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Mauricio Valiente, IU Madrid: “En Izquierda Unida hay un sentimiento muy extendido de agravio frente a Podemos”

El concejal de Ahora Madrid y coportavoz de IU Madrid, Mauricio Valiente.

Fátima Caballero

El concejal de Ahora Madrid y portavoz de Izquierda Unida en la región, Mauricio Valiente (Madrid, 1966), se muestra pesimista sobre el futuro de la izquierda en Madrid. El pasado martes renunció a ser el candidato de IU al Ayuntamiento de Madrid después de que la militancia de la formación apoyase mayoritariamente en referéndum la opción de romper con Podemos y confluir con Anticapitalistas a las elecciones autonómicas. El tercer teniente de alcalde había defendido públicamente su apoyo a la otra opción en la consulta, la de acudir junto a Podemos en una candidatura que iba a estar encabezada por Isa Serra. El edil dice abiertamente que sus compañeros de formación han cometido “un error” al convencer a la militancia por esta opción y les acusa de haber vendido a las bases un “espejismo”.

La entrevista a Valiente se realizó este jueves, antes de que se produjeran las negociaciones de última hora entre Podemos e Izquierda Unida para intentar conseguir la candidatura de Unidad para la Comunidad de Madrid avanzadas por eldiario.es

¿Cómo se encuentra después de haber decidido renunciar a la candidatura de Izquierda Unida a la alcaldía de Madrid?

Con la responsabilidad de haber actuado en conciencia y también preocupado porque es una situación muy difícil que tenemos que gestionar colectivamente. Toda decisión y toda actuación colectiva implica también un compromiso personal y eso es lo que me toca. Pero al mismo tiempo que convencido del paso que he dado, también estoy preocupado porque va a ser difícil gestionarlo.

¿Qué ha pasado en Izquierda Unida de Madrid para llegar a un escenario de cuatro candidaturas en la Comunidad de Madrid?

Yo no lo enfocaría de esa forma ya que ha pasado en toda la izquierda madrileña. No es responsabilidad exclusiva de Izquierda Unida. Hay un escenario de pluralidad de organizaciones políticas, que no es malo, pero al mismo tiempo hay una ausencia de normas y criterios compartidos de cómo organizarnos en un escenario de más pluralidad. Lo planteé de forma muy clara cuando renuncié a mi candidatura. Creo que una de las tareas que tenemos por delante es ser capaces de organizar la unidad en la diversidad. No pasa nada porque seamos distintas organizaciones. Eso es bueno, responde a una pluralidad ideológica y de formas de organizarse, pero tenemos que ser capaces de construir espacios democráticos, compartidos, de los que nos sintamos corresponsables y creo que esa es la causa de esta situación dramática que tenemos en este momento. No es responsabilidad de Izquierda Unida en exclusiva. Es responsabilidad de Podemos, es responsabilidad de Más Madrid y es responsabilidad de la Bancada. Entre todos tenemos que ser capaces de construir ese tipo de espacios unitarios que creo que son muy necesarios.

En su carta de renuncia hablaba de que hay que actuar con responsabilidad por la irrupción de la extrema derecha y de que estamos en un momento histórico que no es en cualquier momento. ¿Cree que sus compañeros no han tenido eso en cuenta, que no han actuado con esa responsabilidad?

Creo que hemos actuado colectivamente, para no personalizarlo, con las vísceras. Y en política hay que actuar con la conciencia clara de las consecuencias que tiene una determinada decisión. Desde luego, en todo el proceso que hemos vivido tengo muchas críticas que hacer a Podemos. Creo que tenía que haber sido mucho más ambicioso a la hora de construir un espacio unitario. Pero aún así, al final uno tiene que pensar no solo en la razón que tiene, sino las consecuencias que va a tener mantenerse en una determinada posición, y en ese sentido, hay que actuar siempre pensando en a quién intentamos representar, que es a la mayoría social trabajadora. Y pensando en eso, yo prefiero claramente un escenario de unidad.

¿Por qué era el único de la dirección de Izquierda Unida Madrid que defendía esa unidad?

Pero no soy ni he sido el único. Ha habido más compañeros que me han acompañado en esta posición. Sí, es cierto que en Izquierda Unida hay un sentimiento muy extendido de agravio frente a Podemos y hay un sentimiento también muy extendido de que la crisis que tuvo Podemos con la salida de Más Madrid al final la hemos pagado el conjunto del espacio político del cambio. Es un sentimiento y es una emoción, y las emociones se generan de una forma muy automática y es muy difícil en un momento así decirle a la mayoría de la militancia que ha sentido esos agravios que hay que actuar con responsabilidad y con visión de futuro. Soy muy consciente de que es muy difícil hacerlo y no hemos sido suficientes los que hemos dado ese paso para convencer a toda la militancia de que ese era el camino que había que seguir.

Pero había un sector en IU Madrid, como el secretario general del PC de Madrid, Álvaro Aguilera, o como la propia Sol Sánchez, que comparte la portavocía con usted, que alentaron un poco el voto contrario al acuerdo con Podemos.

Alentaron un poco no, era su posición y la defendieron. Era su opinión y su apuesta. Yo creo que es un error. Así lo debatimos, pero estaban en su derecho de plantear lo que ellos consideraban adecuado.

¿Qué opina usted del acuerdo o la propuesta de Podemos que ha rechazado la militancia?

Creo que era un acuerdo suficiente para construir un espacio, una candidatura unitaria que reunía fundamentalmente tres requisitos que, a mi juicio, analizando todo, nos permitían continuar una lucha electoral y política muy difícil. Primero, que estaba en consonancia con el acuerdo federal. Vamos a ir con Unidas Podemos en las elecciones generales dentro de un mes, vamos a ir con Unidas Podemos en las elecciones europeas dentro de dos meses, vamos a ir con Unidas Podemos en la mayoría de las comunidades autónomas y municipios. Ese es un factor muy importante en cuanto a la solidez de la apuesta política que hace Izquierda Unida.

En segundo lugar, creo que permitía construir una referencia en la ciudad de Madrid, que en lo que a mí me afectaba como candidato electo en las primarias era un aspecto muy relevante, porque aunque Podemos no se presentara, obviamente la identificación en la denominación de Unidas de las dos candidaturas permitía que se movilizara el voto de la izquierda en la ciudad de Madrid, el voto de un sector de la izquierda que no está actualmente representado por la candidatura de Manuela Carmena por el desencanto que se ha producido en algunos aspectos de la gestión y también en cómo se ha organizado su propio movimiento. Nos permitía además disputar el peligro de un retorno de la derecha porque el voto de protesta si no llega al 5% queda totalmente perdido. Y creo que el acuerdo permitía maximizar un sector que está representado en Izquierda Unida pero que también está representado en Podemos y que ahora mismo se va a quedar huérfano y que seguramente opte por el voto útil.

Y en tercer lugar, el acuerdo nos permitía tener una representación de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid que es muy importante porque vamos a un escenario dentro de unos meses después de las elecciones, de reconfiguración de la izquierda y es muy importante que Izquierda Unida tenga presencia institucional. Tenemos presencia social, pero tenemos también que tener presencia institucional.

Dice que Izquierda Unida no debe permitirse perder esa representación institucional, lo dice ahora y lo dijo también en su escrito. ¿Cree que no son realistas los datos que dan sus compañeros cuando hablan de que están seguros de que van a pasar esa barrera de 5%?

En mi diagnóstico, creo que no son realistas.

¿Tienen realmente datos? ¿En qué se basan?

Yo me baso en las encuestas que de forma clara en el último mes ya han ido más o menos configurando la situación política de cara a las elecciones. En gran medida, al no haberse todavía definido todos los candidatos, todas las candidaturas, hay un cierto grado de incertidumbre. No creo que mis compañeros tengan ningún dato más objetivo, yo tampoco lo tengo. Tengo las encuestas que han salido y mi percepción. Y creo que mis compañeros tienen lo mismo.

¿Y han podido engañar a la militancia de Izquierda Unida con esa ilusión del 5% con unos datos que dice que no existen?

Yo no hablaría de engaño. Cada uno defiende una posición y la pinta de tal forma que favorezca lo que está planteando. Es lógico que uno si está defendiendo esta posición, que yo creo que es un error y que nos lleva a una situación muy difícil, argumente con todo lo que pueda ser favorable de acuerdo a esa línea. No utilizaría la palabra engaño. En todo caso diría que es un espejismo. Es un espejismo, lo creía y lo creo. Y además creo que mi responsabilidad es decir lo que pienso como el resto de mis compañeros y no andarnos con bellas palabras porque al final la realidad política es implacable.

Han pasado unos días y, por lo que está diciendo, entiendo que sigue pensando que fue la mejor decisión renunciar a la candidatura.

Sí, creo que necesitamos ser coherentes. Esto no significa que yo deje de cumplir todas las funciones que la organización considere, esté en mayoría o en minoría. Voy a seguir haciendo todo lo que considere. Ahora bien, lo que es lógico en un aspecto tan personal como encabezar una candidatura es que haya una cierta coherencia con la propuesta política que uno hace. Yo voy a pegar carteles. Voy a hacer los actos que haya que hacer y voy a seguir en la estructura de la organización. Pero no tenía sentido que pensando lo que pienso y habiéndolo expresado públicamente, y además en mi fuero interno, estuviera encabezando un proceso en el que no creo. Es más, hubiera sido un fraude a mis compañeros. Y por eso tomé esa decisión y por eso creo que fue correcta y la mantengo.

Pero realmente el resultado de ese referéndum no afectaba directamente a su candidatura porque Podemos había dicho que no se presentaba y había una decisión tomada de antemano de ir con Anticapitalistas y La Bancada.

Afecta de una forma muy directa, porque creo que esto ha sido un mazazo, como así se ha vivido en estos días. Un mazazo para todo el espacio del cambio, para toda la izquierda. Y supone una desmovilización de un sector importante que necesitamos, sobre todo porque no ir en una candidatura alineada con el mismo nombre en el municipio y en la Comunidad va a significar una desmovilización de un sector muy importante que en el escenario anterior hubiera permitido tener más de un 5%, hubiera permitido contribuir con el resto de las candidaturas a mantener un gobierno de izquierdas en la ciudad de Madrid y eso es lo que cambia en esta situación a mi juicio de una forma clara.

Pero no cree que podría perjudicar a Izquierda Unida que a dos meses de las elecciones decida renunciar.

Creo que lo que más perjudicaría sería que yo fuera incoherente con mis decisiones. La situación es muy difícil es obvio. Pero creo que lo que menos perjudica es la decisión que he tomado. Y el que sobre todo tengamos la conciencia y la seguridad de que nosotros los militantes, empezando por mí mismo, actuamos siempre coherentes y responsables con las decisiones que tomamos.

¿Por qué renuncia solo a la candidatura y no dimite de sus cargos orgánicos en Izquierda Unida de Madrid?

Porque no podía encabezar un proceso en el que no creo. Pero mi obligación y mi realidad va a ser cumplir cada una de las decisiones que tomemos y asumirlas democráticamente. Voy a pegar carteles como el que más, voy a hacer actos como el que más, voy a defender lo que se ha decidido colectivamente.

¿Pero cree que es compatible seguir en los cargos orgánicos?

Por supuesto, si no, hubiera dimitido. Creo que el mensaje que se hubiera transmitido es el de la idea de que cuando uno no está de acuerdo con una decisión que se adopta pues hace lo contrario y creo que eso es antidemocrático. Una cosa es no estar encabezando un proyecto en el que no crees y otra cosa es no cumplir las decisiones que colectivamente se adopten y yo las voy a cumplir.

Usted hubiera preferido para el Ayuntamiento un acuerdo con la candidatura de Manuela Carmena.

Sí, yo e Izquierda Unida. Nosotros lo intentamos y hablamos con ella, con las compañeras, para intentar llegar a un acuerdo programático. Además uno de los temas fundamentales era la Operación Chamartín y hemos visto que, simplemente por una cuestión de plazos, no va llegar a aprobarse esta legislatura.

¿Cree que no se va a aprobar? En su Gobierno insisten que sí.

Bueno el otro día el delegado del área lo explicó así en la comisión de Urbanismo y creo que era razonable lo que planteamos. El que no se apruebe nos da una oportunidad de repensarlo porque estamos muy convencidos de nuestro planteamiento crítico con esta operación. Claramente nos hubiera encantado llegar a un acuerdo y en ese sentido trabajamos y en eso también unitariamente todos.

¿En eso estaban también parte de sus compañeros de Izquierda Unida?

Estaba el conjunto de la organización. Otra cosa es, como bien he explicado, que ha habido un desgaste. Ha habido discrepancias que han sido publicadas en algún aspecto y eso se refleja en el distanciamiento, pero la apuesta de la organización era clara.

¿Piensa que el hecho de que se pusiera Chamartín como una condición indispensable para el acuerdo fue una excusa como han dicho desde Más Madrid?

No, yo creo que es muy importante un acuerdo programático. Cuando tú quieres caminar en conjunto, los aspectos que son de fondo son importantes. Hubiera sido una excusa si, no sé, por la remodelación de la Gran Vía hubiéramos renunciado a ir juntos. No porque no sea importante la remodelación, pongo solo un ejemplo, pero creo que un desarrollo urbanístico del calado que tiene la Operación Chamartín y el resto de los desarrollos urbanísticos no se pueden calificar de excusas. Ayer vimos el tema de los Berrocales. Creo que en eso sí es importante llegar a un acuerdo. Puede que no llegáramos a un acuerdo al cien por cien, pero por lo menos que fuera un acuerdo del 80%. Sin embargo, no se dio esa opción.

¿Y cree realmente que se puede repensar teniendo en cuenta el empeño personal de la alcaldesa en este proyecto?

Creo que sí porque con independencia de lo que uno quiera, en política siempre incide mucho la realidad. Y la realidad es que un proyecto de este tipo para que sea útil a la mayoría de los ciudadanos tiene que tener complicidades importantes, complicidades de quién esté gobernando a nivel del conjunto del Estado y espero que después de las elecciones generales haya un gobierno de izquierdas en España y tiene que estar también de acuerdo el resto de las fuerzas que están contigo gobernando porque si no es muy difícil. Entonces hay una oportunidad para que después de las elecciones, se lo replantee quiera o no quiera Más Madrid y quienes salgan como concejales. Además, a pesar de todas las dificultades que hemos tenido, venimos de un espacio de debate y creo que con este gobierno hemos rectificado cosas que al principio creíamos que eran fundamentales y luego se han cambiado. Espero que también ocurra así con este tema.

¿Qué opina de Carmena, de la gestión del equipo que ha hecho durante estos cuatro años?

Ha sido una gran alcaldesa que ha configurado un equipo de gobierno con unas condiciones muy difíciles porque ninguno veníamos con experiencia de gobierno. Y creo que ha sido un buen gobierno y Manuela ha sido una buena alcaldesa. Lo que ha dejado a un lado, y ha sido un grave error, es el aspecto político y el aspecto social de un proyecto de cambio. Un proyecto de cambio no requiere solo de un buen equipo de trabajo de gobierno, sino que requiere también de buenas relaciones con los movimientos sociales, con los sindicatos... una estructuración para que tú tengas esa comunicación con la mayoría social que quieres representar, que no puede venir solo del Gobierno, tiene que venir también de la base social que tú tienes, de la gente que está en los movimientos y a eso Manuela no le daba importancia. Y no le ha dado importancia no porque tuviera falta de tiempo, sino porque como ha expresado muchas veces, considera que eso no era un aspecto importante. Eso va a pesar en la continuidad del proyecto de cambio y ha pesado también en la integración política de otras fuerzas que estábamos dentro de Ahora Madrid y para las que es fundamental ese componente social en un proceso de cambio.

Algunos pueden pensar que una vez ha dejado su candidatura Izquierda Unida puede integrarse en la de Más Madrid.

Quien pueda pensar algo así no me conoce. Soy una persona muy disciplinada. No por un tema administrativo, sino porque creo que la disciplina consciente forma parte de la democracia y de la honestidad de quienes militamos en política. El martes tuve la gran oportunidad de inaugurar una placa a Marcos Ana y me apunto a ese ejemplo de coherencia, de honestidad. Es mi militancia comunista la que tengo, la que siempre voy a intentar mantener desde la convicción racional. No es una fe religiosa es una convicción racional y en eso no voy a tomar ninguna decisión buscando mi interés particular. Me deseo a mí lo mejor como todo el mundo se desea a sí mismo lo mejor, pero no voy a hacer ninguna cosa rara.

El coordinador federal Alberto Garzón hizo un mensaje muy cariñoso hacia usted cuando anunció su renuncia en las redes sociales. Parece al final que era el único de la dirección de Madrid que tenía una sintonía con la federal. ¿Qué ha pasado ahí? ¿Por qué había un distanciamiento entre las dos direcciones?

No lo conocía. La verdad que tengo un poco de saturación de redes y de mensajes estos días y no lo conocía, pero se lo agradezco. No hay una separación en cuanto a afinidad personal sino que hay una discrepancia política entre las dos direcciones. Creo que la dirección federal ha construido una estrategia. El compromiso de Alberto es fundamental dirigiendo la organización en un momento muy difícil no solo en Madrid sino en el conjunto del Estado. Y creo que en los momentos difíciles los liderazgos se demuestran no dejándose llevar por la corriente sino luchando por lo que crees que es mejor para el conjunto de organización. En ese sentido, mis compañeros de la dirección de Madrid se han equivocado y esa es la distancia que hay, que es evidente que existe. Pero luego la realidad es la que pone cada uno en su sitio y espero que el grueso de lo que está planteando Alberto, de lo que está planteando la dirección de Izquierda Unida tenga un buen resultado en este momento y que nos haga rectificar en Madrid. Yo trabajaré además en eso.

¿Cómo es su relación con sus compañeros de la dirección de Madrid actualmente?

No te voy a ocultar que es una relación fría, porque esto ha sido un shock. Ninguno estamos felices con lo que ha ocurrido. Ni los que defendíamos una posición que no ha sido mayoritaria y que lo apostamos todo a que saliera porque sabíamos que si no sale va a ser un drama la fragmentación de la izquierda, ni los que se han quedado porque tienen la responsabilidad de gestionar este resultado que es muy grande. Entonces es una es una relación afectada por este distanciamiento político, pero creo que con el tiempo, con el debate y con el compromiso que todos tenemos, se irá reconstituyendo.

¿Cree que ahí fuera la sociedad entiende estas guerras internas o estas guerras a la izquierda?

Creo que no. Pero como estoy dentro no puedo hacer de portavoz de quienes están fuera. Pero vamos, por lo que he podido escuchar de mi familia, de mi entorno de personas que no son militantes, de compañeros del Ayuntamiento y tal, no lo entienden y yo tampoco soy muy capaz de de explicarlo de forma sencilla. Y eso es una señal de que algo falla.

¿Este tipo de conflictos no amenazan con desmovilizar en un momento en que los gobiernos van a jugarse por muy pocos votos?

Sí lo creo. Es una realidad. No es que sea un riesgo sino que es una realidad.

¿No se debió tener en cuenta la experiencia de Luis García Montero en 2015?

No solo esa experiencia porque la verdad es que fue una situación muy excepcional, aunque todas las situaciones son excepcionales. Pero sí, desde luego. Es una desgracia que hayamos tenido cuatro años de gobierno del Partido Popular con Cristina Cifuentes. Los cuatro años de gobierno del Partido Popular en la comunidad, con todo lo que hemos vivido, si nos los hubiéramos podido ahorrar hubiera sido un deber con todos los madrileños.

¿Cree que estos compañeros que han defendido esta postura, si sus temores se cumplen el 26 de mayo e Izquierda Unida queda fuera de la Comunidad Madrid, deben asumir responsabilidades?

Todos tenemos que dar cuenta de nuestra gestión. Tendremos Asamblea de Izquierda Unida de Madrid después de este proceso [electoral], nos toca hacerla por el periodo estatutario previsto y creo que obviamente, en una decisión de tanto calado, todos tendremos que rendir cuentas y ver hasta qué punto nuestras decisiones han sido correctas. Es un ejercicio democrático. No quiero decir con esto que sea un ajuste de cuentas con quien toma una decisión u otra porque todos nos equivocamos en algún momento dado de nuestra militancia. Pero sí hay que hacer un ejercicio serio de rendición de cuentas que además es muy necesario. Creo además que en la izquierda el sectarismo es muy negativo y eso no tiene nada que ver con la firmeza en las convicciones políticas que uno defiende. Pero en un momento como el que vivimos de gran diversidad, en la izquierda tenemos que pensar mucho en la responsabilidad que tenemos para no fomentar actitudes de disgregación que luego al final tienen estos resultados en el conjunto de la militancia y de los simpatizantes que se mueven en torno a las opciones políticas.

Habla de sectarismo, ¿cree que en IU se ha abandonado la ambición de intentar llegar a más gente?

No, yo creo que eso es la política. La política es así. Lo que pasa es que a veces nos miramos excesivamente el ombligo y cuando uno está demasiado pagado de sí mismo piensa que el único que tiene razón es uno mismo y eso no viene bien nunca. Pero pasa en Izquierda Unida, como pasa en Podemos, como pasa en Más Madrid, con unos liderazgos.... Hace falta más coherencia y eso que decimos de hablar más con la gente para tener un poco de distancia en algunas cosas.

¿Hay posibilidades de llegar a un acuerdo con Podemos de aquí al 12 de abril que es cuando hay que presentar las listas?

Siempre hay posibilidades. Con voluntad política siempre es posible. Ojalá.

Y en ese caso no se arrepentirá de haber abandonado el barco.

No, porque yo creo que la posición que uno tenga, que yo mismo pueda tener, puede ayudar encabezando una candidatura o reforzando un equipo de campaña. Ojalá haya acuerdo porque sería bueno para la mayoría social trabajadora.

Pero, ¿hay realmente posibilidades?

Yo veo muy pocas posibilidades. Obviamente es una situación endiablada en todos los sentidos. Pero ojalá llegáramos a un acuerdo con Podemos. Ojalá llegáramos a un acuerdo con Más Madrid. Creo que es el imperativo que tenemos y que toca explorar lo que sea. He actuado renunciando a mi candidatura cuando he creído que era necesario. No he renunciado a ningún otro puesto de dirección y ningún otra tarea porque seguiré trabajando como pueda.

¿Qué va a hacer Mauricio Valiente cuando deje el Ayuntamiento en junio?

Profesionalmente tengo mi puesto de trabajo en CEAR, que además es un trabajo que me apasiona, que he desarrollado durante muchos años con mis compañeras y mis compañeros y me reintegraré, además creo que es una parte de mi vida que necesito, que me gusta y donde aportaré. Habrá que ver con los compañeros dónde puedo encajar pero retornaría a mi trabajo.

Y qué saca de estos cuatro años en una institución.

Muchas cosas. Han sido unos años muy muy difíciles. Desde el primero hasta el último. Porque he vivido la crisis de IUCM que fue una crisis muy dura, y he vivido también este último período que ha sido también complicado. Pero han sido unos años de por lo menos, eso quiero creer, mantener una visión política coherente con la que había mantenido fuera de las instituciones. Que la institución no te cambie. Seguramente no haya sido capaz de cambiar mucho de la institución, pero al menos que no te cambie. Eso ya es bastante.

Y luego me llevo un aprendizaje muy muy grande. Para la izquierda y para la izquierda transformadora que queremos un cambio real en las sociedades, la oportunidad que hemos tenido de gobernar en estos últimos cuatro años es un acumulado imprescindible. Primero porque decíamos muchas tonterías por desconocimiento y es necesario aprender. Y segundo porque tenemos que hacer un balance de estos años. Ha habido muchas cosas que no hemos logrado hacer, muchas en las que nos hemos equivocado. Pero hay un aprendizaje con el que me quedo, que es que hay un enorme potencial. Si no nos deslizamos de la base social, si mantenemos un proyecto de cambio en profundidad, podemos cambiar a fondo nuestra sociedad. Yo me quedo con eso. No me voy con una sensación de impotencia, me voy con la sensación, estoy convencido, de que seremos capaces de configurar un espacio unitario amplio con opción de poder. Y con todo lo que hemos ido aprendiendo cambiaremos esta sociedad.

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