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Madrid hace caja en la primera noche de Halloween sin restricciones

Un camarero atiende la barra en Madrid en la noche de Haloween de 2022

Clara Angela Brascia

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Brujas, demonios o ladrones en mono rojo y máscaras de Dalí. Los madrileños están cada vez más acostumbrados a ver el desfile de disfraces por las calles de la ciudad cada 31 de octubre. Los que han participado en las celebraciones de Halloween durante la noche del lunes han tenido opciones de sobra para elegir: no hubo discoteca, bar o local del centro de la capital que no haya aprovechado para hacer caja. “Tengo todas las mesas reservadas desde hace una semana. Ha sido espectacular. Una panacea en este momento de crisis”, celebra Julián Martín, propietario de un club de Chueca.  

La primera noche de Halloween sin restricciones de la pandemia ha sido todo un éxito para los hosteleros de la capital. Un estudio elaborado por la asociación Noche Madrid anticipaba que la facturación en Halloween sería un 16,8% superior a la del 2019, más de tres puntos por encima de la media nacional, que se sitúa en el 13,5%. “Los cerca de 1.500 establecimientos de ocio nocturno de Madrid celebrarán Halloween”, de tal manera que la fiesta “supera por primera vez a la Nochevieja y las cenas de empresa de Navidad”, asegura la asociación.  

Incluso los bares de La Latina –que normalmente permanecen cerrados los lunes después del domingo de Rastro– han preferido aprovechar el tercer día consecutivo de fiestas. “El sábado y domingo han sido descomunales. Y aunque el lunes no vino tanta gente como esperábamos, hemos trabajado mucho más que en cualquier otro fin de semana del año”, afirma Rafael García, comerciante de la calle de Cava Baja, para después añadir que la recaudación ha duplicado a la de un lunes normal.  

Para muchos la noche empezó en bares y clubes del centro más pequeños, donde no era necesario hacer cola para entrar. Ana Abistur y sus amigas han venido desde Navarra para participar de las fiestas que solo han visto en las películas y series de televisión. Vestidas de animadoras de la película High School Musical, tienen intención de moverse desde La Latina a Malasaña para acabar la noche. “Es la primera vez que lo festejamos como dios manda. En nuestro pueblo Halloween no existe. No hay nada como las fiestas que hay en Madrid”, afirma la estudiante, que vino a la capital con un grupo de amigas para aprovechar el puente de Todos los Santos.  

En la calle de Espoz y Mina, epicentro de los bares para turistas ruidosos, no hay local que no tenga clientes esperando. Incluso los porteros van disfrazados, y los precios se mantienen accesibles a pesar de estar a una manzana de la Puerta del Sol. Elena Sánchez y Ainhoa Pérez pagaron 18 euros para entrar a un club, con dos copas y un chupito incluidos. “Vivimos por Plaza Elíptica, pero no había mucho que hacer por allí hoy. Halloween se celebra sobre todo en el centro”, explican mientras toman un soplo de aire fresco en la calle.  

Incluso las familias con niños se han quedado fuera hasta tarde para aprovechar el ambiente de fiesta. Juanjo, Cristina y su hija Marisol pasean por la Gran Vía vestidos como los miembros de la Familia Addams, un clásico de Halloween que este año ha vuelto a ser popular. “La niña adora la película. Se quiere hacer foto con toda la gente vestida como Miércoles”, afirma la madre. Salieron por la tarde para hacer truco o trato por el barrio, y antes de volver a casa decidieron darse un paseo por el centro para disfrutar de los disfraces de la gente en la calle.  

40 euros por la noche de Halloween en Kapital

Entre las previas en casa, las giras por bares y los madrugones en discotecas, la primera celebración de Halloween sin restricciones no ha dejado a nadie en casa. Simone Garonna, un estudiante italiano que está en Madrid por Erasmus, ha pagado casi 40 euros por la noche de Halloween en la discoteca Teatro Kapital. “Hay gente de nuestro grupo que se ha quedado fuera. Intentaron comprar las entradas un par de horas después que nosotros, pero ya se habían acabado”, lamenta. Han preferido separar el grupo antes de renunciar a “la fiesta más loca del año” en su discoteca favorita de Madrid.  

La gente que ha optado por planes más ambiciosos tuvo que organizarse con semanas de adelanto, o en su defecto pagar un dineral para conseguir entrar a una discoteca. Frente a la puerta de la discoteca Teatro Barceló, por ejemplo, la cola para entrar empezó a formarse una hora antes de la apertura. Solo podían acceder los que habían comprado los billetes por internet, que de hecho estaban totalmente agotados desde hace una semana.  

Alba González espera junto a sus amigas y otros cientos de jóvenes, mientras aguantan los gritos del personal de seguridad de la discoteca, que les anima a avanzar rápido hacia la puerta. Reconoce que este año ha sido imposible improvisar, y que de hecho han tenido que pagar 40 euros en vez de 30 por las entradas, sin ningún beneficio adicional. “Las compramos hace dos semanas. Carísimas, pero era la única alternativa para entrar a la fiesta”. La esperanza de pasárselo estupendo es lo único que le hace mantener la paciencia. “Hace dos años que no participamos en una verdadera fiesta de Halloween. No es lo mismo estar en casa con los amigos a bailar toda la noche disfrazado”, remata González. 

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