Tras las elecciones europeas...

Los tan esperados comicios europeos llegaron. Si analizamos los resultados a nivel UE, lo cierto es que, y siguiendo la canción de Julio Iglesias, 'la vida sigue igual'. ¿A qué nos referimos? Muy sencillo: el proyecto europeo, sus tratados, sus instituciones…siguen lo mismo (o incluso, más) de distantes para los ciudadanos europeos. La distancia, en ocasiones, es sinónimo de desconocimiento y de escaso apego y ésta es una de ellas.

No está siendo un buen siglo XXI para la UE. Empezó mal con el (primer) NO irlandés a Niza. Posteriormente llegaron las negativas de Francia y Holanda (recordemos, socios fundadores del Club Comunitario) a la Constitución Europea. Y finalmente, el segundo NO de Irlanda al Tratado de Lisboa en junio de 2008.

Evidentemente, no todo ha sido negativo. La UE se ha amplió y ahora son ya 27 Estados, aunque las desigualdades entre ellos persisten. Además, algunos de sus nuevos miembros mantienen “sus” anomalías estructurales de siempre lo que hace que la pregunta ¿fue demasiado apresurada la incorporación de países como Rumania o Bulgaria? tienda a formularse en forma de afirmación. Estas dudas pueden extrapolarse a un escenario cercano, geográficamente hablando, como son los Balcanes (uno de los perjudicados indirectos de la negativa irlandesa a Lisboa).

Con todo ello, el proceso de integración europea evidencia es que por un lado van los deseos de las élites (burócratas y políticos) y por otro lodo, las expectativas de sus ciudadanos para quienes la UE es un ente (cada vez más) remoto. Los conservadores británicos se han referido a esta anomalía en un buen número de ocasiones, especialmente en los últimos años, pero el hecho de no estar en el gobierno, ha restado resonancia a su mensaje que los hechos tienden a dar la razón.

Extracto del artículo de Alfredo Alcázar para Panorámica Social. Para leer el artículo completo haga clic aquí .