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El Gobierno de Ayuso da marcha atrás por primera vez en el modelo de enseñanza bilingüe de Aguirre

Ayuso, durante una visita al Colegio público San Juan Bautista, en una foto de archivo.

Fátima Caballero / Sofía Pérez Mendoza

Madrid —

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La Comunidad de Madrid da marcha atrás por primera vez en su modelo de bilingüismo en las aulas. A partir del próximo curso 2024-2025 la asignatura de Historia y Geografía volverá a impartirse en español y no en inglés en todos aquellos centros públicos que tienen esta modalidad. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso reconoce por primera vez que se está produciendo “un detrimento” en los conocimientos “tanto de Historia como de Inglés” fruto de este modelo bilingüe que comenzó a implantarse en la región hace ahora casi dos décadas con Esperanza Aguirre y que ya está presente en más de la mitad de los centros de la región.

El cambio de modelo lo anunció este martes el consejero de Educación, Emilio Viciana, durante un desayuno informativo. “Queremos reforzar el estudio de la Historia y evitar que sus contenidos propios se rebajen por impartirlos en inglés”, afirmó el consejero, reconociendo algo que los docentes llevan tiempo denunciando y que pusieron negro sobre blanco recientemente en un informe de Acción Educativa tras encuestar a 1.174 docentes de la Comunidad de Madrid. Casi la mitad de los profesores afirmaba que el nivel de comprensión es menor y ocho de cada diez considera que la profundización también es más pequeña en las asignaturas impartidas en inglés. Para el próximo curso, ninguna asignatura troncal se impartirá, por tanto, en inglés, que se reservará para optativas.

Hasta ahora, el Gobierno de Ayuso había defendido que el modelo impulsado por Aguirre y reforzado por los sucesores presidentes del PP facilitaba “el aprendizaje de la segunda lengua” e impulsaba “el desarrollo cognitivo de los niños”. Ayuso había anunciado sin embargo su intención de actualizarlo y este martes por primera vez se ha reconocido que el efecto que está provocando es un empeoramiento del rendimiento en las materias que se imparten en inglés, ya que los docentes deben bajar el nivel para que los alumnos adquieran los conocimientos.

Desde la Consejería de Educación aseguran a elDiario.es que este “detrimento” en los conocimientos se ha detectado en el informe PISA y que el objetivo con la medida es “adelantarse” a que la situación se agrave. No existe, sin embargo, ninguna evaluación oficial completa por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid, mientras algunas comunidades repiensan el modelo y ya hay colegios que han dado marcha atrás en la implantación del programa. Madrid es la región donde está más implantado y que sirvió de espejo para otros gobiernos autonómicos. Además de Madrid, Murcia y Castilla y León son las comunidades con el modelo bilingüe más extendido. Baleares, la Comunitat Valenciana y La Rioja, las que menos. 

Pese a reconocer los fallos del modelo, la intención de Ayuso es ahondar en el bilingüismo por la vía de extenderlo hacia abajo. La presidenta regional lleva varios años anunciando que quiere que empiece desde el segundo ciclo de Infantil (entre 3 y 6 años) “y progresivamente” en el primero también (0-3 años).

El Consejo escolar aprobó hace tan solo una semana una propuesta de UGT Madrid que pide precisamente una evaluación “seria” con la participación de los docentes y las familias del programa bilingüe. “Creemos que esta medida probablemente haya sido precipitada”, asegura la portavoz de educación del sindicato, Teresa Jusdado, que defiende que antes de tomar decisiones es necesario hacer una estudio pormenorizado de las consecuencias de su implantación que también acaba repercutiendo en una mayor segregración del alumnado. “Llevamos pidiendo esa evaluación más de una década”, defiende a la vez que reconoce que sí se ha “detectado” que el modelo bilingüe “tiene consecuencias en la consecución de ciertos contenidos”. “Somos partidarios de los idiomas en las enseñanzas no universitarias pero haciendo un estudio amplio”, insiste.

Un legado de Aguirre con cada vez más detractores

El programa bilingüe es el gran legado educativo de la época de Esperanza Aguirre. Comenzó a implantarse en el curso 2004-2005 con el espíritu de democratizar el aprendizaje del inglés y su avance ha sido imparable. Hasta ahora. Actualmente hay 194 institutos y 403 colegios públicos bilingües en la región.

Casi dos décadas después, se trata del modelo mayoritario en las aulas madrileñas: más de la mitad de los estudiantes de primaria estudian bajo este programa (52,6%) y las cifras son aún más altas en secundaria, con seis de cada diez alumnos y alumnas en el sistema bilingüe. En el curso 2017-2018, se extendió además al segundo ciclo de Educación Infantil. Esta expansión empujada desde la administración ha generado cierta presión en los centros para subirse al carro del bilingüismo –aunque debe decidirse por acuerdo del claustro y del consejo escolar– y, sobre todo, se ha producido a pesar de las dudas manifestadas por los docentes sobre el modelo. 

Los motivos de oposición se pueden resumir en dos. El primero es que afecta negativamente al aprendizaje de las asignaturas que se imparten en inglés (al menos el 30% de las horas lectivas); el segundo, que segrega al alumnado en una de las regiones con más problemas de desigualdad educativa de Europa.

Los docentes suspenden el modelo de Aguirre

Una encuesta realizada en 2021 a 1.174 profesores y profesoras –tanto a los que imparten clases en inglés como a los que no– refleja una preocupación mayoritaria sobre cómo el modelo impacta en el “aprendizaje de contenidos y competencias” (97,9%). Casi la mitad de los profesores sostiene que el nivel de comprensión es menor y ocho de cada diez considera que la profundización también es más pequeña en las asignaturas impartidas en inglés, según el estudio impulsado por el Movimiento de Renovación Pedagógica Acción Educativa cuyos resultados se conocieron hace unas semanas. 

Hasta aquí la vertiente pedagógica. La otra, la de la desigualdad, se explica por la organización del sistema en Secundaria, que según los docentes contribuye a agrupar a los estudiantes con características similares. En la ESO, existen dos modalidades: la sección, con al menos un 30% del horario lectivo en inglés –puede llegar al 70% sin incluir en ningún caso Lengua ni Matemáticas– y el programa, con una clase diaria de inglés y al menos otra de las materias obligatorias en este idioma (Educación Física, Tecnología o Plástica). Los profesores constatan que los primeros grupos suelen contar con más alumnado de calificaciones altas mientras las aulas de programa concentran a estudiantes con más dificultades.  

El modelo, por tanto, es un territorio fecundo para el debate. Sin evaluaciones oficiales y completas por parte de la Comunidad de Madrid, existen estudios con conclusiones diversas, pero lo cierto es que, con el paso de los años, el consenso mayoritario sobre las bondades del sistema se ha ido resquebrajando por las dificultades de los alumnos más desaventajados para engancharse al sistema y tener éxito; por las críticas docentes y, finalmente, por la oposición de algunas familias.

En los últimos años, varias decenas de colegios –todos fuera de la Comunidad de Madrid– se han borrado del programa tras implantarlo en sus aulas. El caso más reciente ocurrió en el Colegio La Granja de León, donde las familias votaron de manera mayoritaria sacar a sus hijos del programa bilingüe. 

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