudadanos, con las comunidades autónomas, con los ayuntamientos y con las empresas públicas y privadas.

Gracias a este compromiso, el “primero” y más importante, según sus palabras, ha asegurado que dirá la verdad de la situación, que “las cosas están difíciles” y que “no hay varitas mágicas” para reparar los daños económicos causados.

Pese a ello, ha prometido que efectuará “una buena gestión” de la economía para garantizar la defensa del Estado de bienestar y la prestación de los servicios públicos, así como para asegurar que el reparto de los sacrificios sea “justo y equitativo”.

Ha prometido también instaurar en España una educación de calidad que “potencie el espíritu de superación y estimule la excelencia”, y un modelo de política exterior que devuelva a España su prestigio en la UE y en el mundo.

Entre los objetivos del líder del PP figura además la regeneración institucional desde la premisa de “la competitividad y la excelencia”. Ahora Rajoy es el favorito para ganar las elecciones del 20 de noviembre y goza del apoyo sin fisuras de todo el partido, pero no hace mucho la situación no resultaba tan favorable, y de eso se ha acordado el líder del PP cuando ha afirmado que si está donde está es porque los militantes lo han querido.

Éste ha sido el único mensaje de clave interna que ha trasladado, más allá de las muestras de agradecimiento y respaldo que ha lanzado a su dirección y a sus trece presidentes autonómicos, todos ellos viendo al líder sentados junto a Aznar.

Asimismo, tras recordar a José María Martín Carpena, asesinado por ETA en Málaga hace once años, ha hecho una sola alusión a la lucha contra la banda terrorista al recalcar que perseguirá el fin del terrorismo y la preservación de “un relato que no permita falsas equidistancias”.

El presidente del PP ha reiterado que la herencia que reciba el próximo Gobierno es básicamente “una grave crisis económica, social e institucional”, un balance como para “avergonzar” a quienes lo han causado pero que no impedirá la salida de la crisis.

El cambio político facilitará la recuperación y la imagen de España que quiere Rajoy: “Nuestro país tiene que volver a ser ese país alegre en el que la gente se levante por la mañana sabiendo que tiene un trabajo al que acudir y un negocio que abrir”.

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