Rubalcaba promete cambiar la política “con razones y sin insultos”
El candidato del PSOE a la Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha subrayado hoy que las pruebas de resistencia realizadas a la banca demuestran que el proceso de reestructuración financiera “avanza bien”, tanto que cuando acabe será “razonable y justo” pedirle un esfuerzo adicional para ayudar a crear empleo.
Una semana después de ser proclamado candidato, Rubalcaba ha protagonizado su primer acto público, y ha sido en Mérida, ante un millar de personas, junto al secretario general de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara.
Rubalcaba, que hoy tampoco ha mencionado al PP ni a su líder, Mariano Rajoy, ha recordado los ejes fundamentales sobre los que quiere hacer girar su proyecto electoral, entre ellos la urgencia en la creación de empleo y la necesidad de avanzar hacia una economía sana y competitiva.
Para ello, ha reiterado que los bancos y las cajas podrán en un futuro, cuando acabe el proceso de reestructuración bancaria, dedicar una parte de sus beneficios para ayudar a crear empleo, porque “es razonable y justo” que echen una mano “aquellos que menos han sufrido, que a veces por cierto tienen más responsabilidad”.
Sorprendido por la que “se ha montado” con su sugerencia sobre la banca, ha argumentado que no es una propuesta de “extraterrestres”, sino que existen fórmulas similares en países como Francia, Gran Bretaña, Holanda o Suecia.
Ha apostado además por revitalizar la construcción, porque no se puede pasar “del atracón del ladrillo al ayuno del ladrillo”. Dentro del capítulo económico se ha referido a los embargos hipotecarios, y ha reiterado que los bancos que dieron hipotecas al límite deben asumir su responsabilidad.
A la vez, ha apostado por los emprendedores y ha apuntado que si el tres por ciento del ahorro que tienen los españoles se dedicara a ayudarles, se crearían de entrada 60.000 puestos de trabajo. Rubalcaba ha hecho una cerrada defensa de los valores y de los principios socialistas, “el trípode” sobre el que se sujeta su proyecto, hasta el punto de que si un militante de hace 100 años “levantara la cabeza, se reconociera claramente y dijera: 'Estos son los míos'”.
Así las cosas, ha definido al PSOE como “el partido que más ha trabajado por los que más han trabajado” y ha hecho gala de un proyecto ambicioso, realista e “inequívoco”, en el que se cambien aquellas cosas que haya que cambiar.
Por eso, ha enfatizado que “hay que apoyar a los que se esfuerzan y trabajan” y “criticar duramente a aquellos que medran, que suben mintiendo, engañando, especulando”. “A esos les tenemos que criticar duramente, esos no son los nuestros”, ha apostillado.
También ha apelado a la austeridad y les ha dicho a sus compañeros socialistas que no sólo hay que ser austero, sino que también “hay que parecerlo, tanto en lo público como en lo privado.
En este punto, ha hecho una breve referencia a la corrupción, a la que no sólo hay que perseguir y castigar, sino que hay que tratar de prevenir mediante herramientas de control previo.
Tras negar que la política haya perdido la batalla frente a los mercados, ha emplazado a los líderes europeos a solucionar cuanto antes el problema de Grecia para acabar con las incertidumbres.
Junto a la educación -“En la sociedad a la que vamos, el abandono escolar es la puerta a la exclusión”, ha dicho-, ha aludido también a la sanidad pública y ha sido para rechazar tajantemente el copago, como el aprobado esta semana en Italia, y para emplazar a las comunidades a gastar en sanidad y no en otras materias lo que el Estado transfiere para ese servicio.
Otro de los asuntos a los que se ha referido, el cuarto pilar de su proyecto, ha sido el referente a la democracia, un tema en el que se ha mostrado partidario de escuchar a movimientos como el 15-M.
Aunque no tienen razón en todo lo que dicen, ha admitido que en un mundo que cambia de manera vertiginosa no puede mantenerse la política del siglo XX: “O cambiamos o nos cambiarán, con razón”, ha advertido.
En este sentido, ha prometido cambiar la forma de hacer política, “con razones y sin insultos”. “No podemos hablarles a la gente de la importancia de la educación y luego ser unos perfectos groserazos”, ha dicho.
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