Ruta de luz vuelve a Mozambique
Por segundo año consecutivo, el riojano Emilio Toledo, director de 'Ramón Óptica' en Calahorra, viaja con la Fundación 'Ruta de la Luz' a Mozambique para continuar el trabajo de apoyo a la salud visual, según informaron fuentes de la ONG.
El riojano ha viajado con un equipo de 4 ópticos voluntarios para poner en marcha este proyecto. El primer y segundo año, la Fundación realizó dos campañas ópticas de revisión visual, montó un equipo de refracción completo con los equipos y el material necesarios y envió desde España las gafas graduadas para cada beneficiario, en total 480.
Este año el objetivo de la campaña, además de realizar revisiones visuales, era iniciar la instalación de un taller de óptica autosostenible con personal local. El éxito de este proyecto, “se debe a la estabilidad del equipo de ópticos que integran las campañas y al buen hacer de Casa do Gaiato, entidad de ayuda humanitaria que apoyamos en Mozambique”, resume Katerine Salazar, gerente de la Fundación.
En esta expedición, han viajado junto a Emilio Toledo, María Canaves y Marta Santamaría, que ya lo habían hecho los dos años anteriores y Jesús González, por primera vez.
“Emilio es la chispa, el ingenio y el desparpajo que transmiten sus ojos vivos, además de esa humanidad inmensa que se adivina tras la primera conversación. Los cuatro forman un buen equipo” comenta la gerente de la Fundación. Para todos este viaje de diez días, supone culminar su sueño de dejar funcionando en Mozambique una óptica completa ya casi independiente de las ayudas externas después de tres años de viajes a Maputo, la capital del país africano, y desde allí a la Fundación Casa do Gaiato aún distante de la ciudad.
La Casa do Gaito es una fundación portuguesa con 15 años de labor humanitaria en el sur de Mozambique a sus espaldas. Está a los últimos 60 kilómetros de viaje desde España que el equipo recorre cada año en un autobús que circula por malas carreteras llenas de baches, vacas, gente, carros “y ese tipo de cosas que personalizan Africa”, dice Emilio. La Casa do Gaiato alberga de forma permanente a 150 niños a los que proporciona alimento, educación y atención sanitaria. Pero además extiende su influencia en seis aldeas en situación de pobreza extrema, donde se encarga de la asistencia sanitaria, educación, programas de atención a niños con bajo peso, iniciativas para la creación de microempresas (fábrica de bloques, carpintería, molino).
“El año pasado fue mi primera experiencia, lo imaginaba, pero no sabía exactamente dónde me metía. Este año he ido más concienciado porque sabía que íbamos a trabajar muy duro, a estar muchas horas en consulta. Por eso me ha costado más dejar a mi familia que el año pasado”, comentó el directivo de Ramón Óptica. Pero al proyecto de Mozambique hay que darle continuidad. Todos lo han hecho suyo. Es una apuesta colectiva por dejar algo allí que haga un bien permanente y que no dependa de nadie.
“Es nuestro proyecto y estamos a muerte con él”, reconoció el riojano. En la Casa do Gaiato les espera, embalado, un taller de montaje cedido por un óptico de Calahorra y por las donaciones hechas por la industria conservera y del calzado de la Rioja. El objetivo número 1 era dejar funcionando las máquinas en estos 10 días que dura la expedición.
El equipo de la Fundación Ruta de la Luz salió de Barajas cargado de maletas que portaban lentes, gafas y equipo para montar el taller. La congregación religiosa que regenta la Casa do Gaiato ya ha pensado en un joven de 22 años que va a ser el primero de los ópticos mozambiqueños formados por la Fundación. “Si todo sale como esperamos, este chico podrá vivir de la óptica. Montará las gafas según las recetas que le lleguen del hospital que está en la ciudad cercana de Masaka, además de ser también capaz de graduar por sí mismo, y las venderá a un precio de allí, aunque de momento y desde la ruta de la luz estemos todavía durante un tiempo mandando gafas y lentes de reposición”, resumió el óptico riojano.
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