San Fermín, una oferta laboral suculenta para muchos riojanos

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El paro y la crisis económica también afectan a las fiestas navarras por excelencia. Sin embargo, todavía son muchos los rio

janos que ven en San Fermín una oferta laboral excelente para hacerse con una importante cantidad de dinero en menos de diez días. El requisito: que el cuerpo aguante, ya que las jornadas laborales son dignas de un corredor de maratón.

Rocío es una joven logroñesa que durante los últimos once años ha acudido a San Fermín para sacarse un dinerillo. A partir de hoy, trabajará, como cada año, en un bar cercano a la conocida plaza de toros de Pamplona, el Hemingway, que este año cuenta con un local aledaño en el que se venderán bocadillos las 24 horas del día, el Past Fast. Aquí, en una jornada de diez horas, esta logroñesa pasará los nueve días de fiesta continua que la capital navarra está a punto de comenzar.

Los contactos familiares llevaron a Rocío a este puesto en la fiesta del toro por excelencia. Un trabajo que es incapaz de rechazar. A lo largo de estos más de diez años son muchos los turnos vividos, las horas y minutos trabajados y las copas y bocadillos servidos. Desde los 17 años ha pasado estos días detrás de la barra de un bar.

El sueldo de un camarero en San Fermín puede oscilar entre los 1.000 y 1.500 euros por nueve días de trabajo. Eso sí, los valientes harán frente a una jornada intensiva de entre 12 y 15 horas de trabajo ininterrumpido. Venderán copas, cafés y bocadillos. En concreto, nuestra amiga trabaja en un bar que dispone para los intrépidos visitantes 24 horas de bocatas, refrescos y copas.

Pero Rocío no es la única riojana que acude a las fiestas de la comunidad vecina de camarera. En el mismo bar coincide con varios colegas de profesión que, movidos por el rápido dinero, deciden pasar parte de sus vacaciones detrás de una barra. “Por la noche, en los bares se organizan con turnos de camareros de entre seis y ocho, mientras que por el día con un par de camareros sobra, sobre todo estos últimos años”, comenta Rocío. Y es que San Fermín también ha sufrido la crisis y ha notado un descenso tanto en el contrato de personal como en la afluencia de turistas y visitantes.

Las copas que se pueden llegar a servir en San Fermín son incontables, con los bocadillos pasa un poco lo mismo, aunque sí que se puede hacer un recuento: “entre semana se suelen preparar unos 1.000 bocadi

llos fríos cada día listos para vender al módico precio de 5 euros con 50 céntimos, con la bebida incluida. El fin de semana esta cifra se dispara y se realizan entre 1.800 y 2.000 bocadillos al día“. Además, en el momento se realizan bocatas calientes para los que quieren templar su estómago.

El final de San Fermín supone para los trabajadores el mejor día de su vida. Con la costumbre de una cena de camareros ponen fin a nueve días de fiesta ininterrumpida y cansancio acumulado.

Rocío comenta que San Fermín se supera con bebida energizante, café, y sobre todo paciencia ya que el alcohol hace estragos y muchas veces se viven situaciones difíciles, “más de una vez he tenido que salir corriendo detrás de alguien que se ha ido sin pagar, te tiembla todo, pero es tu negocio y hay que hacerlo”, afirma nuestra trabajadora. Las horas se hacen eternas, los minutos incontables, pero por fin llega el final de la jornada: “Hay días que no puedes quedarte dormido del dolor de cuerpo, pero al final aguantas lo que sea y cuando acabas piensas siempre en volver el siguiente año”, afirma Rocío.

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